Como dijo Albert Cohen, “la enfermedad de los ricos es creerse pobres”. Se trata esta de una miseria motivada no por las carencias presentes sino por el presente temor al futuro: miedo a tener una vida en la que no se cumplan todos y cada uno de los propios deseos. Así es como el yo posible -imaginado- se convierte en el norte de su brújula moral; y la realidad que no entiende de ensoñaciones, el otro, en su mayor obstáculo.
El traidor que se siente traicionado
Don Cástulo recoge en esta viñeta los latidos de la política actual: