“Era de coña” debió decirle Forcadell al señor juez del Tribunal Supremo, ofuscada por el malentendido. Al final todo quedará en un problema de comprensión lectora, de esos que nos echa en cara el Informe Pisa una vez al año. A los españoles, al fin y al cabo, nunca se nos dieron bien los símbolos.
El traidor que se siente traicionado
Don Cástulo recoge en esta viñeta los latidos de la política actual: