Esa molesta creatividad
El proceso de educar es sin lugar a dudas uno de los más complejos y apasionantes a los que se enfrenta el ser humano. La educación necesita de actores que se enfrenten a la ignorancia o la inexistencia absoluta o parcial de cualquier forma de experiencia, con el animo de iluminar el conocimiento ante las encrucijadas que requieran decisiones en el futuro y de construir herramientas eficaces ante los retos que emanan del puro acto de vivir.
Cada ser llegado al mundo, nace sin el discernimiento de lo que es bueno o es malo y sin la capacidad de enfrentarse al dilema moral o ético que se desprende de cada una de nuestras decisiones. Por ello, mientras la educación técnica es acumulativa, pues no se necesita saber que antes de los trenes de alta velocidad existieron los de vapor para entender el funcionamiento y el fin de los primeros, el verdadero dilema es el que se desprende de la educación ética y del reto que representa cada neonato ante la comunidad educativa, social y familiar. Sigue leyendo