Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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¿Qué perdemos cuando decimos «migrantes» donde antes decíamos «inmigrantes»?

En Pobreza e inmigración por

Desde hace unos meses se escucha con frecuencia en los medios de comunicación la palabra «migrante», en detrimento de las más habituales «inmigrante» y «emigrante». El cambio ha sido repentino y bastante globalizado, como si buena parte de los medios de comunicación españoles hubieran reescrito simultáneamente sus libros de estilo respecto de esta cuestión.

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Cafarnaúm: lo horrible de la vida o todo lo contrario

En Cine por

Nadine Labaki (Caramel, Et mainteinant, on va oú?) firma esta sinfonía de imágenes e historias extraordinarias.

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Hacia el légamo venezolano

En Mundo por

Hace tiempo que las noticias acerca de Venezuela circulan por los medios de comunicación del mundo al mismo ritmo que los millones de venezolanos dejan el país. Antes era la confluencia de crudo e injerencia la que partía de la República Bolivariana.

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La vida y los personajes secundarios

En Asuntos sociales por

Me gustaba bajar a tomar una cerveza en el bar de Juan cuando no tenía nada que hacer. Compartir con él detalles nimios de la vida; que si hace frío; que si vienen pocos clientes; qué mal esta el Real Madrid; está rico este pincho; ponme otra cerveza; ¿tienes mechero?; qué tranquilo está el barrio… Su bar ni siquiera era bonito, no sé muy bien por qué entré un día allí, qué me llamó la atención o qué estaba buscando, pero Juan se convirtió en uno de los actores secundarios de mi vida. Sigue leyendo

El pánico migratorio en la política nacional

En Andalucía/España por

Primeros pasos del nuevo partido ¿populista? que ha aparecido en Europa. Vox, formación que se autodenomina de “extrema necesidad”, ha llegado a un acuerdo con el PP para facilitar el relevo en el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Andalucía.

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Remiendos

En Viñetas por

“El miedo a la pobreza se agudiza mucho en nuestra sociedad del espectáculo, en la que los ‘pobres’ tienen un pésimo papel”, dijo Jorge Valero en su artículo Visibilizar mediante la palabra hace no mucho a propósito de la aporofobia. Ha pasado un año desde que la Fundeu la clasificó como palabra del 2017. ¿Algo ha cambiado?

“Era bonito”

En Asuntos sociales/Reminiscencias de una hormiga por

Este joven masticado por la droga podría reconocernos por la horma irrepetible de nuestros cogotes, si no fuera porque no le queda memoria para nimiedades. Apareció hace cinco años, procedía de esa germinación espontánea de donde vienen todos los yonquis y todos los borrachos. Brotan y ya está. Sin más.

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Defender la propiedad privada y no destruirla en el intento

En Economía por

Pareciere que, al hablar de propiedad privada, tuviésemos un falso dilema entre dos extremos. En el uno, el liberalismo económico (Vallet de Goytisolo, 1974, p. 54), que defiende de forma absoluta la propiedad privada, como si esta fuese intrínsecamente buena; en el otro, otra forma de liberalismo, que tiende a suponer que “la propiedad es un robo” que atenta contra la libertad de los hombres.

El darle a la propiedad privada un valor intrínsecamente bueno es atentar contra ella, y los defensores del liberalismo económico son confundidos erróneamente con defensores de la propiedad privada. De hecho, Chesterton, en su libro Esbozo de la cordura dedica una palabras inusualmente duras a quienes vivimos en lo que él reconoce como capitalismo: Sigue leyendo

Sobre pesos muelles, motores y clavos (sobre el desarrollo económico mundial)

En Economía por

Yo veo la economía mundial como tres grandes bloques muy pesados. El primer bloque representa al mundo desarrollado (bloque D). El segundo bloque pretende ser el de los países emergentes (Bloque E). Por último, el tercer bloque es el formado por los países anclados en la pobreza (Bloque P). Estos bloques no son rígidos, como si fuesen de hormigón, sino que son de una sustancia elástica y adherente. Es decir, en un determinado momento, un bloque se puede desgarrar en dos o, también, se pueden unir dos formando uno solo.

Los tres bloques se mueven en campo abierto, pudiendo evolucionar en cualquier dirección. Ahora bien, parece haber una dirección predominante y según esta dirección el D va delante, luego el E y, por último, el P. Diré que esa dirección es la de la prosperidad. Los tres bloques están unidos unos a otros por muelles. Cada bloque tiene, además, un pequeño motor que impulsa al bloque hacia esa dirección predominante con tanta mayor fuerza cuanto mejor funcione. Los clavos, de momento, no aparecen. Sigue leyendo

Visibilizar mediante la palabra

En Asuntos sociales/Pobreza e inmigración por

Mucho me temo que hay cosas que pasan sin hacer ruido, como si fueran invisibles, durante todo su trayecto vital. Y mucho me temo que hay personas a las que les sucede algo parecido: su vida ha quedado desenlazada de la del resto de sus conciudadanos, su presencia en este mundo parece no afectar en nada a la de los demás. Somos capaces de pasar a su lado sin percatarnos de su situación de extrema debilidad y soledad.

A finales de 2017 la Fundación del Español Urgente (Fundéu) decidió que “aporofobia” iba a ser entronada como la palabra del año –pienso ahora en la cantidad de palabras existentes, y se me ocurre que probablemente no conozco una competición más difícil de ganar que esta. Aporofobia, pues, que no es otra cosa que “el miedo a las personas pobres o desfavorecidas”, según nos informa la RAE apoyándose en la etimología de la propia palabra. Sigue leyendo

Se alquila ciudad (solo por Airbnb)

En Asuntos sociales/Economía/España/Pobreza e inmigración por

Hasta antes de que estallara la crisis económica en el año 2008, cuyo principal desencadenante en España fue la burbuja inmobiliaria, persistía la mentalidad de que alquilar era “tirar el dinero”. Tanto es así, que en nuestro país a día de hoy casi ocho de cada diez personas son propietarias de su domicilio habitual, concretamente un 78,8% de los españoles. Esta cifra, por encima de la media de la Unión Europea (70,1%), hace de España un país de propietarios.

De acuerdo con los datos del último Eurostat, junto a nuestro país se encuentran en la cima de la clasificación Rumanía (96,1%), Eslovaquia (90,3%), Lituania (89,9%), Croacia (89,7%) o Hungría (89,1%), países con tasas de población propietaria muy altas, pero que cuentan con una historia, en cuestiones de propiedad, bien diferente a la de España

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De refugiados a aporofobia: esto cuenta la palabra del año

En Asuntos sociales/Pobreza e inmigración por

La Fundación del Español Urgente (Fundéu) selecciona anualmente desde 2013 una ‘palabra del año’ entre todos los términos de la lengua española. No es una palabra nueva, o no tiene que serlo, sino que debe ser una que suscite un interés lingüístico “por su origen, formación o uso” y, enfatiza la organización, “haber tenido un papel protagonista en el año de su elección”. En este caso, la palabra que más ha cumplido estos requisitos ha sido aporofobia.

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Un paseo por el Cielo

En Diario compartido/Mundo por

Maximiliano tiene 10 años y de mayor quiere ser piloto. Sin embargo, es probable que nunca cumpla su sueño. Tiene miedo a las alturas, pero le gusta la idea de volar, aunque nunca lo haya hecho. Vive en la Villa 15 de Buenos Aires (Argentina), aquella conocida como Ciudad Oculta. La misma que el Gobierno tapió para esconder la miseria local a los ojos de las Olimpiadas de 1956. Reside en una obra a la que un europeo no podría llamar hogar. Cerca del fantasma de un viejo hospital que nunca llegó a construirse, y que, desde 1941, solo se ha usado como refugio para muchas personas. Nadie sabe una cifra exacta, no hay censos. Tampoco interesan. Al menos, de momento. Sigue leyendo

El banco, el sheriff y los mendigos

En Pobreza e inmigración por

Al lado de mi casa, hay un local abandonado que desprende el aroma de las cosas proscritas por el tiempo en que vivimos. No hace mucho, perteneció a uno de esos bancos que la crisis obligó a reinventarse con el apoyo tácito de todos. En la entrada del local, por donde antes pasaban clientes y empleados, alguien ha colgado la fotografía en blanco y negro de una vieja película americana. En ella, aparece un sheriff clásico, con chaleco, estrella y pistola, que te mira directamente a los ojos amenazándote si eres un cuatrero en busca y captura y transmitiéndote la confianza de quien vela tus sueños si eres un honrado miembro de la comunidad.

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J. Lemon – Internet para todos

En Viñetas por
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Mientras Facebook, Apple, Google y las grandes tecnológicas van curvando los límites de lo imposible, aproximando las comunicaciones y las experiencias de encuentro a otro estadio, África, Haití y las zonas más remotas de la selva asiática siguen demandando lo mismo desde el comienzo de los tiempos: harina, techo, agua y algo de levadura.

Lo que se escurre en un tweet…

J. Lemon – Mundos paralelos

En Viñetas por
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¿Cómo apelar emocionalmente a alguien embebido con Pokemon Go! o con las mejores caídas de YouTube a la realidad y complejidad de un conflicto, cruel y abominable, como es el de Siria? ¿Qué le dice esta guerra a él mismo como persona? ¿Es posible que esa guerra le pueda apelar, conmover, en un plano de realidad tan fuerte (a miles de kilómetros de distancia) que lleve al alienado a salir de sí mismo y encontrarse con el otro?

Publicamos en las redes un falso “estado”, imaginando que siempre tenemos algo importante o interesante que decir, algo vital para el otro pero que en realidad no encierra sino una ensortijada maraña de superficialidades. Nuestros ascensos por un puñado de likes, promociones por promocionar la miseria o alimentar el fluir de cadenas de mensajes de índole esotérico, donde lo cuantitativo (pasa este mensaje a 10 personas o se te caerán las pestañas para siempre) y no la experiencia cualitativa, es lo que te salva.

 

Fragmentos extraídos del artículo “Juego de Fundamentalismos”.

Un monje de Leyre se libera: digresiones chestertonianas

En Asuntos sociales/Religión por

Pocos espectáculos llenan el alma de gozo como la estampa que ofrece el monasterio de Leyre, que se alza victorioso sobre el embalse de Yesa, en Navarra, enclavado en la sierra de Errando, y custodiando a los peregrinos del camino de Santiago aragonés. En esa mágica balconada los monjes benedictinos elevaron un monasterio y una iglesia que es, hoy en día, una de las joyas del románico más auténtico y mejor conservado de la península ibérica. Sigue leyendo

Tintín en el Atlas IV: Tierra y hambre (1)

En Diario compartido/Especial Tintín en el Atlas por

MARTES 22 Y MIÉRCOLES 23 – ERFOUD

Llevamos cuatro días en Marruecos y no siento nada.

Sé que he vivido mucho desde que salí de casa. He cumplido, a un puñado de kilómetros de Tánger -casi a la primera de cambio- con el propósito originario de mi aventura y de este escrito. He tenido ocasión de asomarme a otra persona y encontrarme a mí mismo. Pero no siento nada.

He comido un Tajín, he regateado unos fósiles, he dormido en el desierto, casi atropello a una oveja y a una madre, me he planteado comprarme una alfombra bereber. He reído las gracias de españoles que no tienen gracia y he tomado el pelo un rato largo a unos cuántos marroquíes que en ese momento aborrecía con todo mi espíritu. He cantado, bailado y reído con mis compañeros de viaje. He registrado con mi cámara el pliegue del alma de este país, a medio camino entre la miseria absoluta y una suerte de Almería a lo basto, con desierto, plástico y autopistas de peaje. Sigue leyendo

Algunas consideraciones inapropiadas

En Cultura política/España/Pensamiento por

¿Por qué el debate público se encuentra intelectualmente cosificado?

Desigualdad, paro, pobreza, empleo, bienestar… han terminado funcionando como cifras terminológicas de datos estadísticos que trasladan un significado unívoco y cerrado sobre la realidad social.

No son palabras discutidas intelectualmente, problematizadas en tanto nombran una experiencia moral compleja y, por ello, por estar vinculadas con los casos concretos de personas singulares, poseen muchas caras y ofrecen amplias posibilidades de interpretación. Al contrario, esas palabras operan como bloques sin fisuras, estructuras simbólicas cuyo sustrato estadístico las transforma en torres inalcanzables para cualquier tentativa de comprensión moral de lo que representan. Sigue leyendo

La banalidad de nuestro mal (II): Convivir con lo invisible

En Economía/Pensamiento por

IMPORTADO POR

EL CORTE INGLÉS S.A.

Hermosilla, 112

28009 MADRID-ESPAÑA

Me explico: He hecho el trabajo de quitarme la camisa y rebuscar en ella en busca de algún tipo de información. Además de lo ya señalado, he podido averiguar que está hecha completamente de algodón y que si la lavo a más de 40 grados centígrados probablemente el resto de mi colada se vuelva color de rosa.

(viene de un artículo anterior: ‘La banalidad de nuestro mal‘)

En nuestras dinámicas de compra los productos simplemente están ahí, no hace falta que nos preguntemos ni por qué ni cómo. En una sola estantería de un país moderno podemos elegir entre una veintena de variedades distintas del mismo bien, muchas de las cuales se fabrican a centenares o miles de kilómetros de distancia. Los instrumentos de estudio de mercado permiten al productor danés darse cuenta de que si traslada parte de sus cajas de galletas de mantequilla a la otra esquina del continente obtendrá beneficios de forma más eficiente que si reduce su ámbito de negocio al mercado local.

Hasta ahí, parece que todo es correcto: el mercado es capaz de movilizar la actividad económica allí donde el mercado permite detectar una bolsa de necesidad (una demanda) susceptible de ser cubierta de forma que tanto productor como consumidor obtengan un beneficio.

Ahora bien, este tipo de análisis, que es el que habitualmente se realiza a la hora de valorar la conveniencia o no de una decisión comercial (tanto de compra como de venta, en términos de coste de oportunidad) no da razón de la realidad de la actividad económica. Es únicamente un análisis relacional, un marco cerrado que limita la perspectiva al intercambio entre dos o varias voluntades, dentro del cual no entran –ni deberían entrar, a juicio de algunos– todos aquellos factores que inevitablemente forman parte de la realidad del producto. A estos factores los he llamado “lo invisible”. Sigue leyendo

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