Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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Periodismo

Contra Cristián Campos: Adiós al ruido y la furia

En Periodismo por

Hace pocos días el columnista Campos arremetió contra el socialismo del siglo XXI, que se construye no sobre la realidad de la injusticia social sino a partir de un curioso proceso digestivo, que consiste en devorar y hacer suyo cualquiera clamor victimista. Es un proceso necesariamente dialéctico, de distinción y señalamiento condenatorio del culpable.

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Soy un cínico, ¿sirvo para este oficio?

En Periodismo por

A nivel semántico, cínico siempre me había sonado a cítrico. A algo que se le echaba a la tónica con un poco de ginebra y cicuta un martes por la noche. Es curioso -ahora lo veo de este modo-, cómo nuestra falta dominante muchas veces se esconde en un chiste, en una curiosidad, en un apunte aparentemente inocente en la solapa del diario.

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Primera lección del becario: la humildad

En Periodismo por

Durante mi etapa de becario en ‘El Mundo’ cometí una metedura de pata que llevó a la jefa de sección a mandarme un email de reprimenda (y con razón). A lo largo de un teletipo que había rehecho casi palabra por palabra había sustituto la palabra ‘Brexit’ por ‘Breixit’. ¿Por qué? Ni yo mismo le encuentro explicación a día de hoy, supongo que cortocircuité. 

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Todo o nada: la inmoralidad de la pureza

En Cultura política por

Hay un selecto grupo de personas que, en nombre de la pureza, y defendiendo grandes ideales, renuncia a cualquier contacto con la realidad política, prefieren destruir lo que hay antes que aceptar medirse con las imperfecciones de lo posible. Ya sea porque consideran impura la realidad, o porque la condenan sin remedio, el caso es que descartan cualquier intervención sobre las cosas, tal y como están. Siguiendo esta actitud fuerzan a la realidad a obedecer a ley del “todo o nada”.

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La escritura

En Viñetas por

Decía Camilo José Cela que “la más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir”. La del periodista -con mayor rigurosidad-, va por estar línea. ¿Qué está pasando, entonces? ¿Por qué se lee menos?

Periodistas, ¿parte del problema?

En Periodismo por

Decía Enrique Meneses que el periodista ha de entender su oficio como el de un aventurero. Ante cada obstáculo, cada revés del destino, se le presenta la oportunidad de probar su valentía, su raza.  Y puede que en  algunas honrosas ocasiones, cuando se haya metido tan hasta el fondo con un tema en el que los actores implicados tengan que emplear el soborno o manipulación para acallar su historia, se den las circunstancias para sacar a la luz su calado moral; ese que se aprendía más en las meriendas con Nocilla que en las cañas de la facultad.

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García-Viñó: el azote del grupo PRISA

En Periodismo por

Manuel García-Viñó fue el crítico más riguroso a la hora de analizar la Novela en España, quizás también el que mejor conocía el género. Antonio García Trevijano ha sido uno de los pensadores más molestos para el poder en nuestro país antes, durante y después de la Transición. Txalaparta es una editorial abertzale conocida por dar voz a quienes no podrían publicar de otra forma, asesinos incluidos.

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Uganda, el país del millón de refugiados

En Mundo por

El pasado 16 de febrero, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunció que Uganda había alcanzado oficialmente el millón de refugiados procedentes de Sudán del Sur. Si le sumamos el número de refugiados originarios del Congo y otros países limítrofes, la cifra llega hasta 1.400.000 personas.

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Interpretando la inmigración en España a través de Zizek

En Cultura política/Pensamiento por

La situación que se vive actualmente en las costas del sur de España con el tema de la llegada masiva de migrantes africanos ha acentuado un problema con enorme calado popular, más si cabe tras la decisión de acoger en territorio español a los tripulantes del Aquarius tras denegarles el gobierno italiano el atraque en cualquier puerto italiano.

Quizá la llamada a la defensa de las sociedades nacionales frente a todo lo que provenga de fuera, la reafirmación de “lo nuestro” frente a “los otros, o simplemente el sentimiento de rechazo frente a aquel al que es considerado como diferente lleva a sostener y a movilizar la pasión de las gentes de las democracias occidentales. Y todo ello de la mano del miedo.

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Lo delicado del asunto es inversamente proporcional al modo con el que se estátratando a través de muchos medios de comunicación de masas y a través de las redes sociales. La viralización del contenido relacionado con los asaltos a la valla fronteriza entre Marruecos y España en redes sociales u otros canales de comunicación es tan inmediato como carente de verificación por parte de las personas que lo difunden.

La distorsión de los medios

Este ejemplo de transmediación en el que muchos sujetos receptores y distribuidores simultáneamente de noticias no ofrecen tiempo material al escrutinio de la noticia leída provoca un enorme daño a la imagen del problema mismo, afectando principalmente a algo tan importante en este tipo de asuntos como es la visión con perspectiva del problema.

Es imposible que se cree una opinión equilibrada desde el momento en el que pueden difundirse rumores sobre agresiones a miembros de la seguridad nacional española aprovechando la verdadera existencia de estos enfrentamientos, pero tergiversando ciertos componentes informativos que acrecentan la emotivización del lector y lo involucran casi de forma “estomacal” en los hechos, obligándoles a tomar parte por un uno de los bandos y así señalar de forma directa quiénes son “los buenos” y quiénes “los malos”.

La banalización por principio

Como escribe Zizek (2009) en su libro Sobre la violencia: seis reflexiones marginales, un no actuar puede ser mucho más violento que la acción directa, pero del mismo modo, es esencial no caer en reduccionismos simplistas que corran a activar la obligación de actuar, aunque sea de forma fútil, a la sociedad occidental a través de canales de comunicación que no hacen más que banalizar en muchos casos la raíz del conflicto. 
Zizek parte de una distinción entre tipos de violencias en dicho libro. En él establece que existe una violencia subjetiva (violencia tal cual, una agresión o la guerra, por ejemplo), la simbólica, referida al lenguaje y la violencia sistémica, aquella que es provocada por desajustes causados por los sistemas políticos y económicos y que son más difíciles de percibir, pero que a su vez dan explicación a muchos conflictos geopolíticos actuales y que se manifiesta en la miseria que millones de seres humanos sufren hoy en día y que les causa la muerte.

Para el filósofo esloveno, en occidente tenemos una ceguera selectiva que nos impide ver esta violencia sistémica que hace que no comprendamos determinados casos de violencia subjetiva y hace que no nos enfrentemos igual ante este problema como ante un atentado terrorista en el cual hay muchas menos víctimas mortales.

En resumen, esa violencia sistémica de la que habla, apoya gran parte de su discurso en el miedo a la diferencia. Como dije al inicio del artículo, quizá el miedo a lo diferente y desconocido sea uno de los pilares sobre los que resida el rechazo inicial ante los hechos ocurridos en la valla, pero lo peor es que dicho miedo hacia donde conduce es hacia un camino de apatía y de inmovilización por parte de la sociedad que, acompañado de unas políticas con claros fines económicos que proclaman el respeto a la diversidad por un lado, mientras que por el otro declaran la intolerancia a la ocupación de los espacios propios, pueden provocar un conflicto social inevitable en una sociedad más comunicada que nunca.

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10 libros a leer por el periodista literario

En Periodismo/Reminiscencias de una hormiga por

La cronista Leila Guerriero (1967) desconfía de recetas que expliquen cómo escribir periodismo narrativo. En el recopilatorio de artículos Zona de obras (Círculo de Tiza), no construye decálogos ni destila axiomas. Simplemente, pinta su forma de trabajar, por ejemplo, sus encierros de 16 horas frente al ordenador, sin teléfono ni correos electrónicos, contando, tachando y puliendo con una concentración monacal. Zona de obras, como destaca diestramente Juan José Millás en su reseña La trastienda de una india, es “un libro de misterio, una pesquisa detectivesca sobre la necesidad de narrar. En otras palabras: sobre la necesidad de leer”.

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La verdad de George Orwell

En Cultura política/Historia por

Frente a otros novelistas, Eric Arthur Blair no se equivocó en la fecha. Siempre parece que se equivocan los autores de distopías, por exceso o por defecto, a la hora de situar en el tiempo la fecha de llegada de ese futuro lleno de miedos, marcado por el apocalipsis o habitado por el último hombre. Pero Eric, que había adoptado el pseudónimo de George Orwell, no lo hizo, al situar en 1984 la trama de su inmortal novela del mismo nombre; ese año aun sobrevivía, aunque escondiendo su debilidad terminal, la utopía comunista que denunció casi a contracorriente. Había muerto décadas antes el inspirador del personaje del todopoderoso cerdo Napoleón, pero el Animalismo revolucionario seguía vigente (al menos formalmente) y el todopoderoso Gran hermano perduraba todavía (aunque solo sobreviviría un lustro más a esa fecha icónica). Sigue leyendo

¡Diviértete hasta morir!

En Periodismo por

“En 1984, agregó Huxley, la gente es controlada infligiéndole dolor, mientras que en  Un mundo feliz es controlada infligiéndole placer. Resumiendo, Orwell temía que lo que odiamos terminara arruinándonos, y en cambio, Huxley temía que aquello que amábamos llegara a ser lo que nos arruinara. Este libro trata de la posibilidad de que sea Huxley, y no Orwell, quien tenga razón.”

(Neil Postman, Divertirse hasta morir, Prefacio) Sigue leyendo

Aguachirle popular

En El astigmatismo de Chesterton/España por

El aguachirri o aguachirle es un coloquialismo muy propio de la temporada estival. Las malas terrazas, o sea, las que viven a base de braguetazos estacionales, suelen convivir con este calificativo despectivo año tras año. Los turistas regulares, confiando en el calado que durante todo el ejercicio ha tenido que causar el espíritu emprendedor anunciado a toda pastilla por televisión, ven desolados que otro verano más los hosteleros no han puesto ningún tipo de remedio a la mala calidad de sus productos. Sigue leyendo

Periodistas: mis profetas favoritos

En El astigmatismo de Chesterton/Periodismo por

Desde finales del siglo XVIII hasta bien entrado el XIX, la guillotina era la última parada de las ideas desbocadas y los actos consumados con alevosía institucional. Los ilustrados se las gastaban así. Con nosotros, te mantienes peinado. Sin nosotros, tu cuero termina en un cesto.

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Líneas a un amigo

En Periodismo por

Un homenaje póstumo, especialmente de forma escrita, suele adolecer de las siguientes características: es cursi, lacrimoso, está plagado de calificativos, amplifica las virtudes del fallecido, a veces busca revanchismos extraños, le cuelga medallas personales difíciles de encontrar en la hemeroteca, escenifica las circunstancias comunes que trazaron la relación; buscando dejar claro de todas las maneras posibles la cercanía con el extinto en cuestión. Sigue leyendo

La última lección de Adolfo Suárez

En Cultura política/Dialogical Creativity por

«En 1980, Adolfo Suárez concedió una entrevista a Josefina Martínez del Álamo que se salía de lo habitual. Fue una conversación tan franca que sus consejeros decidieron vetarla. “Un presidente no puede ser tan sincero”, dijeron».

Los domingos de Abc publicó aquella entrevista con motivo de su 75 aniversario el 23 de septiembre de 2007. Hoy la ha rescatado ABC, por razones evidentes. La actualidad de los contenidos, más allá del personaje, es ahora más relevante que entonces. Los azares de su historia convierten esta entrevista en su última aparición pública, aunque aconteciera 27 años antes. Es su testamento político para nosotros.

Te recomiendo leer la entrevista entera: nos ayuda a recordar que en la vida pública siempre hay una persona detrás del personaje. Aquí reproduzco algunos párrafos directamente relacionados con la temática del blog, acompañados de una breve reflexión. Cierra esta nota su discurso electoral de 1977, con su famoso “puedo prometer y prometo”, que nos permite repasar con sus palabras lo que hizo, lo que dijo que haría y lo que efectivamente logró.

«—[los españoles] tienen derecho a conocerle. Si le votan, y si se ponen en sus manos, necesitan saber con quién se juegan el porvenir.

Sí. Ellos tienen derecho; y yo tengo la obligación de explicarme. Estoy de acuerdo. Y voy a procurar remediar ese desconocimiento; a darles una respuesta. Quiero utilizar más los medios de comunicación. La televisión sobre todo… porque en televisión soy responsable de lo que digo, pero no soy responsable de lo que dicen que he dicho… Tengo muchísimo miedo de cómo escriben después las cosas que he dicho […]

—Quizás el problema es también nuestro, de la prensa. Últimamente parece que algunos nos sentimos demasiado inclinados a ser protagonistas.

Sí. Yo noto ese afán de protagonismo. Algunos periodistas me preguntan sobre un tema político para tratar de convencerme de sus posturas. Entonces les digo: ¿Ustedes, qué quieren: saber mi opinión o convencerme de la suya?… Porque si vienen a hacerme una entrevista, les interesará conocer mi criterio, supongo. Y tendrían que escucharlo libre de prejuicios. Después, ustedes lo estudian, se informan y, si no les gusta, lo critican… Después, todo lo que ustedes quieran. Pero sólo se tienen presentes a ellos mismos. Escriben para ellos mismos… […]

Y noto, además, que algunos periodistas no intentan obtener los datos necesarios para hacer una información exacta. He hablado de Autonomías con un grupo de periodistas. Y les he dicho: ¿ustedes se dan cuenta de que han desprestigiado totalmente el estatuto gallego? Les pregunto: ¿lo ha leído alguno de ustedes? Y no… ¿Y han leído ustedes el título octavo de la Constitución?… Y no. […]

Así me va… Soy un hombre absolutamente desprestigiado. Sé que he llegado a unos niveles de desprestigio bastante notables… he sufrido una enorme erosión.

—¿Y por qué no intenta arreglarlo? Debe tener una solución.

Sí. Pero la tiene utilizando los mismos procedimientos; y no me gusta. No quiero convertirme en un hombre que busca sectores que lo cuiden, que lo mimen… ¡En absoluto, no va conmigo! Yo sólo digo que me juzguen por mis obras. […]

El 80 por ciento de lo que se escribe de mí no responde a la realidad… ¿Y qué voy a hacer? ¿Usted sabe lo que supone pasarse el día rectificando?[…]

Al final, he llegado a la conclusión de que los políticos son hombres como los demás. En el fondo, las cualidades que verdaderamente cuentan son las humanas.

Un político no puede ser un hombre frío. Su primera obligación es no convertirse en un autómata. Tiene que recordar que cada una de sus decisiones afecta a seres humanos. A unos beneficia y a otros perjudica. Y debe recordar siempre a los perjudicados… Gracias a Dios, yo no lo he olvidado nunca. Pero se sufre porque no puedes tomar decisiones satisfactorias a corto plazo para todos los españoles. Aunque esperas que sean positivas en el futuro y asumes el riesgo… Hay personas que no ven a los gobernados uno a uno… Yo los sigo viendo. ¡Les veo hasta las caras! Otro requisito indispensable en un político es la capacidad para aceptar los hechos tal y como vienen, y saber seguir hacia delante. Nunca puede sentirse deprimido. Tiene que continuar luchando. Confiar en lo que siempre ha defendido y en los objetivos programados a largo plazo… Pasar por encima de las coyunturas. Porque, a veces, las circunstancias pueden desvirtuar el destino histórico de un país. Y es preferible decir sí a la Historia que a la coyuntura. Yo lucho, intento luchar, contra esas coyunturas. […]

Hay que estar dispuesto a aceptar un grado enorme de impopularidad —como en una confesión hecha a sí mismo, arrastra las palabras—. Pero yo estoy dispuesto a eso. Lo estuve desde el primer día en que fui presidente. […]

Cuando en el año 77 se consolida la democracia y las leyes reconocen libertades nuevas, pero también traen aparejadas responsabilidades individuales y colectivas, empieza lo que llaman el desencanto… ¡El desencanto! Yo no creo que el pueblo español haya estado encantado jamás. La Historia no le ha dado motivos casi nunca.

Tuvimos que aprender que los problemas reales de un país exigen que todos arrimemos el hombro; exigen un altísimo sentido de corresponsabilidad. Y sin embargo, los políticos no transmitimos esa imagen de esfuerzo común… La clase política le estamos dando un espectáculo terrible al pueblo español. […]

Pero le hemos hecho creer que la democracia iba a resolver todos los grandes males que pueden existir en España… Y no era cierto. La democracia es sólo un sistema de convivencia. El menos malo de los que existen.

[…] Mi mayor preocupación actual es la convivencia. La democracia puede ser más o menos buena, pero lleva en sí unos altos niveles de perfeccionamiento. Y la perfección máxima consiste en la convivencia perfecta. Hay que crear las condiciones necesarias para que los españoles convivan por encima de sus ideas políticas; que las ideologías no dañen las relaciones de amistad, de vecindad.

Sé que es un objetivo posible; estoy convencido. Y si lo conseguimos, habremos hecho una labor histórica de primera magnitud. Por fin habríamos acabado con todas las previsiones de enfrentamientos históricos. La transición española dará un ejemplo al mundo.

El símbolo, para mí, es que sean amigos personas de partidos diferentes, pero amigos. Que por la mañana puedan ir a votar juntos, y después sigan charlando y discrepen, pero civilizadamente. Que no traslademos al país nuestro rencor personal. Que no ahondemos con diferencias políticas las diferencias regionales y económicas que ya existen. Diferencias que, además, tampoco son insalvables… ese es mi auténtico objetivo. Esa sería mi compensación.

[…] Cualquiera sabe lo que dirá la Historia dentro de 30 o 40 años… Por lo menos, pienso que no podrá decir que yo perseguí mis intereses.

Admitirá que luché, sobre todo, por lograr esa convivencia; que intenté conciliar los intereses y los principios…, y en caso de duda, me incliné siempre por los principios.

[…] Yo suelo decir que me he empeñado en un combate de boxeo, en el que no estoy dispuesto a pegar un solo golpe. Quiero ganar el combate en el quince round por agotamiento del contrario… ¡Así que debo tener una gran capacidad de aguante!…

Es una imagen que refleja bien mi postura. Si en mis decisiones públicas hubiera un pequeño ingrediente personal —el más mínimo— derivado de las ofensas que he recibido, en ese mismo instante me marcharía. Porque estaría cometiendo los mismos errores que se han cometido históricamente. Caería en las equivocaciones de esos políticos que, por razones personales, llevaron a España a enfrentamientos muy graves.

A veces cuesta un gran esfuerzo mantener esta actitud… A mí me han estado insultando de una forma tremenda… Y yo he seguido saludando con el mismo gesto, con la misma intención, hasta con el mismo afecto, a la persona que me insultaba.

[…] Eso es tener un cierto sentido de responsabilidad —de nuevo su voz se vuelve hacia sí mismo—… de responsabilidad histórica… que la da el cargo. Yo he sido siempre un hombre responsable.
Y también me influye la ilusión que conservo. La ilusión de que es posible conseguir lo que me había propuesto. Los políticos se rinden, a menudo, porque no ponen todo el esfuerzo necesario para alcanzar la meta; porque priman los objetivos a corto plazo. Pero yo todavía tengo una enorme ilusión. La misma que tuve toda mi vida».

Como habrás visto por las fechas, unos meses después de esta entrevista Adolfo Suárez dimitió. Sus palabras y testimonio fueron diluyéndose. González y Aznar no supieron aparcar con igual rotundidad los intereses particulares o ideológicos del bien común. A Zapatero y Rajoy expresiones como “bien común” o “Historia” les quedan grandes. Es como si les avergonzara pronunciarlas.

Suárez repasa en esta entrevista los males propios de la incomunicación, que incluso un hombre de su talla y éxito profesional sufre terriblemente en primera persona: la falta de veracidad y confianza, la difamación y la mancha del buen nombre, la imposibilidad de encontrar un terreno común para el debate cuando al otro le interesa más vencer que encontrar ese espacio común. Al tiempo, reconoce la necesidad de una comunicación más plena y sincera, más transparente, del político con los ciudadanos, aunque eso le lleve a encajar muchos golpes bajos y dolorosos. En esta entrevista denuncia ya las enfermedades más terribles del Periodismo y la Política en España: el espíritu partidario que vela por los propios intereses, siendo un mal ejemplo y alentando más a la división y al odio que al encuentro y la sana convivencia.

Suárez subraya con lucidez que la democracia es sólo una forma de regular la convivencia, la menos mala, pero también la más exigente. Lo es porque nos obliga a todos a vivir en diálogo, que es mucho más difícil que limitarse a mandar u obedecer. Vivir en diálogo nos exige escuchar y renunciar a los prejuicios, nos exige exponernos tal cuál somos, nos obliga a purificarnos de nuestros intereses y caprichos particulares, por legítimos que sean, en nombre del bien común. Nos exige trabajar juntos, codo con codo, abrazados al radicalmente distinto, pero hermano.

Por último, nos revela parte de su secreto: la responsabilidad, la ilusión y encajar todos los golpes sin devolver ninguno. Quien quiera entender, sabrá quién fue su maestro en poner siempre la otra mejilla. Nos deja un gran testamento político que es a un tiempo un gran un testimonio personal.

Merece la pena repasar los vídeos del especial de RTVE “Muere Alfonso Suárez”. Aquí, un aperitivo: su “puedo prometer y prometo” en la campaña electoral de 1977, que nos ofrece un ángulo muy distinto que la citada entrevista, aunque reconocemos en ambas a una y la misma persona. Gracias, Presidente.

Este artículo fue publicado originalmente en el blog de su autor y es reproducido aquí con su permiso.

Dar gracias, ¿por qué?: la experiencia de Dorothy Day

En Religión por

Dorothy Day no es de esas personas planas, que no molestan o dejan indiferente. Siempre fue extrema, en su vida, en sus posiciones y en su personalidad. Vivió su vida consumiéndola y consumiéndose en una intensa búsqueda de la felicidad.

Nace en 1897 en Brooklyn, Nueva York, en una familia protestante de clase media. No parece que su entorno familiar haya sido de lo más acogedor debido a un padre frío y distante. Pero la joven Dorothy, de una gran inteligencia, se apasiona por la literatura y se evade de esta manera. Los autores que más le atraían eran los que hablaban de las condiciones de vida de los pobres como London o Finger. En su adolescencia, se aleja de la religión porque ella misma dice:

“No vi nunca a nadie (en la iglesia) quitarse el abrigo para darlo a los pobres. No vi nunca a nadie, dando un festín, invitar al ciego y al paralitico…No quería de una caridad que se reserva a un pequeño grupo de gente (…)” (Day, 1952, 39) (1)

A los 16 años acaba con antelación el colegio y se inscribe en la Universidad de Illinois para estudiar periodismo. No aguantará mucho tiempo en los pupitres universitarios y nunca acabará sus estudios. Rápidamente sale a la calle para contar como malvive la gente de esta época y trabaja para varios periódicos anarquistas y de izquierdas. Su padre se niega a que Dorothy vuelva a la casa familiar y ella experimenta entonces el frío y el hambre, subsistiendo con el poco dinero que le dan sus artículos. También, milita como feminista y tras asistir a una manifestación para el derecho de voto, la encarcelan en 1917. Esa no será la única vez que esté en la cárcel, pasará allí varios periodos de su vida.

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Hay tierras que tienen que ser muy aradas par dar fruto

Empieza a rodearse de un círculo de artistas bohemios y pensadores anarquistas. Escribe una novela autobiográfica, The Eleventh Virgin, en la cual describe el ambiente en el que se mueve en esta época. Se enamora locamente de un hombre, Lionel Moise, y se queda embarazada de él a los 22 años. Por miedo a que la abandone, decide abortar. Él la dejará de todas formas poco después. Según los testimonios de varios de sus amigos (2) tras el abandono de Moise, Dorothy intenta suicidarse varias veces. Después de este trauma, se casa por despecho con un hombre que casi le dobla la edad y se dedica a viajar por Europa durante un año con él. Poco después y nada más volver a Estados Unidos se divorcian.

En 1925, se enamora de Foster Batterham, ecologista ferviente que le enseña a contemplar la naturaleza y con quién encuentra un poco de paz. De nuevo se queda embarazada y decide quedarse esta vez con el bebé. Batterham le deja la decisión a ella, no está ni a favor ni en contra. Estando embarazada, se opera un cambio en Dorothy, busca acercarse a Dios. De manera muy progresiva se acerca a la fe católica pero con un gran sufrimiento interior. Foster, el gran amor de su vida, es ateo convencido y le ha advertido que en caso de que se convierta, él no seguirá a su lado.

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Visibilizar mediante la palabra

En Asuntos sociales/Pobreza e inmigración por

Mucho me temo que hay cosas que pasan sin hacer ruido, como si fueran invisibles, durante todo su trayecto vital. Y mucho me temo que hay personas a las que les sucede algo parecido: su vida ha quedado desenlazada de la del resto de sus conciudadanos, su presencia en este mundo parece no afectar en nada a la de los demás. Somos capaces de pasar a su lado sin percatarnos de su situación de extrema debilidad y soledad.

A finales de 2017 la Fundación del Español Urgente (Fundéu) decidió que “aporofobia” iba a ser entronada como la palabra del año –pienso ahora en la cantidad de palabras existentes, y se me ocurre que probablemente no conozco una competición más difícil de ganar que esta. Aporofobia, pues, que no es otra cosa que “el miedo a las personas pobres o desfavorecidas”, según nos informa la RAE apoyándose en la etimología de la propia palabra. Sigue leyendo

Forges: hacer historia dibujando historias

En Viñetas por

Forges (Antonio Fraguas de Pablo) ha fallecido a los 76 años de edad. El afamado dibujante ya forma parte de la historia del Periodismo habiendo formado parte de las cabeceras más importantes a nivel nacional. En su recorrido ha pasado por diario Pueblo, donde debutó de la mano de Jesús Hermida, El Mundo El País además de revistas de humor como El JuevesPor favorHermano Lobo entre otras publicaciones como LecturasInterviú.

Su inconfundible estilo ha interpretado la actualidad social y política durante años abordando diversas temáticas, tonos, personajes y enfoques. Forges ha sido reconocido en numerosas ocasiones entre las que se cuentan su Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá de Henares en el año 2016, la Medalla de oro al Mérito en Bellas Artes otorgada por el consejo de ministros en 2011 y la del Mérito en el trabajo otorgada en 2007.

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Periodismo contra las fake news

En Periodismo por

Hace poco charlaba con una amiga periodista sobre la situación del periodismo en la actualidad. Mientras ella me señalaba el todavía fuerte condicionamiento de los medios y periodistas por instituciones públicas y privadas, yo, por mi parte, aceptaba estas premisas pero ponía el foco en otra cuestión: la dictadura del algoritmo.

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Puigdemont, Comín y “el cámara” de Ana Rosa: los más pillos de clase

En Cataluña/España/Periodismo por

Para los periodistas poner “Puigdemont” en un titular es garantía de movimiento. El SEO convulsiona, se pone a hacer cabriolas, cada vez que alguien menciona la palabra y la persona de moda en lo que va de año.

Cada vez que el Armin Tamzarian de Gerona, azuza la actualidad, sabemos sobre qué nos va a tocar escribir ese día. Y lo aceptamos con la mueca del cínico hastiado, del picamiserias perplejo, al que no le ha dado tiempo a digerir todavía lo del 1 de octubre y ya está en el 31 de enero.

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