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Oscar

Robert Redford aquilata su leyenda con “The old man & the gun”

En Cine por

David Lowery nos presenta este drama envuelto en seda del Mid – West, pero seda de todos modos, una película perfecta, aunque probablemente por y para nostálgicos. Nos cuenta la historia de Forrest Tucker, un encantador criminal de largo recorrido que se resiste dejar esa vida, aunque desde el minuto uno parece, más bien, la historia de todos los personajes de Robert Redford (Out of Africa, The Sting).

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Humphrey Bogart, la mirada melancólica

En Cine por

Bogie era un cínico. O más bien, llevaba una coraza de cínico. Intentaba mostrar que tenía tan poca fe en el mundo como la que tenía de sí mismo. Pero bajo ese disfraz de tipo duro, mirada férrea, cigarrillo inseparable y noches de copas, se encontraba un melancólico. Alguien que empatizaba y se preocupaba de sus amigos, su familia, su país y la gente en general.

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Taylor Sheridan: del fracaso a los Oscar

En Cine/Democultura por

En cuestión de seis años, Taylor Sheridan pasó de quedarse en paro a estar nominado a los Oscar por el guión original de Comanchería (Hell or High Water, 2016).

Tirador, Guardaespaldas, Tim Lewis, Joel Banks… ¿Les suenan estos nombres? Los personajes episódicos a los que Taylor Sheridan (Texas, 1970) ha interpretado la mayor parte de su carrera carecen de resonancia alguna en la mente del espectador. Títulos como Sicario (Denis Villeneuve, 2015) o Hell or High Water (David Mackenzie, 2016), en cambio, han logrado el aplauso unánime de crítica y público. ¿Qué ocurrió para que, en cuestión de unos años, Sheridan pasara de una carrera frustrada como actor secundario a ser uno de los guionistas de moda en Hollywood? ¿Cómo se explica este ascenso meteórico?

El punto de inflexión: aprendiendo a escuchar a la industria

Hasta 2010, el mayor logro en la carrera de Sheridan había sido el papel de Sheriff en la serie Sons of Anarchy. A pesar de ser un personaje secundario que funcionaba más bien como antagonista de los moteros protagonistas, se trataba de una posición profesional bastante ventajosa. Un trabajo que, proporcionalmente hablando y en una industria tan feroz y precaria como la del espectáculo, está al alcance de muy pocos.

Sin embargo, Sheridan no terminaba de consolidarse como actor en Hollywod. Su carrera no despegaba. El síntoma más inequívoco de su estancamiento llegó con la negativa de Kurt Sutter, aclamado showrunner de Sons of Anarchy, a renovar su contrato al alza. Teniendo en cuenta que Sheridan iba a tener su primer hijo, ya no se trataba de una cuestión meramente artística o profesional. Sabía que necesitaba el dinero para criarlo; no podía conformarse con el sueldo de antes.

Entonces fue cuando, en palabras del propio tejano, aprendió a “escuchar a la industria”.

El salto de fe: escribe de lo que sabes

Lo más lógico, podría pensarse, hubiera sido aceptar el mismo contrato y continuar en la serie mientras buscaba otro papel. Pero Taylor Sheridan tomó una decisión mucho más arriesgada: sentarse a escribir. Si nadie parecía creer en su capacidad interpretativa, quizás era el momento de dar un giro a su carrera.

Con un hijo en camino, Sheridan dimitió de Sons of Anarchy y empezó a teclear.

Según cuenta, él nunca había escrito un solo guión. Pero había leído muchos; algunos muy malos. Y sabía no tanto lo que debía hacer, sino los errores o fallos más comunes que no debía cometer. La segunda clave de su escritura, totalmente alejada de los manuales de guión o de cualquier estudio académico de narrativa, fue su propia experiencia.

Como tejano, Sheridan conocía de cerca la guerra contra los cárteles de la droga en la frontera con México. De aquí nació su primer guión: Sicario. Un atmosférico y soberbio thriller de acción dirigido por Denis Villeneuve –cuya notable Arrival está nominada en la presente edición de los Oscar– y protagonizado por Emily Blunt, Benicio del Toro y Josh Brolin.

Pero lo más impresionante no eran ni el director, ni el estelar reparto, ni la intrínseca calidad narrativa de Sicario. Tampoco su rotundo éxito mundial. Lo alucinante es que Sheridan había conseguido que produjeran y estrenaran su primer guión, hecho insólito en la carrera de un guionista.

‘Comanchería’: la revelación definitiva

Después de recibir el premio del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos por Sicario, Sheridan siguió bebiendo de la fuente de la experiencia. Esta vez en clave más socio-económica y con envoltorio de western moderno. El guión de Comanchería, a la que luego cambiarían el título por Hell or High Water, también fue vendido. Y producido.

Tras ganarse el favor inmediato de Chris Pine, joven estrella acostumbrada a proyectos más comerciales y “convencionales” como la saga Star Trek, el proyecto echó a andar. Ben Foster se subió al carro y, como guinda al pastel, Jeff Bridges también se incorporó a la película. Dirigida por David Mackenzie, Hell or High Water acumula cuatro nominaciones a la presente edición de los premios Oscar. A mejor película, a mejor actor de reparto (Jeff Bridges) y a mejor edición. ¿Adivinan la cuarta?

Independientemente de que Taylor Sheridan gane el Oscar por el guión original de Hell or High Water, su asombrosa trayectoria constituye un premio en sí misma. A los 47 años y después de remar durante más de dos décadas en Los Ángeles, Sheridan por fin ha descubierto su vocación. Y de la manera más fructífera que pueda imaginarse.

Ahora acaba de rodar su primer filme como director (Wind river, 2017), con Jeremy Renner y Ashley Olsen de protagonistas. El ascenso continúa.

 

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