Un mundo conversable
En ese fondo inabarcable de relatos que nos legó Grecia, hay uno que cuenta que Zeus, apiadándose de Alcyone y Ceyx –a quienes había condenado a tomar la forma de pájaros alciones–, decretó que durante unos pocos días del solsticio de invierno, en medio de las inclemencias de la estación, se produjera la calma para que pudieran construir sus nidos y resistir así a los embates del clima.
Desde entonces, los días alciónicos han sido imagen recurrente para referirse a esos momentos de aparente inactividad, de tregua con las duras pruebas del día a día, que resultan sin embargo fundamentales para acometer la tarea de vivir y sobrevivir en medio de esto en lo que consiste ser-humano, que es primordialmente ser-en-relación o, mejor aún, ser-en-conversación. Sigue leyendo