Alguien tenía que decirlo, por todos los que ya están hartos de hacerlo: deja de hacer el ridículo en Facebook.
Yo sé que no lo haces a propósito y que cuando compartes –por cuarta vez este año– una noticia de 2007 y te indignas porque ningún periódico ha abierto hoy su portada con eso lo haces sin maldad. Lo cual no deja de hacer la situación profundamente triste y exasperante.
Piensa en esto si no lo has hecho: somos mucho más poderosos hoy de lo que éramos antes de la web 2.0. Desde la intimidad de nuestra alcoba podemos explorar cualquier rincón del mundo, aprender cualquier idioma, estudiar cualquier carrera sin gastar un euro en matrículas universitarias o regalar al mundo todos los días esos versos y reflexiones “profundas” que ningún editor que se precie nos hubiera publicado (si no lo crees, mírame a mí, que para algo creé este espacio). Sigue leyendo