El incendio de la duda solo se puede extinguir con el agua de la verdad. Saber quiénes somos es el mayor de los misterios.
De niño, hubo un tiempo en el que quería ser guardabosques y caminar calmada y sobriamente entre árboles y riachuelos hasta el alba y dormir en la intemperie, como en las películas clásicas de vaqueros que tanto le gustan a mi padre, supongo que todo se pega.
Refugiarse en la soledad es muy tentador cuando el dolor y la inconformidad repentinamente se instalan en nuestra vida, por eso, como si se tratara de una grata sombra huimos del calcinante sol del miedo, cuya omnipresente luz revela la verdad de lo que somos. La soledad da sombra al molesto calor de afrontar las responsabilidades de nuestros actos, que indudablemente nos definen. En esa tesitura se encuentra el protagonista en Firewatch, un videojuego focalizado fundamentalmente en una narrativa íntima y absorbente. Sigue leyendo