Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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Blanca de los Ríos o el feminismo ensalzado

En Mujer y género por

Hay una generación española de hombres y mujeres de letras de una calidad humana y literaria difícilmente igualable. La historia los ha aglutinado a todos bajo el nombre de la “generación de plata”, quizás en injusta comparación con aquellos del “siglo de oro”. Dentro de esa generación hay una mujer que brilló con luz propia. Erudita, experta en sus hermanos de aquel siglo aúreo, luchadora por la unión de las Américas y feminista, Blanca de los Ríos fue una mujer destacable.

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Exuberancia irracional

En España por

El miedo y la insatisfacción son como dos grandes lentes que han acabado condicionando la percepción de la realidad y determinando buena parte de la actualidad política y social de España y del conjunto de Europa. El temor y la falta de satisfacción democrática actúan como inhibidores de cualquier conocimiento regido por los principios de universalidad. Y así tendemos a seleccionar aquellos aspectos particulares de la realidad que son negativos y que confirman una decisión tomada de antemano.

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Genio femenino: la maternidad como esencia

En Antropología filosófica/Asuntos sociales/Mujer y género/Pensamiento por

Hoy en día se hace énfasis en la construcción social e histórica de la maternidad como si se tratase de una mera función social. ¿Cuál es el propósito? Una función social es cambiable y puede evolucionar, la identidad profunda de una persona, no. Existe un grave riesgo de que la maternidad se viva actualmente como una carga y no como una vocación que permita a la mujer crecer en su humanidad. Queriendo “liberarse” de sí misma y de lo que es, a fin de cuentas, se destruye y con ella, su misión y su identidad.
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Guille Altarriba – Wonder Woman

En Viñetas por
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Mientras las mujeres luchan por más justicia, más equidad, mayores salarios y reconocimientos… Aquellos a los que reclaman estos derechos, les recortan la ropa y las ponen en las marquesinas a pasar frío en Navidad.

 

Viaje de ida y vuelta: del feminismo político al feminismo ético (II)

En Mujer y género por

Hace ya varias semanas que algunas mujeres, víctimas de violencia machista, se instalaron en la Puerta del Sol de Madrid y se declararon en huelga de hambre. Exigían, entre otras cosas, el tratamiento de la violencia machista como si se tratase de “terrorismo” y la formación de un gabinete de crisis en el Gobierno para abordar el creciente número de asesinatos a mujeres. Recordemos que, en solo dos meses que llevamos de 2017, ha acabado con la vida de casi una veintena de mujeres.

Parece este un buen punto de partida para recuperar lo que veníamos diciendo en la primera parte de este microensayo acerca del feminismo contemporáneo: si bien todos estamos de acuerdo en sus fines, la explicación que se hace de la violencia es tremendamente problemática. ¿Por qué?

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Oda a la gran desconocida

En Filosofía/Pensamiento por

El otro día me topé de nuevo con Pedro Antonio de Alarcón, uno de mis novelistas preferidos. Ahí estaba, en mi mesilla de noche, interpelándome desde el lomo blanco que lo envolvía; “novelas completas”, se podía leer aún. Lo abrí y escogí una de las que todavía me quedaban por leer: El Capitán Veneno. Y entre hojas desenfadas, aun cómicas –que vivamente recomiendo–, me encontré con esta perla: Sigue leyendo

La exhortación Amoris Laetitia, en 10 puntos

En Religión por

El viernes 8 de abril salió a la luz la esperada Exhortación apostólica postsinodal del Papa Francisco “Amoris Laetitia” (en adelante, AL), de gran amplitud y de contenido muy variado. Porque temíamos que no encontraras a corto plazo un buen hueco en tu agenda para leerla, Democresía te mantiene al tanto sobre sus puntos esenciales y te ofrece un análisis sistemático de las cuestiones más destacadas. Sigue leyendo

Islam y Modernidad: Reflexiones blasfemas

En Cultura política/Pensamiento/Religión por

Más tarde o más temprano, cualquiera que entre a fondo en las Humanidades o se interese por comprender la actualidad más allá de las tertulias periodísticas, termina topándose con las grandes estrellas del pensamiento actual. Toda selección es subjetiva y discutible, pero con toda seguridad el filósofo esloveno Slavoj Žižek (1949) emergerá como una de esas figuras indispensables.

Salvo por extractos aislados, fragmentos citados en otras obras y entrevistas en diversos medios, no soy lector de Žižek, lo que significa que debería tomar prestada demasiada información para poder esbozar su perfil intelectual. Por esta razón, el comentario que propongo sobre esta última obra suya se centrará en el contenido de la misma, “descontextualizado” de la trayectoria de su autor. Con todo, de los datos que fácilmente se pueden recoger en la red, a partir de la lectura de este librito sí es fácil certificar algunas de sus señas de identidad, como son la aplicación de categorías del psicoanálisis lacaniano para el análisis cultural o la hibridación del mismo con la filosofía hegeliana. Ah, y que el tipo es un verdadero agitador, en el mejor y peor sentido de la palabra. Sigue leyendo

El debate sobre el aborto

En Asuntos sociales/Bioética por

Cuando leo sobre el escándalo de Planned Parenthood –la venta de tejidos y partes de fetos abortados– y las reacciones que esto ha tenido –politizar la noticia, como hace el New York Times u ocupar las portadas de muchos portales cristianos y católicos– me pregunto hasta cuando el debate sobre el aborto seguirá siendo un tema pendiente.

No hay mucho debate, a lo sumo, peleas entre “nazis” y “retrógrados-fanáticos”, como se llaman mutuamente, o monólogos incomprensibles para unos y otros. Una excepción es el que mantuvieron en la Universidad de Yale los filósofos Peter Kreeft y David Boonin en 2008, y en 2010; esto representa de lo mejor que uno se puede encontrar googleando, y sin embargo, sigue sabiendo a poco. Sigue leyendo

Las gordas sois feas, pero sois bellas

En Asuntos sociales/Mujer y género por

Elna Baker, la gorda que no se aceptaba

A propósito del artículo del diario “El País” sobre Elna Baker; a todas las gordas cuya mente, gran esclava en el siglo XXI, more allende lo políticamente correcto. A las gordas (gordas, porque el eufemismo es en realidad un insulto) de mente abierta que trasciendan las pasiones marxistas de la emancipación de la mujer.

Es verdad que las gordas sois ‘feas’. Lo siento mucho. De veras: lo siento.

La conciencia social ha manipulado la concepción de belleza; un consenso social, de la forma por la que haya llegado a producirse, ha establecido una idea común en la mente masculina, un modelo, una causa ejemplar de atractivo.

Cabría preguntarse qué diantre es la belleza, y si son lo mismo el ser-bellolo-que-provoca-agrado. Pero esas disquisiciones metafísicas se las dejo a la lectora.

Es lógico que las mujeres intenten agradar a los hombres tanto en alma como en cuerpo. También los hombres quieren agradar integralmente a las mujeres: forma parte de ese instinto personal, de la naturaleza humana, el mendigar cariño. Somos seres sociales, y necesitamos la consideración y el amor del otro: necesitamos que nos quieran en cuanto somos, en todo lo que somos, en quiénes somos.

En otro ámbito, la autoestima está muy vinculada al asombro producido en quien se tiene al lado. ¡Qué difícil es quererse, es decir, encontrarse “bueno“, si nadie alrededor es capaz de hacerlo! Uno trueca el agrado subjetivo del que ve por la belleza objetiva de lo visto, y así llega a confundir realidad y fantasía. La sensación de desagrado del otro se convierte en un dictado metafísico, en un: “no es por él, es porque en verdad soy fea“.

Una vez más, la mujer es la víctima en la mayoría de los casos, pero también ella tiene que cambiar. Los hombres tenemos que educar nuestra sensibilidad y deshacernos de artificios, de ideas impuestas por un sistema, y volver a la realidad; hay que abandonar inventos eidéticos en favor de la belleza primigenia: la de la mujer real.

Sólo se puede amar lo bueno, sólo puede satisfacer lo bello, eso es bien cierto; pero, al margen de otras cuestiones sobre el amor verdadero (porque esto no se agota aquí), el hombre de hoy ha establecido como criterio de valoración de la belleza de una mujer la mayor o menor adecuación de la realidad femenina a la idea mental, en desafortunada y falsa inversión de los términos. Y eso ha de cambiarlo.

Pero en una sociedad que además fomenta la cosificación de la mujer y excita al hombre con erotismos y reducciones de lo femenino a un juguete sexual, el cambio, mal que nos pese, tardará en llegar. El hombre se deja, en omisión execrable e imperdonable, y desde la pornografía hasta las pasarelas de Victoria’s Secret, los ‘mostradores de la Belleza‘ lo han convertido en un monstruo. ¿Cambiará el hombre cuando la mujer es para él?

Las gordas no podéis esperar a que las piedras se hagan de carne: debéis cambiar también vosotras, y aun con desánimo, con amarga resignación, debéis afrontar la realidad de que los hombres así no pueden querer: se quieren a sí mismos en las mujeres. Es triste, por él y por ella; pero no podéis permitir que se erijan las exigencias sexuales de un demente en criterio de valoración personal. ¡No! No sois bellas por agradar a los hombres: sois bellas, y si el hombre no lo ve es su gusto el extraviado, es él el trastornado.

Entiéndanse las generalizaciones con bondad y en su sentido: aún quedan hombres buenos

La cuestión fundamental

En Asuntos sociales/Bioética por

A raíz de una polémica que nada tiene que ver con la “cuestión fundamental” hemos podido ver a todo el mundo aplaudiendo a Madonna, quien muy acertadamente dijo la semana pasada que los niños fabricados en probetas “tienen alma” y no son “niños sintéticos” como había sugerido cierto personaje.

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Imagen de ‘Huffington Post’. Por otra parte, para Madonna el alma de todo niño justifica la fecundación in vitro y los vientres de alquiler, cosa de la que ya hablaremos…

 

El hecho es que no deja de tener gracia que, si lo que dice la diva del pop acerca de los susodichos niños “químicos”, lo dijera cualquier otro acerca de los que son gestados en el vientre de sus madres, la reacción sería muy distinta.

Recuerdo que hace unos meses, tomando unas cañas –con Madonna no, obviamente– llegamos no se sabe muy bien cómo a la discusión sobre el aborto.

Un buen amigo con quien discrepo en casi todo, pese a que ambos compartimos espacio en este blog, y a quien tengo en muy alta estima quiso dejar de lado cualquier discusión bizantina diciendo:

-Todo se reduce a una única pregunta: el feto, ¿es o no es humano?

Y lo cierto es que –aquella vez sí– no pude estar más de acuerdo con él, aunque ambos tuviéramos una respuesta distinta para la misma pregunta.

El tema no es baladí. La diferencia entre una respuesta u otra es la que hay entre el asesinato de un niño a manos de sus padres o una operación para retocarse la nariz. No parece que quede mucho espacio para esos “grises” en los que tanto gustamos de refugiarnos cuando nos conviene.

Ocurre sin embargo que, por alguna clase de defecto de la lógica social, la respuesta a esta pregunta rara vez se mueve en el espacio de las dos salidas posibles: o no, y punto. Si no, ¿Cómo se explica que, ante una pregunta por el ser (¿es o no es?) las respuestas más comunes sean las siguientes?:

a) el hambre en África:

 



 

 b) el machismo

 

 


c) los desahucios

 

 

d) la dignidad de la mujer

 

 

 

e) la Iglesia Católica

 

 

  f) Franco

 

 

g) la felicidad y el sufrimiento (en abstracto, por supuesto)

 

 

   h) la masturbación (la clásica pregunta de: ¿Si te masturbas estás abortando?)

 

 

i) los curas que abusan

 

 

j) la cultura medieval

 

 

k) Y así hasta desquiciar al más razonable…

 

En definitiva, el resultado de formular una pregunta aparentemente sencilla tiende de forma irremediable a producir una ensalada de intervenciones, cada una más peregrina y creativa que la anterior, que pretenden matizar atendiendo a razones “prácticas”, teológicas, o de “progreso” a una pregunta que nada tiene que ver: ¿Es o no es humano?

Quiero creer y creo que no somos tan estúpidos. Prefiero pensar simplemente que todo cuenta si se trata de no enfrentarse a la pregunta: ¿Existe el derecho a matar por cuestiones de “utilidad” social o particular? Que, a su vez, precisa de una cuestión anterior: ¿Existen jerarquías entre hombres, cuando se trata de derechos?

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