En las Facultades de comunicación creo que se sigue enseñando el llamado síndrome del foso de orquesta. Este concepto fue definido por el asesor de Ronald Reagan y se podría explicar de esta forma: en un debate un político sube a un escenario y explica de manera efectiva y sesuda su programa. Causa buena impresión. En el momento de la réplica, su rival sube al escenario y en el tramo de escaleras resbala cayendo al foso de la orquesta. En este caso, los titulares del día siguiente se centrarán en el resbalón y no en el debate ni las medidas propuestas.
Hay ejemplos diversos: desde la cuenta de twitter de Trump hasta la mosca de Obama o el hijo de Bescansa en el Congreso. En la actualidad española hay algunas figuras que saben de este fenómeno y juegan con él a su voluntad. Sin ese foso de orquesta no hubiera sido posible, por otra parte, el nacimiento de la posverdad, y la ideologización de cualquier concepto, incluso el de la vida humana. Sigue leyendo