Se acabó
O tendría que acabarse. Diez millones de papeletas incautadas. El sistema informático para el recuento de los votos del 1 de Octubre, tumbado. Cualquier fondo público que se pudiera desviar al secesionismo, intervenido y controlado por el Ministerio de Hacienda. Los artífices de la organización del 1-O, los ejecutores de los portavoces públicos y mediáticos, detenidos. Sigue leyendo