Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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Juan Pablo II

La perversión del amor

En Amor y sexualidad/Antropología filosófica por
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He aprendido sobre el amor en un contexto cristiano. Un poema de Juan Pablo II decía “El amor me lo ha explicado todo”. Y ciertamente, el amor en el cristianismo, es vértice y es fin. El amor en el cristianismo no es abstracto, se vive en la carne y de forma concreta. Tan concreto como lo define San Pablo en una de las Cartas más bonitas de la historia: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece (…)”.

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La Teología del Libro de la Selva

En Religión por

En el último capítulo del Libro de la Selva, Kipling nos presenta a Mowgli con diecisiete años. Hace ya tiempo que mató a Shere Kan, y derrotó a los perros jaros. Ahora está en la plenitud de su fuerza, y todo el pueblo de la selva le teme. Es, como le llamarán más tarde, “un dios de los bosques”, “el amo de la selva”. Llega la primavera. Parece que todo es perfecto. Y, sin embargo… Mowgli tiene el corazón oprimido, y no sabe por qué… Sigue leyendo

JMJ: Anunciar, celebrar, compartir la fe

En #RumboJMJ16 por

Por José Gabriel Vera

Cuando a mediados de los años 80 del siglo pasado, el papa Juan Pablo II convocaba a la juventud del mundo entero para un encuentro en Roma pocos eran capaces de adivinar lo que iba a surgir de esa llamada. Desde entonces se han celebrado 35 Jornadas, la última de ellas acabó el pasado domingo en Cracovia. ¿Qué pretendió el papa Juan Pablo II y qué han pretendido sus sucesores convocando a la juventud mundial?

En primer lugar, sin duda, prolongar la misión de la Iglesia. Llamar a los jóvenes para anunciarles el Evangelio, celebrar con ellos el amor de Dios, hecho perdón y eucaristía y enviarles a la misión. La Jornada Mundial de la Juventud es una gran catequesis, un anuncio del misterio central de nuestra fe que es Cristo. Lo decía así Francisco, en la ceremonia de acogida en Cracovia: estamos aquí por la fe, estamos aquí por Jesucristo. Por tanto, ésta es la primera razón de ser de las Jornadas Mundiales de la Juventud: reunir a los jóvenes para enseñar, celebrar y enviar a la misión.

Pero además, con estos encuentros se satisface la necesidad de compartir la fe, de compartir la humanidad reconciliada en el amor. Son muchos los jóvenes que encuentran en estos días que no están solos, que miles, millones, de cristianos comparten con ellos la fe, las dificultades, las condiciones de vida, las ansias de la juventud. El ser humano crece en sociedad y necesita compartir con los que son semejantes sus ilusiones y esperanzas. No son pocos los que en estos días renuevan su fe al comprobar que, aunque pertenecen a una pequeña comunidad perdida, en un pueblo pequeño, son al mismo tiempo parte de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. En estos días se sienten miembros del gran pueblo de Dios.

Gracias a estos acontecimientos, la Iglesia hace presente en el mundo cuál es su verdadera identidad: la Iglesia existe para anunciar, celebrar y compartir la salvación de Jesucristo. No está para imponer leyes, para hacer negocios, para anular la libertad, sino para mostrar al ser humano el camino de la plenitud. Este camino se hace visible en los miles de jóvenes que participan en cada una de ellas. Cada uno de ellos, desde su lugar, desde su momento de fe, se compromete en alcanzar la santidad y arrastrar a los que tiene cerca hacia ella. Nada más y nada menos. El testimonio de alegre compromiso cristiano despierta en el mundo preguntas sobre el modo de ser y el sentido final de nuestra propia existencia. Estamos llamados a ser felices, a ser santos. Los jóvenes lo intentan y enseñan cómo realizarlo. En nuestras manos queda ponerlo en práctica. Comenzando desde ahora para encontrarnos, dentro de tres años, en Panamá, como ha dicho el papa Francisco, con el sucesor de Pedro.

 

José Gabriel Vera es el Director del secretariado de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española

La otra JMJ de Polonia

En #RumboJMJ16 por

Por Víctor Cortizo

Han pasado 25 años desde que tuve la oportunidad de participar en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebró en Czestochowa. Aquellos días acudimos una importante delegación española a un país y a una Europa que había cambiado de manera profunda. Estos días asisto emocionado a todo lo que acontece en Cracovia en estos días por una doble razón.

La primera es observar un legado que durante todo este tiempo y a pesar de los importantes cambios a los asistimos en nuestra sociedad se ha mantenido con fuerza y que ha renovado a otra generación que, al igual que la nuestra hace 25 años, expresa la vitalidad de su Fe, la actualidad de su testimonio y su compromiso en la esperanza que proporcionan a un mundo inmerso en tensiones difíciles de dimensionar y de conflictos en todos los continentes y por todo tipo de razones. Sigue leyendo

Analfabetos del sexo

En Pensamiento por

Voy a empezar citando a un filósofo que me aburre bastante por lo general, pero que me viene de perlas para esta diatriba que os traigo hoy:

Al hablar tanto de sexo, al descubrirlo desmultiplicado, compartimentado y especificado justamente allí donde se ha insertado, no se buscaría en el fondo sino enmascararlo: discurso encubridor, dispersión que equivale a evitación” (Michel Foucault, Historia de la sexualidad, vol. 1).

Lo que viene a plantear el archivista francés con estas palabras es que, así como se ha planteado en la antigua Roma y en otros pueblos de Oriente un ars erotica, nuestra tradición occidental ha desarrollado más bien una scientia sexualis, que, entre tanta palabrería y discurso sobre el sexo ha conseguido sepultar su verdad: esconder la verdad del sexo mediante el exceso de discurso, decir mucho para no decir nada. Sigue leyendo

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