Contra la lectura
En la Antigüedad lo normal era no saber leer ni escribir. No por ello las personas eran menos inteligentes, ni pensaban peor, ni se realizaban menos. La escritura era un conocimiento meramente funcional. Quien necesitaba conocerla por cuestiones mercantiles o religiosas, por ejemplo, le daba un valor bastante circunstancial al hecho mismo de saber leer y escribir.
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