A falta de confirmación del ‘incuestionable’ CIS, la primavera de 2019 ha resucitado un febril amorío en la clase política con los ciudadanos. Aunque estos mensajes no parecen calar del mismo modo en todos los oídos.
“Gobernar es pactar; pactar no es ceder”, decía Gustave Le Bond. El miércoles, el Congreso tumbó los Presupuestos Generales del Estado presentados por el Ejecutivo. “Los más sociales”, decían. Los autónomos, no obstante, respiran tranquilos. Ahora toca esperar. Nuevos comicios. Pedro Sánchez, el campeador parece -ya sí- haber muerto.
El Nuevo Mundo vuelve a ser estos días el espejo en el que se refleja el Viejo Mundo. La respuesta a la crisis de Venezuela y la posición ante Juan Guaidó retrata la situación de una Europa que está en vísperas de unas elecciones decisivas. Es muy probable que, si la “operación Guaidó” se hubiera retrasado algunos meses, con el nuevo Parlamento Europeo ya constituido, el respaldo a los venezolanos que se movilizan para recuperar su libertad no hubiera sido tan contundente como el obtenido la semana pasada (439 votos a favor –de los populares, socialistas y liberales– y 104 en contra). Antonio Tajani, presidente de la Cámara, era claro horas después de que los eurodiputados reconocieran al presidente interino: “hay países europeos a los que les falta coraje para defender la democracia”. La falta de coraje denunciada por Tajani, que ha provocado el retraso en el reconocimiento de España y la negativa de Italia, Grecia y Austria, salvo sorpresa, aumentará tras las elecciones de mayo con el incremento de representación de los populismos.
En 1957, Ignacio Aldecoa escribió Young Sánchez. Se trata de un relato callejero rico en charcos, ganchos y carajillos de barra metálica; un joven boxeador, Paco Sánchez, se prepara para un combate crucial dentro de su corta carrera pugilística. Si logra vencer a su rival, pasará de ser un luchador aficionado a una auténtica promesa nacional.
En las elecciones nadie pierde. Todos los candidatos y todos los partidos, se agarran siempre al dato que les permita hablar de victoria. Eso es así en todos los países y en todos los procesos electorales. No sorprende, pues, que Donald Trump hable de “tremendo éxito” tras los comicios de medio mandato que se han celebrado este martes, 6 de noviembre, en Estados Unidos. Pero es que, además, el presidente más polémico de las últimas décadas tiene argumentos para hablar de éxito.Sigue leyendo
— ACNUR ha documentado que existe un promedio de doscientos nicaragüenses solicitando asilo cada día en Costa Rica desde finales del mes de julio — El apalancamiento de Daniel Ortega en el poder le va restando aliados en el panorama internacional
Silvio Rodríguez escribió una canción en 1983 dedicada a la Nicaragua revolucionaria de 1979. Su letra forma parte ya de la tristemente famosa historia de violencia latinoamericana del siglo XX, donde se sucedieron masacres, se saldaron revanchismos arraigados desde muchos años atrás y donde oligarquías e intereses particulares sometieron a la población y al país a sus caprichos.
Imprevisible, inédito, desconcertante… se acaban los adjetivos para describir el cambio de Gobierno que se ha producido en España en el plazo de diez días. El inesperado giro ha sido descrito hasta la saciedad. Rajoy tenía el terreno despejado para acabar la legislatura con el apoyo del nacionalismo vasco a los presupuestos de 2018. Casi se había olvidado de que había en el Congreso una mayoría suficiente para firmar su despido. Bastaba con un cambio de los vascos, que es lo que se ha producido. Sigue leyendo
Pedro Sánchez Castejón ya es el séptimo presidente del Gobierno de España en el presente período democrático. La sucesión de carambolas que le ha llevado al cargo será digna de estudio de aquí a no mucho. Por lo pronto, podemos hacer un pequeño repaso, desprovisto todavía de la perspectiva que sólo da el tiempo. En el fondo, no ha podido resultar más español. Ha sido un “a que no hay huevos” llevado hasta sus últimas consecuencias.
La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el conocido como “caso Gürtel” causó un seísmo que sólo se explica desde que el devenir político ha pasado a ser retransmitido en directo por televisión. ¿Es grave? Gravísima. La condena civil al Partido Popular (PP) como partícipe a título lucrativo es de una extrema importancia. Sigue leyendo
Jordi Amat, escritor y periodista catalán, responde a Fernando de Haro sobre la reciente investidura de Quim Torra como presidente de la Generalitat de Catalunya, los próximos pasos del independentismo y las tensiones que se vive en la región tras la fallida declaración de independencia:
P: El presidente de la Generalitat, Quim Torra, hizo en su discurso de investidura la promesa de abrir un nuevo proceso constituyente para proclamar, lo antes posible, la república. Parece alejarse así de otras sensibilidades más dispuestas al compromiso. ¿Qué consecuencias puede tener esta decisión?
Por ahora son sólo palabras. Y diría que son palabras dichas para contentar a la CUP que en la legislatura anterior ya fue la vanguardia de una comisión parlamentaria con el objetivo de activar dicho proceso. Mientras sean sólo palabras, a corto plazo, no va a tener consecuencias. Mi duda es cómo puede combinarse una actitud de desescalada al conflicto y, al mismo tiempo, mantener un discurso que plantea escenarios de confrontación.
P: En tu libro ‘La conjura de los irresponsables’ sostienes que todo el proceso en el que estamos inmersos se desencadena por un “conflicto de legitimidades” entre el resultado del referéndum de la reforma del Estatut y la actuación del Tribunal Constitucional, instada por el PP. Me parece que sugieres que hubiera sido suficiente que el PP hubiera hecho gestos “de comprensión” hacia el nacionalismo tras la sentencia del Constitucional para no dar argumentos a un soberanismo que venía preparándose desde hacía mucho tiempo. ¿He entendido bien? ¿Cómo se hubiera podido resolver este conflicto de legitimidades cuando, según lo que dijo el Tribunal Constitucional, la reforma del Estatut desbordaba los límites de la Carta Magna del 78?
Mi hipótesis es que, tras el acuerdo del 96 entre populares y convergentes que posibilita la alternancia en el gobierno español, el desarrollo del Estado territorial del 78 se bloquea. La mecánica que hasta entonces había dinamizado ese modelo empieza a estropearse y, al fin, deja de funcionar por diversos motivos que pone en marcha el proceso de reforma estatutaria. Y entonces, sí, se produce un conflicto entre ley y legitimidad porque la soberanía, tal como se define en la Constitución, es cuestionada. Llegados a ese punto sólo un replanteamiento leal de la soberanía hubiese permitido, creo, una reforma positiva del sistema.
P: ¿Ves alguna vía para desatascar la situación?
A corto plazo, no. Estamos en un bucle degradador. Para empezar yo creo que la situación de los presos –yo creo que son presos políticos– y los políticos que decidieron instalarse en el extranjero –digamos en el exilio– imposibilita retomar unas conversaciones que, tarde o temprano, deberán producirse. Para que haya respeto mutuo, para refundar una lealtad compartida. Eso pide tiempo. Pide mucho tiempo y una generosidad que implique magnanimidad. Y cuando se haya creado ese clima, sólo entonces, podrá buscarse una solución que no será volver al modelo territorial anterior a la crisis.
P: Sostienes, si no entiendo mal, que Pujol no quería desbordar la Constitución del 78. Ya sabes que hay quien cuestiona esta tesis.
Esa es la idea que él formula en la conferencia que comento en ‘La confabulación’. Otra cosa distinta es si las políticas de nacionalización que implementó, tal como intentó contar en ‘Largo proceso, amargo sueño’, eran leales al Estado del 78. Y eso es más discutible. No digo que no lo fueran. Digo que es pertinente preguntarse por las consecuencias de dichas políticas que fueron democráticamente avaladas por la ciudadanía durante más de dos décadas.
P: Utilizas la expresión “mutación del catalanismo” y la sitúas no tras la Diada de 2012 sino en 2007. ¿Por qué?
Estoy convencido de eso. En ese proceso de elaboración, tramitación y judicialización del Estatut pasaron muchas cosas que no han sido bien analizadas. Una de ellas fue la progresiva consolidación de un movimiento soberanista dentro del cuerpo del catalanismo que fue ganando más y más espacio. Nacieron plataformas dedicadas a la movilización desde finales del 2005, hubo nuevos partidos y ganó influencia un discurso soberanista de una manera muy clara desde 2007. La conferencia de Artur Mas, proponiendo una reformulación del catalanismo, supuso el inicio de la conversión soberanista de una fuerza de las clases medias que hasta entonces había apostado por el autonomismo.
P: ¿Cómo superar el fracaso de la política, el estado de ira y de resentimiento?
Reconociendo la existencia de un problema, siendo consciente que en política lo imposible es inmoral, siendo generoso para paliar la degradación provocada y asumir que el problema de la soberanía de la nación española, tarde o temprano, deberá ser afrontado para poder encarar el futuro con ambiciosa estabilidad.
Este artículo fue publicado originalmente en Páginas Digital y es reproducido aquí con su permiso.
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El pasado 15 de enero, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dijo que su partido tenía que “aglutinar todo ese voto de izquierdas en torno a la única fuerza que puede ganar a la derecha bicéfala”. Como toda expresión surgida del argumentario de una formación política, tiende a la simplificación. Pero da una idea muy gráfica –esa era, nos tememos, la intención- del nuevo escenario que la irrupción de Ciudadanos ha traído consigo. La frenética sucesión de elecciones del período 2014-2016 ha hecho difícil encontrar el reposo necesario para hacer la digestión de tanta novedad. Ya con cierta perspectiva, unos y otros van asimilando la realidad: el centro-derecha ha dejado de ser propiedad exclusiva del Partido Popular (PP). Sigue leyendo
Desde la Antigüedad clásica se ha definido a la política como “el noble arte de gobernar”. Lo mismo pensaba el ilustre profesor de la Universidad de Harvard Michael Ignatieff (Toronto, 1947) cuando tres letrados desconocidos (a los que denominó “los hombres de negro”) le invitaron a cenar una noche de octubre de 2004 para proponerle un plan tan apetecible como indigesto: regresar a Canadá para convertirse en Primer Ministro.
“La sociedad canadiense y el Partido Liberal le necesitan”, argumentaron. Además, le convencieron de que reunía varías de las virtudes que todo representante desearía tener: mente abierta, talante dialogante y reflexivo, espíritu crítico, un sólido bagaje intelectual y experiencia internacional. Ignatieff aceptó.
Susana Díaz ha actuado como si ya fuese la Secretaria general del PSOE. Ha hecho un Rajoy para entendernos. Pedro Sánchez ha volcado sus esfuerzos en conservar los apoyos que tiene. Una especie de prietas las filas que pocos apoyos va a sumar por falta de visión y de ambición. Patxi López ha hecho el mejor debate dejando en evidencia a sus dos oponentes, cosa poco complicada, la verdad. Sale vivo del debate pero sabe que su batalla de verdad empieza el día 22 de mayo y le ha de llevar hasta el 17 y 18 de junio. El Congreso Federal del PSOE que dibujará los equilibrios de poder tras esta batalla tan fraternal como fratricida.
Nunca un proceso interno del PSOE, en la historia reciente, ha sido tan cainita. Ni en Suresnes, entre la vieja guardia y los jóvenes cachorros del interior. Ni a finales de los ochenta entre guerristas y renovadores. Ni en la pugna entre Almunia y Borrell en el 98 (la victoria más clara, por cierto, en un proceso de este tipo, que se decantó a favor del catalán por 21.394 votos). Ni la de Zapatero y Bono en 2000. Ni la de Rubalcaba y Chacón en 2012. Ni las primarias de 2014 que convirtieron a Pedro Sánchez en Secretario general por 16.352 votos. Sigue leyendo
El pasado 23 de abril, Emmanuel Macron y Marine Le Pen se convirtieron en los dos candidatos más votados entre los once aspirantes a presidir la República de Francia. Como ninguno recibió apoyo de más del 50% del electorado, ambos se verán las caras en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales prevista para el próximo 7 de mayo.
La situación, aunque previsible, no deja de ser histórica. Por primera vez en su historia, la V República será presidida o bien por un hombre menor de 40 años o bien por una mujer. También es insólito que tanto los republicanos conservadores como los socialistas hayan quedado fuera de la carrera hacia el Elíseo tras la primera vuelta. No obstante, lo más reseñable es la nueva dicotomía que encarnan uno y otro candidato: por un lado, el socioliberalismo europeísta de Macron y su movimiento En Marcha; por el otro, el nacionalismo populista de Le Pen y el Frente Nacional. Sigue leyendo
¡Menuda ha armado Donald Trump al utilizar el término carnicería en su discurso inaugural de este viernes! El párrafo completo, a medio discurso, es el siguiente:
“Madres y niños atrapados en la pobreza en los centros de nuestras ciudades, fábricas deterioradas que se extienden como lápidas a través del paisaje de nuestra nación. Un sistema educativo rebosante de efectivo pero que priva de todo conocimiento a nuestros jóvenes y brillantes estudiantes. Y el crimen, las pandillas y las drogas han arrebatado demasiadas vidas y le han robado al país mucho potencial. Esta masacre estadounidense termina aquí mismo y ahora mismo.”Sigue leyendo
De todos es conocida la situación de bloqueo político de nuestro querido país en virtud del puzzle parlamentario resultante de las dos últimas convocatorias electorales. En Democresía nos hemos propuesto alejarnos de la cómoda actitud, tan en boga, de comentar y criticar, golpeándonos el pecho con resignación ante el supuesto mal endémico nacional que se esconde tras la incapacidad para pactar de nuestros representantes, y hemos ido más allá tratando de plantear una solución constructiva. Sigue leyendo
Baltar, Brugal, Bárcenas, Conde Roa, Fabra, Gürtel, Naseiro, Nóos, Palma Arena, Púnica, Troya… Ningún caso de corrupción ha sido suficiente. También parece que nos ha dado igual la Ley Mordaza, los deshaucios, la fuga de cerebros, los papeles de Panamá, la sede embargada, el rescate a los bancos, la amnistía fiscal, los recortes en educación, en sanidad, en dependencia, y en todo en general, la reforma laboral, el abaratamiento del despido, la privatización de servicios públicos y un largo etcétera. El 26-J, el Partido Popular ha sido, de nuevo, el ganador de las elecciones generales.
Una campaña que comenzó a ritmo de merengue por parte del Partido Popular, y que ha finalizado con el “réquiem por un sueño” de Unidos Podemos, mientras que un Partido Socialista, sin música, trata todavía de afinar los instrumentos de la banda para comenzar la actuación, y Ciudadanos continúa en la búsqueda de músicos. En líneas generales, una campaña con mucho grito, poco debate y menos fundamento. Sigue leyendo
En el spot de Ciudadanos ‘Héroes anónimos’, difundido el pasado mes de mayo, uno de los clientes acodados en la barra de ese bar que podría ser cualquiera encarnaba (pretendidamente) toda la sabiduría y la lucidez del pueblo español: “Yo creo que aquí solo hay uno que lo ha entendido”. Y señalaba a Albert Rivera, en la pantalla del televisor. El hombre, que peina canas, acredita barba blanca, gasta gafas de pensador anónimo y reparte flores verbales a su alrededor, erró en el quién de su sentencia. Efectivamente, aquí (en España) sólo hay uno que lo ha entendido. Pero no es Rivera. Es Rajoy.Sigue leyendo
Hay una pregunta que desde ayer por la noche retumba con fuerza en las redes sociales, tras conocerse el salto adelante del PP en las urnas en las elecciones generales de este 26 de junio: ¿Por qué?
Mariano Rajoy y el PP, quizá uno de los candidatos y uno de los partidos con los defectos más a la vista de todos los ciudadanos, ha sido el único ganador de la noche. Mientras los demás líderes y formaciones han retrocedido en apoyo o se han mantenido a duras penas, el partido del Gobierno (que ya ganó las anteriores elecciones) no solo ha revalidado su mayoría sino que, contra todo pronóstico, la ha ampliado cómodamente. Sigue leyendo