Estos días en que se habla de películas y galardones, me gustaría recuperar un largometraje dirigido por Icíar Bollaín con varias nominaciones en la pasada edición de los Goya: El olivo (2016). Al margen de la trama o el reflejo de la crisis económica y el espacio rural, lo que más me interesa de esta cinta es una perla que regala la protagonista, Alma, al dirigirse a su abuelo enfermo que ha dejado de hablar, e incluso de comer.
“Yo sé que estás ahí. Yo lo sé”, susurra la joven de 20 años a su yayo, tras acariciarle y besarle la cabeza. Esta frase pasa desapercibida en el guion. Sin embargo, es difícil que se les haya podido deslizar a aquellos que han sentido la certeza que encierra, a esos hijos y nietos que conocen bien el Alzheimer o sus variantes. Sigue leyendo