Baltar, Brugal, Bárcenas, Conde Roa, Fabra, Gürtel, Naseiro, Nóos, Palma Arena, Púnica, Troya… Ningún caso de corrupción ha sido suficiente. También parece que nos ha dado igual la Ley Mordaza, los deshaucios, la fuga de cerebros, los papeles de Panamá, la sede embargada, el rescate a los bancos, la amnistía fiscal, los recortes en educación, en sanidad, en dependencia, y en todo en general, la reforma laboral, el abaratamiento del despido, la privatización de servicios públicos y un largo etcétera. El 26-J, el Partido Popular ha sido, de nuevo, el ganador de las elecciones generales.
Una campaña que comenzó a ritmo de merengue por parte del Partido Popular, y que ha finalizado con el “réquiem por un sueño” de Unidos Podemos, mientras que un Partido Socialista, sin música, trata todavía de afinar los instrumentos de la banda para comenzar la actuación, y Ciudadanos continúa en la búsqueda de músicos. En líneas generales, una campaña con mucho grito, poco debate y menos fundamento. Sigue leyendo