La cuestión que abordo año tras año en mis clases al comenzar el curso, ya sea en la asignatura de antropología fundamental o en la de bioética, es la cuestión epistemológica. Sobre la epistemología podemos decir grosso modo que es la disciplina encargada de delimitar el campo de estudio de una determinada disciplina: señala el objeto de estudio, el enfoque desde el cual se estudia y el método adecuado para abordarlo.
La epistemología nos ayuda a ordenar, a tener claro cuál es el alcance y el método propio de cada disciplina; nos ayuda así a desarrollar un pensamiento riguroso y a saber a qué ciencia debemos hacerle qué tipo de preguntas. Además, se encarga de esclarecer las relaciones entre las diversas disciplinas, que se entreveran sin mezclarse ni confundirse, ayudándonos así a buscar respuestas con amplitud y profundidad evitando reduccionismos o extrapolaciones injustificadas.
Ofrezco un relato sobre el valor “experiencial” del juego para crear cultura y evitar el enfrentamiento que nace de la ideología o, mejor dicho, de una visión ideológica de la realidad.
Sucedió hace algún tiempo. Hacia el final de una clase de historia terminamos hablando de los movimientos postmodernos. Como parte del temario, traté de explicar la diferencia entre cultura e ideología. No recuerdo muy bien el discurso exacto, pero los márgenes eran más o menos los que siguen: Sigue leyendo
Susana Díaz ha actuado como si ya fuese la Secretaria general del PSOE. Ha hecho un Rajoy para entendernos. Pedro Sánchez ha volcado sus esfuerzos en conservar los apoyos que tiene. Una especie de prietas las filas que pocos apoyos va a sumar por falta de visión y de ambición. Patxi López ha hecho el mejor debate dejando en evidencia a sus dos oponentes, cosa poco complicada, la verdad. Sale vivo del debate pero sabe que su batalla de verdad empieza el día 22 de mayo y le ha de llevar hasta el 17 y 18 de junio. El Congreso Federal del PSOE que dibujará los equilibrios de poder tras esta batalla tan fraternal como fratricida.
Nunca un proceso interno del PSOE, en la historia reciente, ha sido tan cainita. Ni en Suresnes, entre la vieja guardia y los jóvenes cachorros del interior. Ni a finales de los ochenta entre guerristas y renovadores. Ni en la pugna entre Almunia y Borrell en el 98 (la victoria más clara, por cierto, en un proceso de este tipo, que se decantó a favor del catalán por 21.394 votos). Ni la de Zapatero y Bono en 2000. Ni la de Rubalcaba y Chacón en 2012. Ni las primarias de 2014 que convirtieron a Pedro Sánchez en Secretario general por 16.352 votos. Sigue leyendo
Cada vez que voy a mi tierra, Cataluña, tal como están las cosas, acabo metiéndome en berenjenales.
En las surrealistas conversaciones que de tanto en tanto, pacíficamente, surgen en torno a la cuestión de la independencia, hay una expresión recurrente que me hace dar un respingo: “el gobierno de Madrit“. Sigue leyendo
Aquello que sales de trabajar un día, te lían y terminas en la Universidad de Verano de Podemos (en otoño), escuchando la ponencia inaugural de Íñigo Errejón. Y, ya que estás, pues te quedas y pegas oreja a ver qué se cuenta.
Un dato curioso: el evento es en mi facultad (Filosofía UCM) y, por primera vez, no flota en el aire el tufillo a marihuana acostumbrado. Primer estereotipo roto.
Entras en un recinto vallado por el aparcamiento. A la izquierda, el “merchandaising” y los libros del líder supremo. Un poco más allá, la barra: cañas a euro y medio y “minis” de cerveza a cinco. Música de ambiente y público heterogéneo avituallándose para hora y media de arenga. Sigue leyendo
El debate de ayer noche fue aburrido se mire por donde se mire. Si hay que buscar un ganador, seguramente fue la selección italiana, que se estrenó de forma brillante ante Bélgica, para deleite de los futboleros (que pudieron aducir motivos religiosos para no tener que comulgar con el mitin electoral a cuatro bandas).
Solamente el hecho de que hubiera tres presentadores era ya un indicador de que, con tantas condiciones de todas las partes implicadas (partidos políticos y televisiones), lo que menos importaba era que se produjera algún tipo de diálogo o choque entre candidatos. Cada uno ocupó su espacio de tiempo, dijo lo que tenía que decir –que es lo que vienen diciendo desde hace seis meses– y se fue tranquilamente a su casa. Lo importante era cumplir.Sigue leyendo
Cuando leo sobre el escándalo de Planned Parenthood –la venta de tejidos y partes de fetos abortados– y las reacciones que esto ha tenido –politizar la noticia, como hace el New York Times u ocupar las portadas de muchos portales cristianos y católicos– me pregunto hasta cuando el debate sobre el aborto seguirá siendo un tema pendiente.
No hay mucho debate, a lo sumo, peleas entre “nazis” y “retrógrados-fanáticos”, como se llaman mutuamente, o monólogos incomprensibles para unos y otros. Una excepción es el que mantuvieron en la Universidad de Yale los filósofos Peter Kreeft y David Boonin en 2008, y en 2010; esto representa de lo mejor que uno se puede encontrar googleando, y sin embargo, sigue sabiendo a poco. Sigue leyendo
Dos jóvenes rabinos discutían sobre si la tradición apoyaba unos u otros ritos. Fueron a exponer su disputa a uno de los más sabios. «Yo creo que la tradición es…», dice el primero. «No, esa no es la tradición», contesta el viejo rabino. Entonces el otro, envalentonado, espeta: «Claro que no es esa; la tradición es…». Pero el anciano contesta: «No, esa no es la tradición». Confusos, ambos piden la respuesta al sabio, para así evitar seguir discutiendo. «¡Ah! Discutir. ¡Esa es la tradición!», contestó el anciano.
Hay quien relata esta anécdota como un chiste sobre la cultura judía, pero otros saben que es verdad. Es propio de judíos discutir entre ellos el sentido correcto de sus tradiciones. Es propio de griegos discutir el origen de cada cosa y el sentido de las decisiones a tomar. Es propio de romanos discutir sobre política, derecho y guerras. Es propio de cristianos discutir de todo, incluso de Teología y aun cuando durante un tiempo se jugaran la vida al hacerlo. Es, en definitiva, propio de Occidente, creer que existe la verdad, que no la inventamos nosotros –ni como personas, ni como pueblos– y que está en nuestras manos, gracias al debate, llegar a certezas sólidas que dirijan nuestra vida, y no dejar ésta al capricho, la opinión o la moda. Sigue leyendo
A raíz de una polémica que nada tiene que ver con la “cuestión fundamental” hemos podido ver a todo el mundo aplaudiendo a Madonna, quien muy acertadamente dijo la semana pasada que los niños fabricados en probetas “tienen alma” y no son “niños sintéticos” como había sugerido cierto personaje.
Imagen de ‘Huffington Post’. Por otra parte, para Madonna el alma de todo niño justifica la fecundación in vitro y los vientres de alquiler, cosa de la que ya hablaremos…
El hecho es que no deja de tener gracia que, si lo que dice la diva del pop acerca de los susodichos niños “químicos”, lo dijera cualquier otro acerca de los que son gestados en el vientre de sus madres, la reacción sería muy distinta.
Recuerdo que hace unos meses, tomando unas cañas –con Madonna no, obviamente– llegamos no se sabe muy bien cómo a la discusión sobre el aborto.
Un buen amigo con quien discrepo en casi todo, pese a que ambos compartimos espacio en este blog, y a quien tengo en muy alta estima quiso dejar de lado cualquier discusión bizantina diciendo:
-Todo se reduce a una única pregunta: el feto, ¿es o no es humano?
Y lo cierto es que –aquella vez sí– no pude estar más de acuerdo con él, aunque ambos tuviéramos una respuesta distinta para la misma pregunta.
El tema no es baladí. La diferencia entre una respuesta u otra es la que hay entre el asesinato de un niño a manos de sus padres o una operación para retocarse la nariz. No parece que quede mucho espacio para esos “grises” en los que tanto gustamos de refugiarnos cuando nos conviene.
Ocurre sin embargo que, por alguna clase de defecto de la lógica social, la respuesta a esta pregunta rara vez se mueve en el espacio de las dos salidas posibles: sí o no, y punto. Si no, ¿Cómo se explica que, ante una pregunta por el ser (¿es o no es?) las respuestas más comunes sean las siguientes?:
a) el hambre en África:
Estáis en contra del aborto “porque se mata una vida” y no decís nada de los niños que se mueren de hambre en África día tras día #respect
Por favor dignidad para las mujeres #Ley de aborto y aborto seguro ahora! — Xaviera de la Vega (@xavidelavega) marzo 18, 2015
e) la Iglesia Católica
“¡quitad vuestros rosarios de nuestros ovarios!” — xipirona (@xipirona) julio 22, 2012
f) Franco
En la epoca de Franco el aborto estaba prohibido. Esa es la postura que defienden l@s pro-vida, que curiosamente son de derechas — Rolan (@rolan_luigi) marzo 19, 2015
g) la felicidad y el sufrimiento (en abstracto, por supuesto)
Si quieren abortar; que lo hagan, ellas son las que lo van a sufrir, pues no crean que es un picnic. ¿Y necesitamos más niños sufriendo? — Berenoza (@Berenoza) agosto 23, 2014
h) la masturbación (la clásica pregunta de: ¿Si te masturbas estás abortando?)
Entonces, la masturbación es abortar millones de espermatozoides. Ostia soy un asesino.. puta ley nueva.. — Miguelo (@MiguelGallardo_) diciembre 24, 2013
i) los curas que abusan
Las mujeres no podemos abortar porque es pecado. Pero los curas pueden violar niños porque después rezan 40 padrenuestros y Dios les perdona — Zelda (@Katiaa97) marzo 9, 2014
j) la cultura medieval
El PP no ha hecho la reforma del aborto que querían, sino la q la sociedad ha consentido Su reforma era medieval. #L6Ncvillalobos — César BarbaRoja (@Cesarsvlla) febrero 21, 2015
k) Y así hasta desquiciar al más razonable…
En definitiva, el resultado de formular una pregunta aparentemente sencilla tiende de forma irremediable a producir una ensalada de intervenciones, cada una más peregrina y creativa que la anterior, que pretenden matizar atendiendo a razones “prácticas”, teológicas, o de “progreso” a una pregunta que nada tiene que ver: ¿Es o no es humano?
Quiero creer y creo que no somos tan estúpidos. Prefiero pensar simplemente que todo cuenta si se trata de no enfrentarse a la pregunta: ¿Existe el derecho a matar por cuestiones de “utilidad” social o particular? Que, a su vez, precisa de una cuestión anterior: ¿Existen jerarquías entre hombres, cuando se trata de derechos?