Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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Daesh

No solo el terrorismo: el verdadero desafío es la libertad

En Internacional/Mundo por

Por Martino Díez y Michele Brignone

Todavía nos quedan muchos años que seguir oyendo hablar de yihadismo, pero no está mal echar la vista de vez en cuando un poco más allá, hacia un Oriente Medio que después de décadas de hegemonía cultural islamista trata de dar un giro, cuando hasta en Arabia Saudí el príncipe heredero Mohamed Bin Salman anuncia que quiere abrir una nueva etapa a nivel económico y político, pero también cultural y religioso.

Aparte de las valoraciones sobre la viabilidad de esta proclama saudí, es difícil que la reforma religiosa que tantos invocan pueda llevarse a cabo realmente si no se toma en serio la insistente demanda que resuena desde 2011: libertad. Después de años de violencia yihadista, sectarismos, derivas neo-autoritarias, volvemos a partir de aquí. De lo contrario, nos adentraremos cada vez más en una guerra total. Sigue leyendo

Todos los caminos conducen al Mediterráneo

En Asuntos sociales por

Los últimos acontecimientos en su entorno natural instan a Italia a hacer todo lo contrario al premeditado retraimiento de su flamante gobierno.

En 2011, coincidiendo con el inicio de la “Primavera Árabe”, las llegadas de inmigrantes y refugiados a las costas italianas se incrementan exponencialmente; la caída del régimen de Ben Ali en Túnez y la guerra civil en Libia serán la propulsión de un fenómeno que se reafirmará tras la muerte de Muamar el Gadafi. Libia se convierte en el principal país de tránsito hacia Italia, gracias a una inestabilidad que también ha generado el caldo de cultivo ideal para el brote de redes de traficantes de seres humanos. Sigue leyendo

Intrahistoria de una manifestación politizada

En España por

Las manifestaciones las carga el diablo. Lo sabe bien José María Aznar que montó una el 12 de marzo de 2004 para respaldar sus tesis sobre la matanza del 11-M en Madrid y cavó su tumba política. El por entonces todavía presidente del Gobierno de España se trajo a todos los líderes europeos que pudo, escogió un recorrido impecable y simbólico y quiso darle el tono propio del dramatismo y la austeridad castellana. No contó Aznar con dos imponderables. La lluvia que deslució el recorrido y la reacción de la gente, nada espontánea, bien conducida y dirigida para moverle la tierra bajo los pies al, hasta entonces, todo poderoso inquilino de La Moncloa, ya en retirada. No se dio cuenta Aznar de que las manifestaciones se componen de gente, de personas. Individuos que forman colectivos. Seres humanos con sus propias inquietudes y prioridades pero también manipulables, pastoreables, que pierden parte de su identidad individual cuando se agrupan con otros seres humanos como ellos. Sigue leyendo

No tenim por

En España por

No había ninguna duda. Los atentados de agosto del 98 contra las embajadas de EEUU en Nairobi y Dar es Salaam estaban diseñados para presionar al Gobierno de Washington. Los atentados del 11-M estaban diseñados para presionar al Gobierno de España. Los atentados del 7-J de 2005 estaban diseñados para presionar al Gobierno de Londres. Las diferencias operativas y organizativas de una organización terrorista como Al Qaeda respecto de otras organizaciones precedentes eran evidentes pero su propósito era más bien tradicional. Fijar unos objetivos, identificar como conseguirlos y golpear allí donde había un flanco débil para lograr los objetivos. Sigue leyendo

Ignacio Echeverría y su tabla, contra el terror

En Asuntos sociales por

Rondaban las nueve de la noche en Londres e Ignacio y sus amigos volvían a casa en bicicleta después de pasar la tarde patinando en un parque. Dicen algunos de los que pasaron por Borough Market a esa misma hora que prácticamente ni se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo. No había griterío ni masas de gente corriendo despavorida, acaso se habrían refugiado en algún local. Únicamente algunas personas tendidas en el suelo y algo de movimiento que podrían haber pasado medianamente desapercibidos a quien pasara rápido y distraído por un lugar tumultuoso como es el centro de la capital británica.

Ignacio sí lo vio y se paró –quizá un instinto protector de esos que adornan determinadas personalidades–; tres individuos iban por la calle cuchillo en mano y en ese momento uno de ellos estaba apuñalando a una mujer. Lo que no se explica es lo que ocurriría después: se bajó de la bicicleta, cogió lo primero que tuvo a mano –su monopatín– y embistió contra los terroristas. Sigue leyendo

Juego de fundamentalismos

En Asuntos sociales/Pensamiento por

Hay una historieta de Mafalda que reza el siguiente comentario: ¿qué habrán hecho algunos pobres sures para merecer ciertos nortes? Hoy se nos presenta la misma pregunta pero desde una perspectiva diferente, quizá: ¿qué habrán hecho ciertos orientes para merecer ciertos occidentes? O viceversa ¿qué habrán hecho ciertos occidentes para merecer ciertos orientes? Sigue leyendo

La dificultad de informar sobre el Estado Islámico

En Periodismo por

Los analistas del fenómeno de la comunicación coinciden en que los medios no supieron afrontar desde el primer momento el problema de informar sobre la aparición del terrorismo del autodenominado Estado Islámico (EI). El Daesh (acrónimo en árabe de esta organización) se aprovechó, y sigue aprovechándose, de la ausencia de periodistas occidentales en las zonas que ocupa para ofrecer al mundo su visión partidista.

A este problema se añade el de la falta de calidad informativa, en general, de los medios de comunicación. Ambos fenómenos pueden justificar los logros de las campañas de propaganda de la organización. Los medios se han concentrado en el espectáculo que ofrecen las actividades del EI y han olvidado los principios del auténtico periodismo: explicar los antecedentes, contrastar las fuentes, verificar los hechos ,contextualizar las informaciones, rehuir el morbo. En resumen: imponer la información de interés público sobre el espectáculo.

 

Los medios se han concentrado en el espectáculo que ofrece el Estado Islámico y han olvidado hacer auténtico periodismo.

 

Una de las causas de esta falta de información es la ausencia de corresponsales cualificados, debido al alto costo económico y, sobre todo, al peligro de muerte o secuestro, lo que ha provocado la desaparición de la información en directo, que recae en la mayoría de las ocasiones en periodistas freelance  que se juegan la vida en pésimas condiciones.

En la mayoría de las ocasiones, los medios no han explicado el origen del fenómeno del Daesh, este grupo terrorista de naturaleza fundamentalista, yihadista y wahabita (y ahora trataré de explicar someramente estos términos), que se ha autoproclamado califato, pidiendo lealtad a todos los musulmanes y calificado por algunos como un protoestado que controla un amplio territorio de Iraq y Siria.

¿Qué es el Estado Islámico-DAESH?

En un principio fue conocido como Organización para el Monoteísmo y la Yihad, una organización terrorista próxima a Al Qaeda que pretendía hacer frente a la invasión de Iraq. Posteriormente se expandió y se autoproclamó como Estado Islámico de Iraq, renovándose durante la guerra civil en Siria y pasando a ser conocido como Estado Islámico de Iraq y el Levante, para a continuación romper su vinculación con Al Qaeda, autodeclarar su soberanía, no solamente sobre Iraq, sino también sobre Siria, y autoproclamarse califato. Como califato, reclama su autoridad religiosa sobre todos los musulmanes del mundo y persigue unir todas las regiones habitadas por musulmanes, comenzando por Siria, Jordania, Palestina, Líbano, el sur de Turquía, la península de Egipto, el este de Libia, Pakistán…

La organización se caracteriza por una interpretación fundamentalista del Islam y por una violencia brutal contra los no musulmanes y contra los, según ella, falsos musulmanes. En los territorios que domina impone la interpretación extremista de la sharia, un código detallado de conducta, con normas sobre el culto, la moral, las cosas permitidas y las cosas prohibidas y las reglas para separar el bien del mal.

En su imposición de la sharia, los miembros del EI realizan ejecuciones públicas, destruyen templos y mezquitas y practican decapitaciones masivas de cristianos que se niegan a convertirse al Islam.

El autoproclamado Estado Islámico es la organización terrorista más rica de la historia gracias al petróleo, al tráfico de órganos, a la industria del secuestro y al robo y tráfico de antigüedades.

Decía antes que su naturaleza fundamentalista es yihadista wahabita. El yihadismo es el término que se utiliza en Occidente para denominar a las ramas más radicales y violentas del Islam político, las que recurren al terrorismo en nombre de la yihad menor, de la guerra santa en nombre de Alá. (La yihad mayor es el esfuerzo que el creyente debe realizar para ser mejor musulmán).

El yihadismo es, en cuanto a doctrina política, un ideario teocrático totalitario, antiliberal y antidemocrático. Está considerado como la amenaza más grave a la que se enfrenta Occidente.

En cuanto al wahabismo, se trata de una corriente religiosa musulmana de una de las ramas del sunismo, la rama inspiradora de la ideología del autodenominado Estado Islámico y que ha provocado, según los expertos, la desunión en las comunidades musulmanas al calificar a quienes no están de acuerdo con su interpretación religiosa como apóstatas. Los wahabistas destacan por su rigor en la aplicación de la sharia y por su deseo de expansión mundial.

Habitualmente, los medios de comunicación se refieren a esta organización terrorista como el autoproclamado Estado Islámico, pero otros muchos políticos y periodistas utilizan el término Daesh, término que odian sus miembros. Daesh es una traslación literal del acrónimo árabe de “Estado Islámico de Iraq y Siria”, pero, dependiendo de cómo se conjugue, también puede significar “intolerante”, “sembrador de discordia”, etc., lo que irrita a los militantes por su tono negativo. Y por eso amenazan con cortar la lengua a quien utiliza esta palabra. A Occidente han llegado noticias de que en febrero un verdugo castigó con 60 latigazos en la espalda a un adolescente por haber pronunciado dicha palabra.

Pero muchos políticos occidentales fomentan su uso, como el primer ministro australiano, Tony Abbot, que aconseja que solo se utilice dicho término. “Lo que no les gusta a ellos me atrae a mí”, ha dicho, y el Gobierno francés ha pedido a los medios de comunicación que utilicen exclusivamente Daesh como arma lingüística.

Un sueño llamado Europa

En Pensamiento por

Hubo un sueño llamado Europa. Variaciones sobre “Gladiator” en Sol Mayor

– Dime Máximo, ¿por qué estamos aquí?

– Por Europa, mi señor

– ¿Y qué es Europa, Máximo?

(Pausa) 

– Conozco a nuestros enemigos. Son brutales, crueles, oscuros. Europa es la luz” 

Todo el que haya visto ese clásico del cine que es Gladiator, recordará sin duda ese diálogo entre Máximo y Marco Aurelio en el que cruzaban, si no las mismas, por lo menos parecidas palabras.

Europa, Roma, era la luz, sí. Pero también era y sobre todo, como señalaba Marco Aurelio, un sueño. Un sueño amenazado a cada paso por multitud de enemigos, enemigos que iban mucho más allá de las hordas bárbaras del norte. Sigue leyendo

Protagonistas de la Historia

En Diario compartido por

Estudio en París desde hace casi tres años. No es mi patria, pero con sus calles, sus músicos, sus cafés, -incluso su gente-, forma parte de mi casa y de quien soy ahora. Algunos dicen que “afortunadamente” el fin de semana pasado, no estaba en las calles de París, como hubiera sido perfectamente posible. Gracias a Dios, todos mis amigos están bien, aunque esto no elude parte del problema. Los atentados de Charlie Hebdo en enero los viví de cerca. Las calles de la ciudad vacías, silenciosas, y numerosas esquinas repletas de militares armados. Nos asustaba salir de casa y el frío se convertía en una excusa para tapar al miedo. Sigue leyendo

Silencio, “s’il vous plaît”…

En Asuntos sociales por

Ha dicho Hollande que lo de París ha sido un ataque a toda Francia. Aún más, Merkel se ha sumado y ha hecho extensiva la herida a la Europa toda de la fraternidad y de la concordia. Retóricas unitivas y consoladoras en medio de la barbarie, que se justifican por su intencionalidad última, y porque todo se perdona cuando todo calla y todos anhelan una voz a la que asirse.

Más descolocado me ha dejado el discurso de, entre otros muchos, Rajoy, que aseguraba que esto entero ha sido un golpe a la democracia, o el de Iglesias, dulce caudillo, que ha visto amenazado un estatuto de derechos. Renzi superponía la fuerza de la libertad a la fuerza de su enemiga la violencia, y así un luengo etcétera que me ha dado que pensar. Luego he observado desde el último anfiteatro cómo algunos tomaban la palestra desde la platea y los palcos más vistosos y voluminosos, y quemaban las banderas de Francia con monólogos encendidos en favor de la justicia y la equidad con las demás víctimas. Sigue leyendo

Banderolas, himnos y lemas: Todos somos Francia

En Asuntos sociales por

“Todos somos Francia”, “Todos somos París”, “#NotInMyName”, “#PrayForTheWorld” y ponte una bandera francesa en la foto de perfil de Facebook, lanza una proclama contra el terrorismo en Twitter, firma una campaña en Change.org y, a continuación, grábate cantando ‘La Marsellesa’.

Quienes pecamos de cínicos no podemos evitar la tentación de echar al carro de las habituales manifestaciones de cursilería generalizada la cantidad de banderolas de Francia que pueblan hoy los perfiles de Facebook. Es casi como si fuera parte de una obligación social, una muestra de buen gusto, demostrar lo muy unido que uno está a las víctimas de la masacre desde el sillón de casa.

Y, sin embargo, algo me dice que si el artículo terminara aquí estaría siendo injusto, me estaría equivocando. Bueno, hay algo cierto: las recogidas de firmas para pedirle al líder del DAESH que dejara de matar niños cristianos nunca le llegaron… Sigue leyendo

Atentados en París: Condenados a vivir juntos

En Mundo por


Ayer viernes, París llegó como una respuesta atronadora a esta cabeza amodorrada e instalada en la comodidad de la rutina, como una amenaza dolorosísima, poniendo de manifiesto que no es posible huir de la realidad y construir un discurso al margen del dolor, del odio y de la muerte. Ayer París me sacudió.

Como prólogo a la masacre, un amigo me invitó al teatro a ver ‘A puerta cerrada’, del francés Jean Paul Sartre, en un pequeño escenario de Madrid. A la salida de la obra, comentábamos con extrañeza las dificultades que habíamos experimentado para acceder a la propuesta del filósofo francés: “El infierno son los otros“. Sigue leyendo

Seguridad absoluta

En Asuntos sociales por

El accidente de un avión de Germanwings esta semana, que se estrelló con 150 personas a bordo en los Alpes franceses, y que presuntamente ha sido provocado por un pobre desgraciado (el copiloto) que, voluntariamente, lo estampó contra las montañas, da que pensar.

Sería un error quedarse únicamente en el jaleo que siempre se organiza cuando ocurre una tragedia de este tipo y que lleva a una búsqueda encarnizada de responsables que “podrían haber previsto” o “podrían haber adivinado” lo que iba a ocurrir, o el debate sobre si las medidas de seguridad que se aplican actualmente “son suficientemente seguras” como para prevenir con una precisión del 100% que no se vuelvan a producir incidentes como este.

Por supuesto que es un deber del Estado y de las compañías que trabajan, no solamente en el sector aeronáutico, sino en cualquier sector, trabajar al máximo para reducir cualquier tipo de fallo o error que pueda llevar a la muerte o poner en peligro a las personas.

Sin embargo, más allá de todo esfuerzo que pueda y deba realizarse, lo que se aparece como evidente es que quien quiera hacer daño (incluso mucho daño) puede hacerlo con una facilidad pasmosa. Es algo que he oído comentar a bastantes conocidos y amigos desde este martes, algunos de los cuales temían en su momento que pudiera tratarse de un ataque terrorista.

Cada vez que ocurre algo así, las noticias nos devuelven una y otra vez a la realidad de que, por muy avanzados que estemos como sociedad y por mucha tecnología y protocolos que empleemos, una simple coincidencia o un detalle puede mandarnos al otro barrio, incluso sin necesidad de que exista una voluntad expresa por parte de alguien.

Es algo que choca porque, a mi modo de ver las cosas, formo parte de una generación que no ha vivido (ni visto siquiera de lejos) una guerra. En el mundo en que vivimos, las guerras en las que participamos no tienen muertos (al menos no en televisión, si participa Occidente), las calles son seguras a cualquier hora, pocas enfermedades son irremediables si se detectan a tiempo, los muertos en carretera son cada vez menos, las personas creen que no envejecen, siempre que puedan pagarse un ‘lifting’, y, desde que me compré mi primer ‘smartphone’, Google Maps me lleva a casa cada vez que me desoriento.

Si a ello le sumamos el alto nivel de garantías y derechos sociales de que disfrutamos (no dejemos que la crisis empañe lo que, objetivamente, hemos alcanzado), el resultado es que muy rara vez alguien se ve en la tesitura de temer por su vida, y mucho menos de ser “atacado”, lo cual muchas veces provoca la deformación de que creamos que tenemos derecho a casi cualquier cosa.

Todo esto viene a cuento porque desde hace unos meses (en realidad más, pero no nos hemos querido dar cuenta) se cierne sobre la civilización occidental una amenaza terrorista que ha golpeado ya en Francia y Dinamarca en solo dos meses, y que este mes de marzo ha vuelto a hacerlo en Túnez, país que afronta un admirable proceso de democratización.

Vivimos en el punto de mira de los islamistas radicales de ‘Daesh’ y de los fanáticos que de vez en cuando se dejan ver entre los nuestros. Además, para cerciorarse de que lo sabemos, tratan constantemente de comunicárnoslo con la maestría del mejor maestro de cine ‘gore’.

Es algo con lo que tendremos que aprender a vivir, queramos o no, sin esperar que la cada vez más todopoderosa administración del Estado pueda hacer más que lo que hace para protegernos (que es mucho más de lo que nunca sabremos, quizá por que no estaríamos de acuerdo con ello).

Es solo una reflexión: no solamente un poco de mala suerte, sino también nuestro modo de vida y nuestros valores nos pueden costar la vida si así lo decide cualquier “iluminado”. Invita a repensar y a abrazar (o no) lo que somos, pero ahora con pleno conocimiento de sus implicaciones.

ISIS y NPU: guerras de religión en el siglo XXI

En Mundo/Religión por

La situación en Oriente es insostenible. Las bárbaras decapitaciones de veintiún cristianos coptos han provocado la cristalización, un último impulso airado, de una nueva fuerza armada singular que acudiere en socorro de los inocentes que cada semana pierden salvajemente la vida por su credo. Sigue leyendo

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