Hace un par de días, con motivo de la conmemoración del día de la mujer trabajadora, dos formaciones políticas registraron una proposición no de ley para cambiar el rótulo del Congreso en pos de la igualdad real entre hombres y mujeres: ‘Congreso de los diputados y diputadas‘.
Ya sabemos que la facción morada es muy deudora de los círculos feministas y que la elección del color identitario en modo alguno fue casual. De hecho, extremadamente causal. Y no es la primera vez que el neocomunismo de moda monta un circo público para tontos y tontas (ahora la coletilla es obligada). No es la intención del artículo que empieza darle bombo a la estupidez más habitual, barata demagogia, cada día que guarde un mínimo de significado para el colectivo antes feminista que femenino, que no hay nada más machista que el adjetivo “femenino”. Pero la gesta de la semana, cuyo motivo es ya clásico, bien merece un comentario aparte.
Sigue leyendo