Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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Nosferatu: el cine expresionista y los horrores del siglo XX

En Democultura por

El género del terror nos ha legado historias que, llevadas a la pantalla grande, han convertido a sus monstruos en leyendas con el paso del tiempo se vuelven mitos contemporáneos. Uno de ellos, y que quizá con algo de razón ha sido interpretado como el arquetipo junguiano de La Sombra, es el mito del vampiro, al que todos concebimos en el imaginario colectivo ya sea bajo la forma romántica del Drácula de Francis Ford Coppola, o portando la indumentaria clásica de Bela Lugosi o Christopher Lee, o desde una polémica perspectiva millennial, con el aspecto de Robert Pattinson.

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Humphrey Bogart, la mirada melancólica

En Cine por

Bogie era un cínico. O más bien, llevaba una coraza de cínico. Intentaba mostrar que tenía tan poca fe en el mundo como la que tenía de sí mismo. Pero bajo ese disfraz de tipo duro, mirada férrea, cigarrillo inseparable y noches de copas, se encontraba un melancólico. Alguien que empatizaba y se preocupaba de sus amigos, su familia, su país y la gente en general.

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El cine, umbral de la experiencia mística

En Cine/Democultura por

Malick comparte la convicción del filósofo Stanley Cavell (The World Viewed) o del cineasta experimental Nathaniel Dorsky (Devotional Cinema) de que existe una conexión directa entre metafísica y representación cinemática” (“One Big Soul“, Les Cahiers du Cinéma-España, sept. 2011).

Más allá de que consideremos apropiado el calificar a Terrence Malick de cineasta metafísico, su Árbol de la vida supone una ocasión estupenda para retomar algunas preguntas esenciales en torno al cine, al arte y al sentido de la vida. Toda manifestación artística tiende, en general, a representar las inquietudes existenciales del ser humano y a intentar enriquecer su experiencia vital. Entonces, ¿qué tiene el cine de específico que contribuya a esta misión universal del arte? Aunque pudiera parecer improbable, podríamos decir que existe una estrecha relación entre la esencia formal del cine y la capacidad contemplativa del ser humano. Sigue leyendo

El apocalipsis sostenible

En Cine/Economía por

Una empresa que fabrica ascensores en Portugal está al borde de la quiebra. Tras varias semanas sin recibir pedidos, unos acreedores irrumpen por la noche en la nave y se llevan los materiales del almacén. A la mañana siguiente, el gerente del lugar desaparece y llega un equipo de recursos humanos de la oficina central. Vienen a negociar los despidos del personal contratado. Con lo que quizás no contaban era con la férrea resistencia de los empleados a abandonar sus puestos de trabajo. Sigue leyendo

El puente sobre el río Kwai: esperanza en el trabajo

En Cine/Democultura por

“Trabajemos, pues, sin argumentar, que es el único medio de que la vida sea tolerable”.   Cándido, Voltaire.

La filmografía del legendario David Lean, tal y como señalábamos en un artículo anterior acerca de su Doctor Zhivago, está marcada por la lucha contra el Destino. Sus héroes siempre se debaten entre el determinismo y una posible vía de escape. Si en la adaptación de la novela de Pasternak la respuesta se hallaba en una permanente búsqueda de la belleza, El puente sobre el río Kwai propone el trabajo como camino a la libertad.

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Mujer muda busca monstruo del pantano para lo que surja

En Amor y sexualidad/Cine por

Hubo una época donde los “bichos raros” se agolpaban en torno al televisor por la noche.

En esa franja delirante comprendida entre la 01:30 de la mañana y las 06:00 de la mañana, místicos en calzoncillos, beocios sin remedio, perezosas de toda clase y condición, insomnes empedernidos o padres primerizos con restos de baba neonatal en el pijama, se agolpaban frente a la caja de luz a ver una y otra vez las bondades de determinada lijadora, de una mopa que limpiaba hasta el pasado, un concierto de jazz de tres al cuarto, documentales del cine húngaro de los años 30 o, para los más decididos o más voluntariosamente despistados, una variedad extraordinaria de películas pornográficas;  especialmente burdas y especialmente frecuentes en las cadenas locales y regionales.

Lo que ahora revisa Zuckerberg en cada whatsapp calenturiento, antes se ocupaba un mandao de la programación  de la tele del barrio.

En este último caso, antes de que Tinder nos pusiera a discernir sobre el eros, uno se podía encontrar, entre embestidas y diálogos de lo absurdo, un tablón de anuncios para los ahogados en la soledad más picosa que, como decía Florentino Ariza en lo que Fermina Daza le abría las sábanas de su cama, es la de la carne.

Era en esa franja extraña de la noche donde antes de la aparición de las redes sociales todo se mezclaba. El olor a gato de la casa, la cerveza medio abierta, un calcetín en disposición confesional… Lo que ahora revisa -cuando tiene tiempo- el bueno de Zuckerberg en cada whatsapp calenturiento, antes se ocupaba un mandao, que no cabe hacer distinción de género en la parrilla de la tele del barrio.

Lo que más me despertaba la atención en ese momento, por lo jocoso y la curiosidad impertinente por encima del apetito básico, era que en la pequeña pantalla, ante el aderezo sexual que ocupaba la parte superior del recuadro azul, un hirviente chat primitivo se desarrollaba con vigor y frenesí.  Los mensajes eran escuetos, con su propia mecánica sintáctica y lingüística. La necesaria economización de las palabras a las que nos sometía la dictadura del SMS dotaba a las oraciones simples (o copulativas) -baluarte del flirteo televisivo- un aire sodomita de cantina del lejano oeste o un triste tablón de desaparecidos en la playa.

“Se busca pedazo de carne para ayuntamiento carnal”.

“Activo busca pasivo. Pasivo busca subjuntivo”.

“Hombre moreno, corpulento e interesante busca a delfín madurito. Esta noche en Palencia”.

“Mujer muda busca monstruo del pantano para lo que surja”.

Porque al final, esto es lo que ha quedado de “La forma del agua”, la última producción oscarizada de Guillermo del Toro.

La última travesura del director mexicano no es otra cosa que la clásica historia de amor, bien barnizada, eso sí, por el ingenio intangible y merecidamente reconocido del creador del Laberinto del Fauno o Mimic.

Hay una estética cuidada, una trama con sentido, un universo coherente, un desarrollo de personajes algo dubitativo pero sostenible y de pronto, casi al final, se corre una cortina de baño cincuentero para sobreentender que entre la chica muda y el monstruo del pantano va a haber tema.

Los hay, claro está, que han buscado hacer un atrevido y seguramente acertado razonamiento para la vida moderna sobre esa “conexión sexual” que no conoce de especies ni de géneros. Como una reivindicación de la imaginación fetichista que por fin desembarca en Hollywood tras cruzar el océano nipón, donde el Hentai llevaba fantaseando con plantas y cuerdas sinuosas destinadas para la dominación y el placer femenino desde hace décadas.

En este aspecto cabe resaltar la noticia que ha recogido la sección de “SModa” de El País, donde tras el estreno de “La forma del agua”, se han vendido como roscas recién horneadas consoladores que especulaban con la forma, longitud y aspecto del falo del anfibio antropomórfico.

 

Ahora toca al lector disculpar a los mediocres, simples y “noséquepatriarcales”, que sencillamente hemos visto en la película una historia interesante que tiene como premisa a una mujer muda terriblemente necesitada de amor, cariño y comprensión que se entrega en cuerpo y alma a un monstruo encerrado en una charca metálica. Ahí está el drama de la tensión dramática. Donde, todo sea dicho de paso, en realidad no cabe espetar la relación en cuanto a la posibilidad de encuentro, reconocimiento y afecto. Sin embargo consideramos gratuito o sintomático de una sociedad de juego de braguetas el marcar o evidenciar la relación de la chica muda y el bicho hasta el punto de dotarle de genitalidad. Todo ello cuando no queda muy claro si ese “recurso”  ayuda a contar la historia; dejando un olor pantanoso a fruto ideológico (propio de la Academia y con el que comulga Guillermo del Toro. Veánse los rostros franquistas del Laberinto del Fauno), que termina por despistar y sacar de la película a algunos de sus espectadores. Como los mensajes de alta carga erótica-festiva de mi cadena local.

Dicho lo cual, acudan raudos al cine. Se sorprenderán (si es lo que piden al comprar una entrada).

 

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Ciencia Ficción: ¿Te cuestionas la naturaleza de tu realidad?

En Democultura por

Los creadores de Fantasía y Ciencia-Ficción son proclives a las preguntas últimas. Algunos creen tener las respuestas últimas. Creo que el modo en el que plantean y responden a estas cuestiones tiene mucho que ver con la calidad de sus universos ficcionales. Cuando las obras no plantean estas preguntas, son mero pasatiempo. Cuando las plantean y ensayan tentativas de respuesta que no pretenden acotar el misterio, pero nos iluminan, estamos ante obras que suelen ser releídas, reinterpretadas, que mantienen cierta actualidad, casi al modo de los clásicos. Si las plantean y las responden con simpleza, sabemos que o bien el autor se está haciendo trampas al solitario, o bien pretende adoctrinarnos. Sigue leyendo

En defensa de los cines de barrio

En Asuntos sociales/La angustia de vivir por

Recuerdo con claridad una de las primeras citas que tuve con la persona que hoy ilumina mis días. Quedamos en la parada de metro de Quevedo. Por esa extraña razón que motiva a intentar mostrar lo mejor de nosotros mismos cuando conocemos a ese alguien especial, llegué antes de la hora acordada. Normalmente soy una persona que no es que sea impuntual, sino que siento una total indiferencia por las horas a las que queda el personal. He de reconocer que me parece una falta de decoro y buena educación pero, qué le vamos a hacer. Entonces pude ver sus ojos azules.

Paseando, como levitando por una de esas calles de Manhattan que siempre enseña Woody Allen mientras suena alguna trompeta de Sidney bechet, fuimos acercándonos al cine. Tenía muchas ganas, así que compramos entradas para ver El árbol de la vida, de Terrence Malick. Llevar a chicas de las que nos estamos enamorando a ver películas que no entendemos puede que en provincias quede como algo pretencioso. Sin embargo, en Madrid este tipo de cosas le dan a uno un cierto aire de romántico. Sigue leyendo

Liga de la Justicia. “Si estos son dones, ¿por qué los estoy pagando tan caro?”

En Cine/Democracia y Superhéroes por
Liga de la Justicia Cyborg Wonder Woman Flash Aquaman

El entrecomillado del título pertenece a Victor Stone/Cyborg. Pienso que resume bien la psique de muchos superhéroes y refleja la esencia de su tormento espiritual. Quede claro desde este momento que todo lo que sigue hace referencia constante a la trama entera de Liga de la Justicia (Zack Snyder, 2017).

(atención: spoilers) Sigue leyendo

“Loving Vincent”; genial tragedia al óleo de una vida malograda

En Cine por

Este próximo viernes se estrena  “Loving Vincent”, la impresionante película que narra, a través de 65.000 fotogramas convertidos en cuadro, el misterio de la muerte de Van Gogh.

Con varias nominaciones importantes a sus espaldas -Globos de Oro y BAFTA- el espectador se va a encontrar con una experiencia estética sin precedentes que ensancha los horizontes del cine en un buen mestizaje artístico, patente a lo largo de todo el metraje.

1891.  Se cumple un año de la extraña muerte de Vincent. Armand, bajo la petición de su padre Roulin; el cartero al que el incomprendido pintor confiaba sus misivas, viaja a Paris para hacerle entrega a Theo Van Gogh, la última carta de su hermano con el que hacía tiempo que había roto la relación. Al llegar a la capital, Armand descubre que Theo ha fallecido de sífilis y no hay receptor para aquella carta.

Comienza entonces un viaje hacia los colores de una sombra; de pincelada gruesa y alocada, de confusión, arte, amor, desprecio y muerte.

Todo en la película rezuma un compromiso con el legado del pintor neerlandés. El trabajo de Dorota Kobiela y Hugh Welchman en la dirección es soberbio. La elaboración fotograma a fotograma de Loving Vincent, que durante 10 años ha congregado a más de 120 artistas de primer nivel,  permite estar en actitud contemplativa, sobrecogido por la grandeza creativa de aquellos que han revivido la obra y en cierta medida, también la figura, de Van Gogh.  La sensación que queda tras su visionado es haber estado atrapado durante 80 minutos en un cuadro interactivo, jugando el rol de narrador omnisciente, pautando cada paso de Armand para averiguar las verdaderas motivaciones del pintor para terminar con su vida. 

Existe cierta torpeza en la ejecución del guion y hacia el ecuador de la película se desinfla la tensión narrativa, haciendo que el espectador pase por alto la sucesión extraordinaria de cuadros que tenemos frente a nosotros. La trama, zurcida por los mismos Kobiela y Welchman, no es el fuerte del film ni mucho menos aunque no llega a chirriar en ningún momento. El trazo y el buen gusto es la constante que permitirá su disfrute y posterior recomendación.

Este artículo será publicado en la revista Pantalla 90

Thor: Ragnarok, hay un lobo gigante en el Bifröst

En Cine/Democracia y Superhéroes por

En este artículo se da por hecho que el lector: o bien ha visto e, incluso, goza de un recuerdo fresco de Thor: Ragnarok (Taika Waititi, 2017); o no tiene cuidado de conocer el argumento de la película mentada.

Pretendo enunciar una teoría que no concierne solamente a Thor: Ragnarok, sino que implica a la saga entera del Dios del Trueno y al presente y futuro del universo cinematográfico de Marvel (especialmente Vengadores y Guardianes de la galaxia). A continuación, propongo una ruta trazada por pequeños descubrimientos cinematográficos que desvelan un cambio de paradigma narrativo en este subgénero cinematográfico. Sigue leyendo

Nicolás Maduro y el pájaro silbó de nuevo

En Periodismo por

Ayer concluía en “Salvados” la segunda parte de la entrevista a Nicolás Maduro, el presidente de Venezuela.

Más allá de entrar en cuestiones de la propia técnica periodística o valoraciones generales sobre el contenido, donde recomiendo echar un vistazo a los artículos publicados por Ignacio Pou en “El Debate Hoy”, quisiera detenerme en el estilo de Maduro.  El estilo que tiene Nicolás Maduro para hablar de política.

Tanto en la primera como en la segunda parte, hay momentos de extraordinario valor ficcional, de escafandra tintada de negro, de malabarismo mental.

Uno se queda con una mueca, que no sonrisilla de incrédula superioridad intelectual, ante el despliegue audiovisual que tiene ante sí. Es como estar atrapado en un diálogo capeado y sempiterno en la catedral de Vargas Llosa. Es como una pelota de mucosidad instalada en el lóbulo frontal que se convierte en palabra viva al decir “no me lo creo”.

Porque esa es la sensación que le queda a uno cuando Évole pregunta y Maduro responde. De alucinar, de no dar crédito a que uno de los dos que hay en esa mesa sea el presidente de 31 millones de personas.

Las salidas de tono, las respuestas sin sentido, la doble moralidad raruna, los aspavientos de trailero en mitad de un atasco, el corte de camisa a la coreana, los reseteos cerebrales, las gesticulaciones “violentas”, las carcajadas que más parecen de barra y Cerveza Polar que de encuentro periodístico.

La duplicidad parlamentaria en Venezuela con la aparición de la Constituyente -la cual no cuenta con un solo representante de la oposición y que ahora se ocupa del poder legislativo del país-, la limpia de magistrados del Supremo y del Constitucional, el cinismo desde el que dicta sentencia internacional a través de recortes de telediarios españoles,  de las colas de lo absurdo -del noqueo económico y social- de la gente que tiene que invertir toda su potencialidad intelectual y el tiempo que Dios le ha dado en comprar el pan y “papel de culo”.

Es como si el pájaro que estimuló al panteísta de Caracas no hubiese dejado de revolotear por Miraflores, intercalando su onomatopeya particular con dialéctica bolivariana.

“Su respuesta no es muy consistente”. “La verdad es que usted impone”.

En definitiva, un aura, “unas energías” que diría la todopoderosa Claire Underwood de Managua, que chocan frontalmente con los usos y costumbres de la entrevista política. Al menos del formato clásico al que estamos acostumbrados en occidente.

Pero tampoco quisiera desviar la cuestión por ahí. Son los personajes, estos personajes, lo que hacen que la entrevista sea algo extraordinario. Es un producto sui generis que tiene más de perfil psicoanalítico que aproximación a un agente internacional con cierta relevancia. Parece un retrato emotivo de un hombre que no tuvo nada, lo tuvo todo y vuelve a no tener nada, con la salvedad de que nadie se ha parado a explicárselo y le han dejado que siga la función, igual que al bibliotecario de Chesterton que jugó a ser un don Quijote con tintes decimonónicos.

Lo decía Bustos la semana pasada: en el programa de Évole impera “lo cinematográfico” por encima de lo periodístico. Lo vemos con la entradilla de los dos programas, que le da a uno la sensación de estar viendo un spoiler de la cuarta temporada de Narcos porque ya sabemos que la tercera es en México. ¡Ojo! A ver si vamos a tener que pedir royalties a la plataforma digital porque hay antecendetes familiares, como las hazañas de los dos sobrinos de Maduro, que nos puedan dar la premisa para otro buen rato de plata o plomo.

También está presente en los cortes y el tono, lo que hace que las conclusiones que cabe extraer, además de ser muy sabrosas y placenteras para el ojo, queden, cuanto menos, en entredicho.

Por tanto, de la visualización de esta “entrevista” saco dos conclusiones: inquietantes los humanos sin rostro que figuran como parte del atrezzo, al final del tiro de cámara, junto a las cortinas rojas. Y que Maduro, tal y como queda retratado, me podría caer bien.

El que quiera entender, que entienda.

Villa Diodati: el origen de nuestras pesadillas

En Democultura/Literatura por

En los próximos dos años celebraremos la publicación en Inglaterra de quizás dos de las más representativas obras del terror gótico, una de ellas creadora de uno de los monstruos más populares de la cultura occidental, y la otra, fuente de inspiración además para una de las obras cumbres del género y que, a finales de ese siglo, contribuirá a la creación de la imagen definitiva de otro de los grandes monstruos de la literatura y el cine.

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Frank Capra y ‘El secreto de vivir’

En Cine por

Frank Capra aterrizó en el cine con la esperanza de ganar algunos dólares. Le cogió el truco y obtuvo muchos éxitos. Soñaba con ganar un Oscar. Obtuvo cuatro nominaciones por Dama por un día (1933) y, mientras ponía todo su empeño en promocionar esa película, rodó sin mucho interés Sucedió una noche (1934). La primera no obtuvo ningún Oscar; la segunda, pese a las regulares críticas iniciales, se convirtió en la favorita del público. Fue la primera película en ganar los cinco Oscar más importantes: director, película, guión, mejor actor y mejor actriz.

El vértigo del éxito le pudo. «Una vez alcanzada la cumbre del Everest, vayas donde vayas es siempre hacia abajo», escribió. Su orgullo y su miedo al fracaso le provocaron una enfermedad que estuvo a punto de acabar con su vida, hasta que un extraño hombrecillo fue a visitarlo a su casa y le dijo: Sigue leyendo

Cataluña y España: regreso al tú y el yo

En Cataluña/España por

Hay ocasiones en que la verdad llama a la puerta. Abrimos airados y replicamos: “¡Largo de aquí! Estoy buscando la verdad”. Esta reflexión aparece en ‘El zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta’ de Robert Pirsing. Un libro extremadamente popular en los 70.

La verdad lleva años llamando a la puerta del Gobierno central, pero este ha preferido darle con el picaporte en las narices. Esa verdad es un nacionalismo catalán que año tras año ha crecido de manera rampante. ¿A cambio de qué? De unos votos para esto, de un apoyo para aquello. Sigue leyendo

El amor, según Kenji Mizoguchi

En Cine/Democultura por

No he visto ninguna película de Mizoguchi (Tokio, 1898- Kioto, 1956) que no sea para enmarcar. Todas ellas encierran un valor en sí mismas, porque expresan las sensibilidades más profundas del ser humano. Es más, me gusta pensar en esa época de los grandes cineastas japoneses: Ozu, Mizoguchi, Kurosawa y Kobayashi, como la época del cine humanista. Y, tiene sentido, si nos damos cuenta del periodo de tiempo que lleva el cine entre nosotros. Pero la labor de Mizoguchi no es comparable a la de ninguno de sus homólogos; básicamente, por el ritmo de trabajo que se imponía a sí mismo. Sigue leyendo

Literatura, poesía y cine. La verdad en un juego de mentiras

En Cine/Literatura por

Artículo escrito por Ane Armentia Touza y Laura Martín García.

La verdadera historia del cine es el nombre que recibe el documental realizado en 1995 por los cineastas Peter Jackson y Costa Botes. El director de El señor de los anillos demostró tener una imaginación desbordante antes de adentrarse en la Tierra Media y hacer de un libro casi una religión. La única verdad dentro de este documental se encuentra en el título.

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Nolan, el pintor de batallas

En Cine por

Con el estreno de Dunkirk (2017), el director británico nos trae una de las experiencias cinematográficas más absorbentes de los últimos años.

De modo similar a lo que hiciera Richard Attenborough con la operación de Market Garden en A bridge too far (1977), Christopher Nolan se ha propuesto pintar un fresco monumental del desastre bélico de Dunkerque. Una obra colosal en el apartado técnico, con una estructura basada en la multiplicidad de puntos de vista y un reparto estelar.

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La Ultralidad

En Cine/Cultura política/Pensamiento por

Aunque no sea muy ortodoxo, ni tampoco muy recomendable, me gustaría empezar este artículo avisando de que varias de las polémicas que surgirán en los siguientes párrafos llevan meses fuera de circuito. Sin embargo, a pesar de que esta aparente ser una estrategia poco inteligente, me parece que permite analizar esas mismas polémicas con mayor profundidad y, sobre todo, nos ayuda a mirar los problemas venideros con un ánimo más democrático

Pretendo fijarme en un pequeño detalle de Los odiosos ocho, la película de Quentin Tarantino. El filósofo Slavoj Zizek ya utilizó la película para escribir un provocador artículo que reflexionara sobre el antioccidentalismo de algunos refugiados que llegan a Europa. En el inicio de ese artículo, Zizek narra una escena de la película, ambientada unos años después de la Guerra de Secesión norteamericana, en la que el Mayor Warren, un soldado negro de la Unión, describe a un antiguo general confederado que “mató al racista de su hijo, responsable de muchas muertes de negros”, después de haberlo obligado a caminar desnudo en medio de un frío gélido y de haber abusado sexualmente de él, bajo la promesa incumplida de entregarle una manta si acataba sus órdenes. Así, concluye Zizek, “en la lucha contra el racismo tampoco hay buenos tipos, están implicados todos con la máxima brutalidad”. Sigue leyendo

Cannes y los amantes 

En Cine/Democultura por

Siempre he pensado que si tuviera que ir a algún festival de cine iría a Cannes. No me refiero a una elección a punta de pistola, evidentemente. Simplemente, a veces me gusta imaginar una vida en la que todo es posible y elijo lo que me da la gana. Me encanta. Me imagino levantándome a media mañana, asomándome a la terraza de mi habitación en el Hotel Carlton y encontrando el Mediterráneo entero para mí. En la terraza de al lado está Cary Grant ofreciéndome un pitillo. Junto a él aparece Grace Kelly y está tomando algo de champagne para desayunar. No llevo aquí ni media hora y ya me apetece cotillear, beber, amar y fumar como en Buenos días, tristeza.  Miro a los lados, parece que de cualquier rincón saldrá Jep Gambardella dispuesto a dar un largo paseo en el que podamos hablar de la nostalgia.

Esta semana se ha montado una enorme polémica con el festival de Cannes, aunque ya ni siquiera recuerdo lo que era una polémica de andar por casa, si soy sincero. Almodóvar contra Netflix. El primero defiende las salas de cine, el segundo defiende que pueda verlo mientras hace sus necesidades. En concreto, el director se refería con dureza a la negativa de la productora (y plataforma de vídeo en internet) a mostrar sus películas previamente en las salas de cine de Francia. Todo ello ha conllevado que se desatara la furia en las redes, como siempre. Sigue leyendo

El hombre que mató al Joker

En Cine/Democultura/Pensamiento por

Una indagación en el parentesco dramático y temático entre El caballero oscuro y El hombre que mató a Liberty Valance.

[AVISO: ARGUMENTOS DESTRIPADOS]

Vaqueros y superhéroes han dejado una profunda huella en el imaginario mitológico estadounidense y han moldeado la cultura popular moderna. Por ello, y a pesar de una aparente disparidad, no es casual que existan grandes semejanzas entre el cine de superhéroes y el western. La relación de espejos entre las películas El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008) y El Hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962) es uno de los ejemplos más representativos, por tres motivos principales. El planteamiento dramático y los personajes de la segunda entrega de la saga de Nolan tienen su equivalente directo en el clásico de Ford. Temas como la justicia, la violencia y el relato público también reciben un tratamiento muy similar en ambas películas, sobre todo en el desenlace. Y por último, la iconografía del Caballero oscuro bebe directamente, si no del Hombre que mató a Liberty Valance, de la cinematografía más característica del western: la del duelo.

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