Correr en pelotas por la piscina y vivir para contarlo
Me disponía a comerme un grasiento bocata de lomo y huevo frito, mientras soñaba con un nuevo capítulo de la Casa de la pradera, cuando sin quererlo ni buscarlo, mi trasero gordo presionó el control remoto de la televisión, oculto entre las rendijas del sofá –macabra suerte la mía – y en vez de encontrarme con mi amor platónico Laura Ingalls, me veo sumergido en la vorágine de un plató de informativos de Telemadrid, y una secuencia de entrevistas rápidas a transeúntes, capaces de borrar la sonrisa del mismísimo Gilbert K. Chesterton. El tema: día sin bañador en las piscinas públicas de Madrid.
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