Hay una pregunta que desde ayer por la noche retumba con fuerza en las redes sociales, tras conocerse el salto adelante del PP en las urnas en las elecciones generales de este 26 de junio: ¿Por qué?
Mariano Rajoy y el PP, quizá uno de los candidatos y uno de los partidos con los defectos más a la vista de todos los ciudadanos, ha sido el único ganador de la noche. Mientras los demás líderes y formaciones han retrocedido en apoyo o se han mantenido a duras penas, el partido del Gobierno (que ya ganó las anteriores elecciones) no solo ha revalidado su mayoría sino que, contra todo pronóstico, la ha ampliado cómodamente. Sigue leyendo
Aparte de incendiar las redes sociales y las esperanzas de los jóvenes británicos y no británicos que viven en las islas, el Brexit ilustra algunas particulares que empieza a caracterizar la política del siglo XXI. Si en el siglo XX fueron las ideologías, el asociacionismo y las luchas de clases las que decantaron el voto de los ciudadanos, poco a poco la accesibilidad a la información, los medios de comunicación de masas y la mediatización direccionada de la opinión pública están dando paso a la marketinización de la política – o mercantilismo si lo traducimos al español, lo que acerca el término a un concepto más resultadista y lucrativo, que es al fin y al cabo de lo que se trata. Sigue leyendo
Reino Unido ha dicho que ya no juega más, que no se fía del resto y que quiere que le devuelvan su soberanía. Lo hace en un contexto bastante difícil, animada en parte por los populismos internos y en parte por los populismos externos, por la crisis económica, por la llegada de refugiados y por ese sentimiento de descontrol generalizado que sobreviene a los pueblos cuando se afrontan retos verdaderamente graves (ese que tan bien ilustra Mafalda: “Que paren el mundo que me quiero bajar”).
Todos sabíamos (y, si no, ya lo sabemos), que el proyecto europeo depende enteramente de que los pueblos que lo conformamos seamos, además, capaces de sostenerlo, tarea tanto más difícil cuando, a los tiempos de crisis, se suman inevitablemente los errores y vicios asociados al paso de los años. La pregunta tras el referéndum británico es: ¿Y, ahora, qué?Sigue leyendo
Siete días para la jornada electoral que viene a constatar un fracaso: ¿el de los políticos o el de la ciudadanía?
Hemos puesto en marcha un ESPECIAL 26Jpara ofrecerte los últimos análisis, reflexiones y advertencias antes de las elecciones y, por supuesto, para tratar de arrojar luz sobre los resultados que arrojen las urnas. ¡Échale un ojo!
También hemos habilitado un hashtag (#democresía26J) para que nos ayudes a difundir los artículos en Facebook y Twitter. Si quieres compartir, comentar o criticar un artículo, ¡no olvides poner el hashtag para que podamos retuitearte!
El debate de ayer noche fue aburrido se mire por donde se mire. Si hay que buscar un ganador, seguramente fue la selección italiana, que se estrenó de forma brillante ante Bélgica, para deleite de los futboleros (que pudieron aducir motivos religiosos para no tener que comulgar con el mitin electoral a cuatro bandas).
Solamente el hecho de que hubiera tres presentadores era ya un indicador de que, con tantas condiciones de todas las partes implicadas (partidos políticos y televisiones), lo que menos importaba era que se produjera algún tipo de diálogo o choque entre candidatos. Cada uno ocupó su espacio de tiempo, dijo lo que tenía que decir –que es lo que vienen diciendo desde hace seis meses– y se fue tranquilamente a su casa. Lo importante era cumplir.Sigue leyendo
“Robert, I beg of you,” Ned pleaded, “hear what you are saying. You are talking of murdering a child.”
El rey, Robert Baratheon, está reunido con su consejo. Les ha llegado noticia de que Daenerys, la última superviviente de la destronada y exiliada dinastía de los Targaryens, se ha casado y está esperando un niño. Sigue leyendo
Firefly y Battlestar Galáctica son dos series de TV, ¿o son dos naves espaciales? Firefly (Serenity) es una nave de carga, usada principalmente para el noble arte del contrabando. Galáctica es un crucero militar, una estrella de combate, el último bastión de una civilización acorralada y a punto de extinguirse. Ambas huyen. Ambas surcan el espacio infinito. Ambas explotan lo mejor de su género: la aventura y la epopeya. Sigue leyendo
Si en la primera temporada del Daredevil de Netflix asistimos al nacimiento de un héroe, la segunda resulta en una intensificación de los conflictos ya sugeridos en el comienzo: hay algo que no le permite a Matt Murdock sumergirse ebrio de entusiasmo en la bacanal de los héroes del barrio neoyorquino de Hell´s Kitchen. [Este artículo contiene spoilers] En el fondo de la historia, detrás de la trama, presenciamos la colisión de dos mundos espirituales irreconciliables. Una colisión que ya se presentía en el piloto de la Serie, en aquella sugerente escena del Confesionario:
–Matt: No busco perdón por lo que hice, padre, pido perdón por lo que estoy por hacer
Ya se está marchando de nuestras pantallas el sinvergüenza de Marvel, el mercenario bocazas. El que se quedaba fuera de las fiestas de la Mansión X por estar en casa; provocándose en la soledad de su alcoba la petite mort con un unicornio en miniatura. Este es, ha sido y será Deadpool, el alter ego de Wade Wilson; un antiguo soldado de las fuerzas especiales -reconvertido en caza recompensas- que para superar un cáncer terminal se somete a un experimento que le hará mutar hasta alcanzar la total inmunidad a cuchilladas, balazos y desmembramientos varios. Sigue leyendo
Analistas y expertos del mundo de la comunicación denuncian cada vez más que el periodismo se adultera cuando se mezcla con el espectáculo. Un ejemplo de ello es que en los noticiarios de televisión predominan los sucesos y los deportes, en detrimento de la información general.
Y así, cuando surgen noticias importantes, como un atentado, lo que predomina es el aspecto espectacular, y no la explicación de las causas, por ejemplo, y no se sitúa al telespectador en el contexto político del hecho. Generalmente, la información se limita a entrevistas con personas que expresan su lógica emoción ante el trágico suceso y a ofrecer al espectador duras imágenes de la tragedia. La información se limita a ser una extensión del espectáculo. Sigue leyendo
Iba a comenzar con un “a los melómanos nos suele ocurrir que…”, pero no seamos exclusivistas. Se trata de una experiencia bastante común. Recuperamos una canción de hace tiempo. No la hemos escuchado en años. Y, al oírla de nuevo, no sólo recordamos la letra (o parte de ella) sino que revivimos sensaciones. La canción sigue siendo la misma, pero nosotros no, por lo que —en algún sentido— podemos paladearla con cierta virginidad y, si se quiere, reapropiárnosla de un modo más cabal.
Me ha ocurrido recientemente con el disco I’m Not Dead (2006), de la cantante norteamericanaPink(de nacimiento, Alecia Beth More). Mi terreno natural es el rock moderno, pero no me cuesta admitir que sigo a Pink desde aquel Missundaztood (2001) donde encajaba temazos gracias a su voz y al talento letrista de Linda Perry. Realmente, el interés melómano de escuchar los compactos de Pink tiene más que ver con la lista de compositores y productores que incorpora para cada entrega, pues son de lo mejorcito de la industria. Para I’m Not Dead —y para sus dos siguientes álbumes— el fichaje que hizo que escuchara el disco con atención fue Butch Walker, el prestigioso cantautor y productor que ha hecho de todo y con todo el mundo. Sigue leyendo
Pedro Sánchez ha sido una anomalía de Matrix. Siendo el candidato más desconocido al comienzo de las elecciones internas del Partido Socialista, se convirtió en el secretario general por encima de los favoritos de otros. Las malas lenguas de la política española (que son muchas), dicen que todo consistió en posicionar un liderazgo endeble para facilitar el ascenso de otro liderazgo que optó por permanecer en “la sombra”.
Hoy, varios meses después, Pedro Sánchez afronta su primer reto electoral como candidato de un partido que, según distintas encuestas, parece condenado a una importancia en declive. El histórico partido del Pablo Iglesias, de las 4 victorias de Felipe González, y los dos gobiernos de Zapatero, se ve hoy en una lucha incesante por ver quién será la cabeza de la oposición. El objetivo formal es ganar, pero el subyacente es sobrevivir.
Cuando se pensaba que había tocado el suelo, en el PSOE sacaron las palas y comenzaron a cavar más profundo, buscando oro se encontraron con un pozo sin fondo. La “radicalización” del programa socialista, no redundó en mejoras electorales. Por el contrario, a los cerca de 40 diputados que el PSOE perdió entre 2008 y 2011, hay que agregar que los sondeos de estas semanas estiman que están cerca de perder otros 30 escaños. Sigue leyendo
Hay países donde la situación económica determina el resultado de una elección. Así, hasta la victoria de Obama en 2012, ningún presidente norteamericano había sido reelecto con un nivel de desempleo superior al 10%. La economía puede ser decisiva para la política, pero no constituye un lastre imposible de superar. Otros países se manejan en clave internacional, un entorno económico muy positivo no bastó al PP para superar el problema de 2004 y la crisis producto de la intervención española en Irak.
Las cifras van y vienen, pero las elecciones son constantes. Un adelanto de las elecciones en 2011 permitió al PP hacerse con su segunda mayoría histórica, y el inicio de lo que parecía ser un nuevo ciclo político. Recordemos que meses atrás, el Partido Popular había arrasado en las elecciones municipales, relegando a su rival histórico a las Provincias de Andalucía (donde también gobernaba a nivel autonómico) y Asturias. Salvo los tradicionales feudos inexpugnables de Cataluña y País Vasco, los populares parecían gozar de un poder total.
Mariano Rajoy, siendo un hombre de partido, despuntó por liderazgo organizacional, más que por carisma (apartado por el que siempre es criticado). Y fue precisamente esa fortaleza organizativa (que aprovechó la fuerte caída del PSOE), lo que permitió al PP ganar de forma aplastante en 2011. Sin embargo, una crisis heredada comenzó a hacer mella en la popularidad. Sigue leyendo
“Lo que posees acabará poseyéndote” – afirmaba con desprecio Tyler Durden – “Suéltate”
El Club de la lucha: Una película que fracasó en la taquilla pero se convirtió con el tiempo en un obra de culto. Una peli que, al margen de otras posibles consideraciones, podemos leer como una crítica brutalmente nihilista y amoral-no apta para estómagos delicados- de la sociedad consumista occidental de antes de la crisis.
Una crítica de la sociedad consumista. Sí, esa que vio caer el muro de Berlín y que creyó haber llegado al “fin de la Historia”. Sí, esa que celebró la muerte de Dios y el ocaso de las ideologías. Esa que dio a luz a la que los sociólogos llamaron la “generación Y” y que es la nuestra, la de los nacidos entre los finales de los 70’s y mediados de los 90’s. Los “GYPSY” (Gen Y Protagonists & Special Yuppies), egocéntricos y narcisistas, protagonistas indiscutibles de nuestra propia película. Los GYPSY: la generación que llevó a algunos a hablar de la “crisis de las élites”. Clases medias y altas enriquecidas y descreídas, cuyo único credo fue la diversión, y su único mandamiento, el consumo. La ropa y la música, las nuevas formas de afiliación: eres lo que vistes, eres lo que escuchas Sigue leyendo
En toda familia numerosa hay distintos “tipos” de hijo. Todo el que tenga un par de hermanos o más lo sabe. Está el pequeño, casi siempre el más espabilado y popular; el mayor, que tiene que “abrirse camino” entre las expectativas de sus padres y la responsabilidad sobre los pequeños; y luego esta ese otro…
Es fácil reconocerle en las fotografías de familia: es el que está donde no toca, poniendo algún tipo de mueca, sacando la lengua, chinchando a algún otro hermano o, en definitiva, tratando de diferenciarse a costa de llamar la atención y armar jaleo.
Debido al tirón inicial de VOX en noviembre de 2013, con la sonada salida de Santiago Abascal del PP y el afán de los medios por hacer leña del árbol caído (lo que viene a ser buscarle las cosquillas al Gobierno), lo lógico parecería pensar que la formación intentaría coger carrerilla para formular una propuesta de partido capaz de colarse en las instituciones y articular parte del descontento social que, como se vio ayer, existe hacia el partido del Gobierno.
Dicho tirón no fue suficiente para hacerse con el porcentaje de votos necesario para obtener uno de los 54 escaños de España en el Parlamento Europeo, cosa bastante comprensible teniendo en cuenta el poco margen de tiempo (1) para articular una propuesta política sólida y (2) para “crear” un candidato con el liderazgo suficiente como para llamar la atención del electorado. En lugar de eso, en una jugada más que discutible, optó por ceder su marca al ex dirigente popular Aleix Vidal Quadras.
De entonces a esta parte, en un camino que ha llevado del primer “tortazo” europeo al “tortazo” municipal y autonómico, el partido se ha comportado como lo que, en el fondo, es: el hijo de en medio. No haciendo los deberes de articular una propuesta política realista y seria, pretendiendo abanderar cualquier causa con el único objetivo de atraer la atención o haciendo propuestas (tan peregrinas como irreflexivas, irresponsables e inútiles) como otorgar a los padres de familia el derecho a tantos votos como hijos tengan.
De forma parecida a como le ha pasado a Díez con UPyD en los últimos tiempos, da la sensación de que los impulsores de la formación de Derechas se sentían tan especiales y originales que no necesitaban escuchar a la calle para cosechar el apoyo de los electores. Así, mientras los periódicos hablaban de corrupción, Santiago Abascal hablaba de las víctimas del terrorismo vasco; mientras hervía la opinión pública por la precariedad laboral y el desempleo, VOX disertaba sobre la natalidad y la carga presupuestaria que suponen las comunidades autónomas.
Prueba de ello es que todo el que ha participado en manifestaciones a favor de la vida del no nacido y de la mujer embarazada habrá visto con toda seguridad (pese a las prohibiciones de los organizadores) los paraguas verdes de VOX adueñándose de las reivindicaciones. También algunos se los habrán encontrado en la puerta de la Iglesia, esperando a la salida de misa para prodigar lo muy ortodoxos que son.
Pese a todos sus esfuerzos por hacer un hueco en el espacio público desde donde poder comunicar, se llevan siempre un portazo, quizá por no parecer “serios”, “razonables” o por no tener intención ninguna de rebajarse al nivel de discusión de la calle. A ojos de la opinión pública, están bien lejos de ser una respuesta a las incógnitas actuales. No han logrado quitarse el cartelito de “el ala más rancia del PP” que en su día les colgaron.
En este escenario, Ciudadanos le ha rebasado por todos lados, logrando generar (por qué negarlo) altas dosis de ilusión en un sector nada desdeñable de la ciudadanía. Para qué negar que el espacio que ha venido a ocupar Rivera en el espacio político nacional es en gran medida el mismo que pretendía para sí Abascal.
La diferencia está en que el pequeño es casi siempre el más espabilado, el que sabe más lo que se cuece en el mundillo y el que está dispuesto a arremangarse y a meterse en el juego, en lugar de tratar de reclamar para sí lo que nadie va a otorgarle sin más.
Ahora bien, todavía está por demostrar que Ciudadanos haya venido a quedarse. La diferencia, sin duda, la marcarán la humildad, el esfuerzo y el ingenio político que se inviertan a largo plazo. Ahí tiene que decidir VOX si quiere seguir jugando en la liga de Impulso Social o proponer un proyecto político de verdad.