Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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Iglesia y política en la era Francisco [Parte III]: a la búsqueda de la legitimidad perdida

En Religión por
Papa Francisco

Parece fuera de dudas que esta llamada papal a un nivel superior de compromiso político obedece a la voluntad de revertir la declinación de la influencia y la presencia de Iglesia en el mundo actual.

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Iglesia y politíca en la era Francisco [Parte II]: el fin del mundo como banco de pruebas

En Religión por
Papa Francisco Obama

En el artículo anterior, a partir de la naturaleza política de la Iglesia y la cesura que existe -al menos desde los tiempos de la hegemonía liberal-democrática- entre su praxis política institucional y su discurso apolítico (o no-político), se señalaban variaciones notables en este sentido en la prédica del Papa Francisco, cuyo alcance y trascendencia son todavía difíciles de apreciar. Para ilustrar los efectos que podría tener esta nueva orientación de la Iglesia se mencionaron algunos fenómenos que parecen obedecer a ella.

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Iglesia y política en la era Francisco [Parte I]: la ruptura entre discurso y praxis

En Religión por
Papa Francisco I

A pesar de que -como señalara acertadamente Hannah Arendt– desde su misma aparición el Cristianismo supusiera un desafío al poder constituido, se erigiera en una identidad disruptiva de la esfera pública en general y de la política en particular, la Iglesia siempre hizo, hace y hará política. Política interna y externa.

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Francisco y el pabellón de los refugiados cristianos de Europa

En #RumboJMJ16/Asuntos sociales por

Son las 07 de la mañana en la hospedería de los carmelitas, en el Valle de Eliasówka.

Me asomo por la ventana que varios millonetis pagarían por tener instaladas en sus cuevas urbanas. Bosque, campo y rosales flanquean los accesos a la casa principal donde están las sostras del Carmelo Descalzo.  Hace fresco. Pero éste, por contrato con Polonia, no tardará en esfumarse en un par de horas, cuando enfilemos rumbo a los autobuses y al tren que nos lleve con el resto del grupo a la Universidad Económica de Cracovia. Sigue leyendo

Ésta es la juventud del Papa

En #RumboJMJ16/Asuntos sociales por

Częstochowa – Cracovia. Día 3

Abandonamos Breslavia,  ciudad a la que en anteriores crónicas me he referido como Wroclaw.

Después de haber pasado un par de días en una de las diócesis más antiguas de Polonia, con casi mil años de historia, ponemos rumbo retorcido entre bosques y atascos al santuario de Jasna Góra, en Częstochowa.

La despedida ha arrancado las primeras lágrimas de los adolescentes del grupo. Sigue leyendo

Lo que dijo Francisco, lo que no, y qué implica

En Asuntos sociales/Religión por

¡Extra! ¡Extra! La polémica está servida a raíz de la última “ocurrencia” de Francisco. Su respuesta a una pregunta sobre los atentados contra Charlie Hebdo en París la pasada semana ha llegado a las portadas y páginas interiores de los diarios españoles . No tanto así (salvo alguna excepción) en los diarios internacionales.

Una posible explicación podría ser que los medios británicos, estadounidenses y europeos en general son más serios en el tratamiento de las declaraciones del pontífice. La otra –la más probable– es que no les importe tanto el Papa como a los diarios españoles, pese a que algunos les cueste reconocerlo. Sigue leyendo

Prometeo contra Avatar: por qué necesitamos una ecología católica

En Asuntos sociales/Bioética/Pensamiento por
avatar ecología

En la actualidad, sigue sin estar clara cuál debe ser la postura de los católicos respecto de la cuestión de la ecología. No será porque no se haya hablado sobre el tema en los últimos tiempos, especialmente desde que el Papa Francisco publicara su encíclica Laudato Si en 2015 y cuya recepción en la Iglesia ha sido bastante desigual.

Es muy posible que, tras muchas de las lecturas que se han hecho de la carta magisterial (tanto a favor como en contra), puedan esconderse distintas máscaras de una cosmovisión que tiene mucho de moderna y poco de católica y que encuentra su síntesis en un planteamiento dialéctico sobre la relación naturaleza-cultura humana.

Para tratar de ilustrar estas desviaciones, he elegido dos imágenes (el mito griego de Prometeo y la película Avatar, James Cameron, 2009) que pueden servirnos para reflexionar acerca de los presupuestos ideológicos presentes en nuestra cultura y para arrojar luz sobre qué puede aportar una cosmovisión católica a la cuestión de la ecología. Esto último es lo que intentaremos esbozar al final del texto.

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La perspectiva religiosa frente a la perspectiva ideológica: una reflexión en torno a Fratelli tutti.

En Pensamiento/Religión por

La última encíclica del papa Francisco, Fratelli tutti, ha generado reacciones de todo tipo. En la línea de lo que viene siendo habitual en el mundo político desde los inicios de su pontificado, entre posiciones de izquierdas se le ha dado la bienvenida, mientras que el liberalismo de derechas –no así el conservadurismo u otras tendencias de esta familia– se ha apresurado a condenarla. Tanto unos como otros han puesto el centro de atención en la crítica que el Sumo Pontífice ha vertido sobre el llamado “neoliberalismo” y la globalización económica, coincidiendo en la afirmación de que Francisco es un papa alineado con el populismo o, al menos, el socialismo. Pero una lectura detallada de la Encíclica indica que esta interpretación es equivocada. En este artículo no ofreceré ningún análisis de la misma, porque considero que siempre que deseamos saciarnos de conocimiento lo mejor es acudir a las fuentes, y el Papa expresa mucho mejor que yo lo que quiere decirnos. Solamente reflexionaré sobre una cuestión que explica los equívocos que ha generado: la perspectiva desde la que debe ser analizada, que es religiosa y no ideológica.

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La filosofía de Byung-Chul Han, una aproximación

En Antropología filosófica/Pensamiento por
filosofía de byung-chul han

La filosofía quizá no está de moda, pero el filósofo surcoreano Byung-Chul Han sí. Y es que existen pocos pensadores vivos tan mediáticos, como este coreano educado y afincado en Alemania. Su éxito radica en que ha sido capaz de explicar, con una claridad que se agradece, la situación existencial del hombre del siglo XXI. Byung-Chul Han es ante todo un radiólogo de las sociedades occidentales, un pensador atípico, un romántico con alma oriental. Sus ensayos breves, con un tono divulgativo que huye del academicismo, así como su lenguaje claro y repetitivo, le convierten en un autor accesible y popular. 

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A la caza del voto católico

En España por

Los obipos norteamericanos saben por experiencia que los católicos de ese país no son un bloque homogéneo. También lo saben los españoles. En noviembre de 2007, los norteamericanos publicaron un documento que alejaba la cuestión de las actitudes maximalistas y de las minimalistas. Los obispos afirmaban que “no decimos a los católicos cómo votar”, pero “como católicos, deberíamos guiarnos más por nuestras convicciones morales que por nuestra inclinación por un partido político o grupo de interés”.

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Rolando y la humanidad doliente tras la JMJ de Panamá

En Religión por

Las próximas líneas no pretenden explicar lo que fue la pasada Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. Tampoco es un análisis pormenorizado de lo que dijo o dejó de decir el Papa Francisco; para ello, animamos a la lectura de cualquier diario o digital especializado en información religiosa, donde seguro encontrarán lo que están buscando. Este texto es, sencilla y torpemente, un pequeño alegato que partió de una experiencia sobrecogedora ocurrida el pasado 24 de enero en el trayecto que unía el barrio de La Locería con el parque recreativo Omar Torrijos -denominado ‘Parque del Perdón’ durante la JMJ- en la capital istmeña.

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ESPECIAL: El aburguesamiento de la familia cristiana

por


Una llamada a integrar en el amor lo público y lo privado

Por Javier Rubio y Ricardo Morales. 15 de noviembre de 2018. Tiempo de lectura: 12 minutos

El 12 de mayo de 2013, sólo dos meses después de ser elegido pastor de la Iglesia católica, el papa Francisco se dirigió al mundo entero en su primera ceremonia de canonizaciones con un mensaje de extraordinaria contundencia.

“¡Cuanto daño hace la vida cómoda!, ¡cuanto daño hace el bienestar! El aburguesamiento del corazón nos paraliza".

El 22  de octubre de 2018, en el contexto de los premios Alter Christus, el profesor de la Universidad Lateranense de Roma y experto en pastoral familiar, Juan José Pérez-Soba, volvió a incidir en este mismo mensaje; agudizado por el avance y vertebración del individualismo en nuestros esquemas sociales y la desvirtuación, desplazamiento y desintegración que la agenda internacional de género propone para el modelo de familia convencional dentro de la sociedad. 

Poniendo en valor las exhortaciones apostólicas publicadas durante estos últimos cinco años por el Papa Francisco, vemos que dicho mensaje -el del aburguesamiento que paraliza el corazón- no solo viene a recoger el eco de la tradición social de la Iglesia, presente en términos similares desde la encíclica Rerum Novarum de León XIII a finales del XIX, sino que además interpela a los católicos y muy en particular a las familias cristianas a vivir de forma coherente la verdad del Evangelio. Esto es: atreverse a responsabilizarse de los dones recibidos,  salir del enclaustramiento individualista que disgrega la unidad familiar y transformar en fuerza creativa el amor que surge en la intimidad del núcleo matrimonial para salir al encuentro del otro.


Si la familia es, según Juan Pablo II, "la esperanza de la iglesia y la esperanza de la sociedad", parece más que pertinente abordar los problemas y soluciones identificados por el actual magisterio de la Iglesia para responder, desde el Vaticano hasta en el corazón de las sacristías, a uno de los grandes anhelos del hombre: vivir en libertad, desde la familia, en donación permanente al otro como cauce para lograr su propia felicidad. 

"El individualismo como principio siempre es infértil, el desarrollo genuino se genera en el encuentro y la apertura hacia el otro".

El individualismo: una herencia lacerante

En el octavo vídeo con las intenciones del Pontífice publicado por la Santa Sede, el papa Francisco pide oraciones “para que las grandes opciones económicas y políticas protejan a la familia como el tesoro de la humanidad”. De hecho, una de las notas características del magisterio del papa Francisco sobre el desarrollo de los pueblos se refiere a la fertilidad de la familia. En este sentido el Sumo Pontífice reafirma la visión de la familia como núcleo del desarrollo de los pueblos y como lugar privilegiado de aprendizaje del bien común que sostenía su predecesor, Benedicto XVI (cf. Caritas in Veritate, n.44). El Papa alemán, a su vez, es heredero de la intuición de Pablo VI y de Juan Pablo II según la cual la “economía” tiene como analogado principal la vida familiar, hasta el punto de que parece imposible entender un proyecto de economía global justo sin considerar antes el conjunto de los pueblos como una “gran familia” (cf. Caritas in Veritate, nn. 7,8 y 50).

El Papa argentino recupera este tema y lo introduce como argumento pivotal, especialmente ante el gran peligro del individualismo o del “aburguesamiento” acomodaticio que promueve la cultura del bienestar en Occidente. El silogismo con que se explica parece claro. 

En primer lugar, que el individualismo como principio siempre es infértil, el desarrollo genuino se genera en el encuentro y la apertura hacia el otro. En segundo lugar, la cultura de la dictadura del bienestar encierra a las familias y a los conjuntos sociales en su propio interés, sumergiéndolos en el individualismo. Esto nos lleva a que la cultura de la dictadura del bienestar impide la fertilidad, el desarrollo que se genera en la cultura del encuentro y de la apertura hacia el otro.

Por supuesto, en este contexto es necesario entender el “desarrollo” no solo en clave económica en sentido estricto, sino en su sentido más amplio. Para ello acaso sea necesario redescubrir el pensamiento de los Santos Padres sobre la “oikonomía” (literalmente, la “ley del hogar”). Igualmente, al hablar de “familia” necesariamente debemos distinguir entre la familia más concreta: la conformada por los padres, los hijos y acaso los abuelos, primos y amigos (Cf. Amoris Laetitia, nn. 194-198); y la que surge de una mirada cristiana sobre el conjunto de pueblos de la Tierra.

Así planteados los presupuestos, el magisterio del papa Francisco ha acentuado la importancia que tiene el desarrollo de la familia y su apertura “al otro” en la doctrina social de la Iglesia.

De forma especial esta enseñanza se ha articulado en tres grandes documentos:

"La familia es el órgano fundamental y primario que impulsa el desarrollo, siempre y cuando descubra su identidad y su misión en el conjunto social más amplio".

1. La Carta Encíclica “Laudato si'”


En esta encíclica del año 2015 el papa Francisco aborda de lleno los principales retos de la Iglesia Católica frente a los principales problemas de las sociedades en la segunda década del siglo XXI. En clara continuidad con el pensamiento de su predecesor, se actualiza el argumentario y se vuelve a enfocar para ajustar la doctrina a los problemas de hoy. En ese documento, el sumo pontífice insiste en presentar el mundo como un hogar y el conjunto de los pueblos como una familia (Cf. Laudato si', n.13). Solo esta mirada familiar sobre el mundo parece poder justificar el reclamo a la equidad de los pueblos (n.52), a la visión de una comunión universal con el mundo (n.89) y la justicia entre generaciones (n.162).


Además la familia es el órgano fundamental y primario que impulsa el desarrollo, siempre y cuando descubra su identidad y su misión en el conjunto social más amplio. En este sentido, la familia es el grupo social primario que debe protagonizar el impulso ecológico ambiental, económico y social (n.142); debe ser la célula básica de todo esfuerzo por alcanzar un bien común integrador, fundamento de toda paz social (n.157); y debe, en fin, ser la escuela principal donde se enseñe y se comprenda la alianza entre los pueblos y entre la humanidad y el ambiente (n.213).


Con este breve repaso parece más que mostrada la importancia de la familia como eje de desarrollo social y económico, según lo explicado en las premisas. Cualquier enfermedad que atente contra la dinámica fértil y creativa de la familia será, por tanto, un cáncer también para el resto de la sociedad.

"El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas".

2. La Exhortación Apostólica “Evangelii gaudium”


Este documento, cuyo tema es el anuncio del Evangelio en el mundo actual, ofrece varios fragmentos muy interesantes de cara al diagnóstico de la enfermedad de la familia actual, especialmente en Occidente. En el capítulo segundo de la exhortación el papa Francisco lleva a cabo una radiografía de la crisis del compromiso comunitario y descubre en la cultura una tendencia alarmante al individualismo y a la protección reductiva del propio interés.


En el número 66 el Papa afirma “En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe a sus hijos”. Esta “fragilidad de los vínculos” se relaciona directamente con la enfermedad del individualismo: “El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares” (n.67). El cristianismo es familiar en la medida en que rechaza este individualismo y reafirma su propuesta fundamental de “reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos «mutuamente a llevar las cargas» (Ga 6,2)” (n.67).


Esta apertura al otro en el ámbito familiar y social brilla con especial luz en el esfuerzo por la consecución del bien común y denota una apertura a la trascendencia: “a partir de una apertura a la trascendencia podría formarse una nueva mentalidad política y económica que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social” (n.205).

“Se teme la soledad, se desea un espacio de protección y de fidelidad, pero al mismo tiempo crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales”.

3. En la Exhortación Apostólica “Amoris laetitia”

Especial relevancia debe tener la exhortación apostólica de 2016, en la que el Papa trata el amor en la familia. El análisis de este documento resulta pertinente especialmente en dos sentidos:


a) En la diagnosis de los problemas que aquejan a la familia en la actualidad, expuestos en clave explicativa y canalizados como “retos”.


El problema fundamental, de nuevo, es el individualismo que impide generar en el núcleo familiar los vínculos necesarios como para que se dé un verdadero desarrollo integral (educativo, espiritual, cultural, ecológico, económico, social, etc.). A la par de este individualismo el Papa detecta una depauperación del matrimonio y una disolución del significado de libertad personal (nn.33 y 34). Esta tensión entre deseo de comunidad familiar y de desarrollo personal adquiere un tinte dialéctico: “Se teme la soledad, se desea un espacio de protección y de fidelidad, pero al mismo tiempo crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales” (n.34).


Otro gran problema, cuya culpa recae en una mala pedagogía cristiana, consiste en la idealización del matrimonio y de la familia a un estado casi inalcanzable de vida. La falta de encuentro con la realidad experiencial de las personas, sus problemas reales -personales y sociales- ha podido generar un estigma de imposibilidad moral sobre la propuesta de familia cristiana (n.36). Otras consecuencias de esta mala pedagogía es la incapacidad para mostrar el matrimonio “más como un camino dinámico de desarrollo y realización que como un peso a soportar toda la vida” (n.37). Se provoca con todo ello la sustitución de toda creatividad interior para afrontar y superar los problemas que atraviesa toda familia por una conciencia doctrinaria que impide -por cuanto pueda tener de imposición- el desarrollo de la familia en la sociedad.


El tercer gran problema analizado es el efecto de la “cultura de lo provisorio” en la familia, con su proceso característico de usar y tirar, consumir y agotar, gastar y romper. Se trata de una enfermedad que, generándose en la familia, corrompe todo el modus vivendi occidental: en las relaciones sociales, en las relaciones económicas y contractuales, en la relación con el medio ambiente. El Santo Padre advierte en esta enfermedad una clara relación con el individualismo: “quien utiliza a los demás tarde o temprano termina siendo utilizado, manipulado y abandonado con la misma lógica. Llama la atención que las rupturas se dan muchas veces en adultos mayores que buscan una especie de «autonomía», y rechazan el ideal de envejecer juntos cuidándose y sosteniéndose” (n.39).


Junto a esta falta de sostén y de sostenibilidad se encuentra la falta de provisionalidad que impide a la generación joven contar con las suficientes seguridades como para comenzar un proyecto familiar. Cuando incluso no se llega a incentivar lo contrario. Esto denota en la sociedad una ceguera que imposibilita descubrir el tesoro que supone la “familia tradicional” (n.40). Esta promoción de formas de vida contrarias a la familia -centradas en propuestas ideológicas o en el encumbramiento de la “autonomía”-, unida a políticas de control de la natalidad o de salud reproductiva, “no sólo determina una situación en la que el sucederse de las generaciones ya no está asegurado, sino que se corre el riesgo de que con el tiempo lleve a un empobrecimiento económico y a una pérdida de esperanza en el futuro” (n.42).


Ante estos problemas el Santo Padre evidencia una alevosa falta de atención por parte de las instituciones sociales y políticas: “Con frecuencia, las familias se sienten abandonadas por el desinterés y la poca atención de las instituciones. Las consecuencias negativas desde el punto de vista de la organización social son evidentes: de la crisis demográfica a las dificultades educativas, de la fatiga a la hora de acoger la vida naciente a sentir la presencia de los ancianos como un peso, hasta el difundirse de un malestar afectivo que a veces llega a la violencia” (n.43).


Otros grandes problemas de esta concepción individualista y consumista -protector ante todo del propio interés- que afecta a la sociedad occidental y a tantas familias cristianas, son: la falta de una vivienda digna (n.44), el desarraigo de miles de niños (cuando no la decisión del aborto o problemas como el abuso sexual) (n.45), las migraciones y la precariedad de sus condiciones de vida (n.46), la precaria situación de la atención a personas con discapacidad (n.47), el abandono a los ancianos y la eutanasia (n.48), y la miseria y exclusión social (n.49).


b) En las pautas que ofrece para transformar a la familia en el centro del desarrollo y de la promoción social.


Para superar estos retos, el Papa Francisco propone en primer lugar la transformación de la familia en una genuina “iglesia doméstica” (cf. Lumen Gentium, n.11), que descubra en el amor trinitario un modelo de amor que no se agota en sí mismo sino que tiende a irradiarse: a crear, a redimir y a santificar. En la familia “se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1657)»” (n.86). La alianza establecida en el sacramento del matrimonio -frente a los testigos, que simbolizan la presencia de la comunidad cristiana- garantiza que la familia sea siempre un bien para la Iglesia (gran familia de familias) y, a su vez, que la Iglesia sea siempre un bien para la familia (n.87).


Es precisamente en la familia donde nace el amor matrimonial que nutre a la Iglesia y que sirve de principio cristiano para dar sentido a la procreación y educación de los hijos y, consiguientemente, al desarrollo y la promoción de la sociedad. “La belleza del don recíproco y gratuito, la alegría por la vida que nace y el cuidado amoroso de todos sus miembros, desde los pequeños a los ancianos, son sólo algunos de los frutos que hacen única e insustituible la respuesta a la vocación de la familia, tanto para la Iglesia como para la sociedad entera” (n.88).


En segundo lugar, la familia es germen de fecundidad ampliada: “Conviene también recordar que la procreación o la adopción no son las únicas maneras de vivir la fecundidad del amor. Aun la familia con muchos hijos está llamada a dejar su huella en la sociedad donde está inserta, para desarrollar otras formas de fecundidad que son como la prolongación del amor que la sustenta” (n.181). Así la familia descubre su vocación en el amor no solo de puertas para adentro, sino también hacia afuera, hacia la sociedad: “La familia no se debe pensar a sí misma como un recinto llamado a protegerse de la sociedad. No se queda a la espera, sino que sale de sí en la búsqueda solidaria. Así se convierte en un nexo de integración de la persona con la sociedad y en un punto de unión entre lo público y lo privado. Los matrimonios necesitan adquirir una clara y convencida conciencia sobre sus deberes sociales” (n.181).


Una condición para que se dé esta “fecundidad familiar ampliada” consiste en la cercanía y sencillez, evitando destacar sobre el resto de la sociedad como una familia rara (n.182); y consiste también en responder el llamado a “sanar las heridas de los abandonados, a instaurar la cultura del encuentro, a luchar por la justicia” (n.183).


Este llamado se concreta en una reconstrucción doméstica del mundo, de forma que promueva la apertura y la solidaridad familiar, especialmente con los más desafortunados de la sociedad. Esta apertura no solo consiste en la donación de bienes o en la limosna, sino sobre todo en la aceptación del otro como hermano tejiendo una amistad real con quien lo está pasando peor (n.183).

"La familia no se debe pensar a sí misma como un recinto llamado a protegerse de la sociedad. No se queda a la espera, sino que sale de sí en la búsqueda solidaria".

4. Conclusión

Concluimos esta reflexión con una bella cita de esta exhortación apostólica que responde al problema de la infertilidad de la cultura individualismo en las familias y en la sociedad:

“Con el testimonio, y también con la palabra, las familias hablan de Jesús a los demás, transmiten la fe, despiertan el deseo de Dios, y muestran la belleza del Evangelio y del estilo de vida que nos propone. Así, los matrimonios cristianos pintan el gris del espacio público llenándolo del color de la fraternidad, de la sensibilidad social, de la defensa de los frágiles, de la fe luminosa, de la esperanza activa. Su fecundidad se amplía y se traduce en miles de maneras de hacer presente el amor de Dios en la sociedad” (Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” - n.184).

Este artículo, al igual que los contenidos audiovisuales que figuran en el especial, pertenece a Democresía y sus autores. Cualquier reproducción, total o parcial, deberá ir adecuadamente referenciada y tendrá que ser notificada al medio con la debida antelación a la espera de su total consentimiento.

Mayo del 68 o la politización de la filosofía

En Cultura política por

El 50º aniversario de los sucesos de mayo del 68 se suele abordar desde la perspectiva de la historia o de la crónica política, pero quizás no tanto desde las repercusiones de la mentalidad sesentayochista en el momento actual. Las influencias son claras. La posmodernidad está íntimamente vinculada a aquel mayo parisino y toda una serie de pensadores, representantes de una nueva izquierda menos colectivista y más individualista, han encontrado allí su inspiración.

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El último verano de Franco en el Valle de los Caídos

En España por

El Valle de los Caídos tiene los días contados. Al menos, con la estructura y el sentido que, hasta ahora, por una razón u otra ha adquirido. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fue raudo y dijo, poco después de deshacer la maleta en La Moncloa, que el dictador Francisco Franco ha de desalojar el lugar para que se puedan cerrar las heridas todavía abiertas de la Guerra Civil.

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Un paseo por el Cielo

En Diario compartido/Mundo por

Maximiliano tiene 10 años y de mayor quiere ser piloto. Sin embargo, es probable que nunca cumpla su sueño. Tiene miedo a las alturas, pero le gusta la idea de volar, aunque nunca lo haya hecho. Vive en la Villa 15 de Buenos Aires (Argentina), aquella conocida como Ciudad Oculta. La misma que el Gobierno tapió para esconder la miseria local a los ojos de las Olimpiadas de 1956. Reside en una obra a la que un europeo no podría llamar hogar. Cerca del fantasma de un viejo hospital que nunca llegó a construirse, y que, desde 1941, solo se ha usado como refugio para muchas personas. Nadie sabe una cifra exacta, no hay censos. Tampoco interesan. Al menos, de momento. Sigue leyendo

La guerra de los autobuses

En Asuntos sociales/España por

O las peleas y legislaciones detrás de cada bragueta

Hace dos domingos Ignacio Arsuaga, presidente de Hazte Oír (HO), me escribió un carta.

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Una aproximación a la ‘posverdad’

En Periodismo por

La palabra posverdad no aparece en el diccionario de la Real Academia Española, aunque es uno de los términos que más presente ha estado en los medios de comunicación en los últimos tiempos. Dicen que este neologismo, la posverdad o mentira emotiva, describe la situación, al modelar la opinión pública, de que los hechos objetivos tienen menos influencia que la apelación a las emociones. Y también  en que algo que aparenta ser verdad es más importante que la propia verdad. Sigue leyendo

Feliz Navidad, Carmena

En Asuntos sociales/España/Religión por

(La Navidad…) «es cristiana y la belleza de esa fiesta es que ha desbordado su contenido y sus valores y ha hecho que sea una fiesta internacional» (1 de diciembre de 2016).

Esta frase no es de la última carta pastoral del obispo de Madrid, ni del último discurso del Papa Francisco en el último ángelus. Es una cita de la alcaldesa de Madrid, la Excma. Sra. Manuela Carmena.

A veces asombra la intuición que tienen los de fuera para explicar lo que hay por dentro. El cristianismo nunca ha tenido el menor reparo en compartir su fe. Se quiera o no, su vocación es católica, término cuya etimología griega apunta a la universalidad (“kata”- sobre; “olos”- todo). Sigue leyendo

Protagonistas de nuestra historia (Manifiesto Elecciones EEUU)

En Cultura política/Elecciones EEUU 2016/Mundo por

Estados Unidos, 2016

La inminencia de las elecciones  ha puesto en evidencia una cruda realidad: en el país de las oportunidades, mientras los más dotados de recursos prosperan, otros muchos luchan por sobrevivir. Nuestro país se apoya en la convicción de que el trabajo duro y la iniciativa personal garantizan la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Hoy esa promesa parece fallar. Sigue leyendo

JMJ: Anunciar, celebrar, compartir la fe

En #RumboJMJ16 por

Por José Gabriel Vera

Cuando a mediados de los años 80 del siglo pasado, el papa Juan Pablo II convocaba a la juventud del mundo entero para un encuentro en Roma pocos eran capaces de adivinar lo que iba a surgir de esa llamada. Desde entonces se han celebrado 35 Jornadas, la última de ellas acabó el pasado domingo en Cracovia. ¿Qué pretendió el papa Juan Pablo II y qué han pretendido sus sucesores convocando a la juventud mundial?

En primer lugar, sin duda, prolongar la misión de la Iglesia. Llamar a los jóvenes para anunciarles el Evangelio, celebrar con ellos el amor de Dios, hecho perdón y eucaristía y enviarles a la misión. La Jornada Mundial de la Juventud es una gran catequesis, un anuncio del misterio central de nuestra fe que es Cristo. Lo decía así Francisco, en la ceremonia de acogida en Cracovia: estamos aquí por la fe, estamos aquí por Jesucristo. Por tanto, ésta es la primera razón de ser de las Jornadas Mundiales de la Juventud: reunir a los jóvenes para enseñar, celebrar y enviar a la misión.

Pero además, con estos encuentros se satisface la necesidad de compartir la fe, de compartir la humanidad reconciliada en el amor. Son muchos los jóvenes que encuentran en estos días que no están solos, que miles, millones, de cristianos comparten con ellos la fe, las dificultades, las condiciones de vida, las ansias de la juventud. El ser humano crece en sociedad y necesita compartir con los que son semejantes sus ilusiones y esperanzas. No son pocos los que en estos días renuevan su fe al comprobar que, aunque pertenecen a una pequeña comunidad perdida, en un pueblo pequeño, son al mismo tiempo parte de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. En estos días se sienten miembros del gran pueblo de Dios.

Gracias a estos acontecimientos, la Iglesia hace presente en el mundo cuál es su verdadera identidad: la Iglesia existe para anunciar, celebrar y compartir la salvación de Jesucristo. No está para imponer leyes, para hacer negocios, para anular la libertad, sino para mostrar al ser humano el camino de la plenitud. Este camino se hace visible en los miles de jóvenes que participan en cada una de ellas. Cada uno de ellos, desde su lugar, desde su momento de fe, se compromete en alcanzar la santidad y arrastrar a los que tiene cerca hacia ella. Nada más y nada menos. El testimonio de alegre compromiso cristiano despierta en el mundo preguntas sobre el modo de ser y el sentido final de nuestra propia existencia. Estamos llamados a ser felices, a ser santos. Los jóvenes lo intentan y enseñan cómo realizarlo. En nuestras manos queda ponerlo en práctica. Comenzando desde ahora para encontrarnos, dentro de tres años, en Panamá, como ha dicho el papa Francisco, con el sucesor de Pedro.

 

José Gabriel Vera es el Director del secretariado de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española

Crónica de una esperanza

En #RumboJMJ16/Asuntos sociales por

A comienzos de agosto de 1975, Ryszard Kapuscinski, asiste desde la ventana del Hotel Tívoli, junto al puerto de Luanda, en Angola,  al “éxodo blanco”.

Cientos de miles de colonos portugueses, ante la tensión permanente por la guerra civil que sitiaba la capital del país africano, decidieron huir en los últimos barcos que quedaban.

Kapuscinski describe esta situación en las primeras páginas de “Un día más con vida”. Cuenta como veía desde su habitación a su último salvoconducto difuminarse por la línea del horizonte, quedándose irremisiblemente solo en un país que desde ese momento le resultaría del todo hostil. Sigue leyendo

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