Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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La ilusión de un niño. La confianza de un hombre

En Cuero por

La historia de Fernando Torres podría ser la típica historia de un deportista de élite con final feliz. La del aventurero que sale de casa para aliviar la economía familiar y que, años más tarde, vuelve cargado de experiencia para conducir a la familia hacia su época dorada. La historia también podría ser la de aquel héroe que jamás encontrará la ansiada gloria en su casa, sino que tendrá que cruzar mares y montañas para firmar las estocadas que ponen fin a las más épicas batallas. Sigue leyendo

Arrabaleros, toscanos y ruidos celestiales en el AZ60

En El astigmatismo de Chesterton por

Antes volar era una cosa importante. El giro perfecto para las elucubraciones de un niño. Era el punto que necesitaba su locura, su divina inmadurez, para dotar de plausibilidad a una horda  de aviadores  nazis, de reporteros héroes heridos de bala que encandilaban a mujeres sofisticadas de vestidos rojos y sin ningún atractivo sexual reseñable.

El componente avión, que por norma general solo aparecía en la vida de un niño de clase media en el viaje familiar de verano, implicaba, necesariamente, preparar la historia con mucha antelación,  pues lo mejor de la aventura, salpicado de eternas caminatas y carreras de museo, era el vuelo de ida. Sigue leyendo

Tintín en el Atlas VI: Fuego y Hojalata

En Especial Tintín en el Atlas por

Boumalne – Ouarzazate – Marrakech – Tánger – España

Jueves 24 – Domingo 27

Otra vez en Erfoud. La misma avenida principal, los mismos cuerpos repitiendo su historia; su rumiar. Los colores y la miseria molida. Volver a estar ahí cuando el resto de participantes y organización, a esa hora, ya se encontraba en latitudes más altas era un puñado de escarcha entre las costillas. Definitivamente todo atisbo competitivo se había esfumado de nuestras ánimas. Nuestro Rally Solidario por Marruecos iba cerrando en negativo. Solo queríamos que nos arreglaran el coche para poder volver a casa cuanto antes. Sigue leyendo

Ánimo frente al desánimo

En Periodismo por

¿Son mejores los periodistas que se han titulado en una universidad que los que solo han aprendido practicando el oficio? ¿Es necesario el título para ejercer la profesión? ¿Cómo debe ser la enseñanza de esa profesión? En este eterno debate, cada vez hay más foros, reuniones, encuentros y congresos en los que se trata de encontrar respuestas a estas y otras preguntas sobre el tema. Como un adelanto, lo que sí se puede asegurar es que de los periodistas que trabajan en España el 80% poseen la titulación universitaria.

En una de esas reuniones, el Laboratorio de Periodismo que organiza la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), se ha puesto de relieve el problema de la masificación que padecen los estudios de periodismo. En los últimos 35 años, en España se han licenciado en periodismo 78.000 jóvenes, y en los últimos tiempos cada año lo hacen unos 3.000, de los que solo se emplean unos 600. Algunos de los responsables de estos estudios defendieron en la reunión la necesidad de hacer más difícil la carrera, para que tuviera un prestigio mayor y para acreditar que el estudiante va a servir realmente para la profesión. Reducir y recortar serviría para ir hacia la excelencia; haría bien a la carrera, a la profesión y a la sociedad. Un ejemplo de la masificación es el número de facultades que hay en España: más de 40 centros dedicados a la enseñanza del periodismo, que concentran a unos 19.000 alumnos.

Sin embargo, varios decanos y exdecanos defendieron en dicha reunión que los actuales planes de estudio y los actuales profesores sí forman adecuadamente, aunque también subrayaron algunos de los intervinientes que hay pocos profesionales del periodismo en las facultades.

La mayoría insistió en que los periodistas deben tener formación universitaria y en que, aunque no existe un método ideal para formar periodistas, es necesario adaptar la enseñanza a la nueva realidad social, cultural y tecnológica y en que es también necesario utilizar las nuevas tecnologías en la docencia y ofrecer másteres como complemento de la enseñanza universitaria. Los másteres constituyen un buen método de enseñanza en el periodismo porque fomentan la especialización.

Los profesores que intervinieron en el Laboratorio reconocieron el desánimo con que se enfrentan los alumnos a los estudios, ante las dudas de si la carrera servirá a la larga y de si encontrarán trabajo. Ante este panorama que presentan los alumnos, los profesores, además de docentes, tienen que asumir el papel de motivadores –para el que reconocen que no se encuentran preparados– con el fin de convencer a los alumnos que hacen bien al estudiar y licenciarse.

En cuanto a los alumnos, algunos se quejaron de la carencia de prácticas y la falta de materiales y de que algunos profesores no tengan experiencia profesional, lo que reconocieron algunos docentes, que subrayaron la conveniencia de que los profesores, si no todos, muchos, sean periodistas en activo. Los alumnos pedían, en definitiva, que los planes de estudios sean más cercanos al ejercicio de la profesión.

En este Laboratorio de la APM muchos insistieron en que la profesión periodística debe ser una profesión titulada y colegiada, y en que es necesaria una estructura profesional más rigurosa en la carrera porque la profesión es cada vez más compleja.

Tanto en el mencionado encuentro como en otros varios se pone de relieve que, pese al panorama –que muchos califican de desolador– la carrera de periodismo sigue atrayendo a miles de jóvenes. Se reconoce que cada vez hay más actividades prácticas y que aumentan los convenios de los centros de enseñanza con empresas. Aunque las empresas echan la culpa de la situación a los centros por licenciar a un número tan alto de periodistas que no pueden absorber, y las universidades critican a las empresas porque contratan mano de obra barata y no titulada.

En una de estas reuniones sobre los estudios de periodismo, un profesor reconoció la falta de implicación de los estudiantes. Puso como ejemplo la prueba que hace a sus alumnos el primer día de clase: preguntarles que periódico ha leído cada uno ese día. El resultado no puede ser más pesimista: de 40 alumnos solo cuatro habían leído un diario. Y la respuesta es más deprimente cuando indaga que noticiarios han escuchado en una emisora de radio ese día: en muchas ocasiones se encuentra con la respuesta de que ninguno.

 

El futuro de la información depende de comunicar inteligentemente lo que está ocurriendo en el mundo, un mundo cada vez más complicado.

 

Por eso, concluye que no hay que dar mucha importancia cuando los alumnos se quejan de que hacen pocas prácticas, porque entienden las prácticas solo como el manejo de una cámara de televisión, pero no entienden que también sea una actividad práctica manejar con destreza la lengua español. O conocer la realidad del mundo que les rodea, a pesar de que, como decía el famoso periodista norteamericano James Reston, “el futuro de la información depende de comunicar inteligentemente lo que está ocurriendo en el mundo, un mundo cada vez más complicado”. No debe el periodista limitarse a comunicar literalmente un hecho, “hay que explicarlo. Por ello, una buena formación humanística es un requisito sine qua non para ejercer el periodismo”.

De las palabras de James Reston se concluye  que en los planes de estudio se debían incluir más conocimientos de cultura general (literatura, historia, geografía, ciencias políticas…), además de un dominio de las técnicas del oficio, tanto en los aspectos teóricos como prácticos, según muchos de los 350 profesionales de 57 nacionalidades que asistieron en Bélgica al Tercer Congreso Mundial de Periodismo y Educación.

En esta última reunión surgieron ideas originales para la enseñanza del periodismo, como plantear a los estudiantes que creen un blog sobre un tema del que sepan mucho, para poder criticar las noticias que aparecen en los medios de comunicación sobre ese tema. Eso permite a los alumnos aprender a valorar, a interpretar y a analizar con criterio propio la información de los medios.

En definitiva, que la importancia del papel que desempeña el periodista en la sociedad para que los ciudadanos actúen con una buena información obliga a que la enseñanza del periodismo se convierta una y otra vez en objeto de estudio y de debate, y de que se anime a los jóvenes que se acercan a los centros a que sigan adelante si, pese a todos los inconvenientes, sienten que pueden desempeñar en el futuro ese papel.

 

FOTO: Flickr (Mer Chau)

El neurofraude de las pseudociencias

En Antropología filosófica/Ciencia y tecnología/Pensamiento por

Las neurociencias: el trending topic de la vanguardia científica, la niña mimada de la investigación, que ha hecho de nuestro cerebro un nuevo mundo por explorar, hasta el punto de que se ha podido decir que el nuestro será “el siglo del cerebro”. Un panorama prometedor para una ciencia aún en pañales; una ciencia que no pretendo criticar ni cuestionar.

Sin embargo, ya sabemos que no es oro todo lo que reluce. En el río revuelto de la revolución cognitiva, no faltan los pescadores materialistas de siempre, que vuelven a la carga, diciéndonos, como resume S. Nannini, que “así como se puede, después de Darwin, prescindir de Dios para explicar la vida, se puede igualmente prescindir del alma para explicar la inteligencia”. Sigue leyendo

“Aniquiladlas. A todas”

En Columnas/El astigmatismo de Chesterton/Pensamiento por

A lo largo de estos dos últimos años me he visto en multitud de habitaciones, celdas, locutorios, sacristías, salas de espera de colegios, restaurantes, bares de mala muerte, discotecas, bancos sucios, bancos limpios, sillas de plástico en pasillos fríos, suelos de piedra caliente y en una huerta… Tres mudanzas, con otras dos más anotadas en la agenda para antes del turrón, atesoran lo curva que puede llegar a ser la vida de un periodista que tenga por apellido en LinkedIn “Freelance” o en twitter algo así como “aventurero empedernido”.

En cualquier caso, con la certeza de la vida –de “esta vida”–, en casi todas ellas –firmar un absoluto sería admitir que vivimos en el mismo infierno– la musca comun ha estado presente. Sin más propósito que ofrecer a los espectadores un baile caótico, un duelo a muerte con la gravedad para ver quién gana en centímetros al hastío. Revoloteando con la misma torpeza con la que se recoge un borracho la madrugada de un martes de abril, al sonar de la persiana metálica del bar donde se ha dejado las ganas de empezar de nuevo; entre charcos de luces y reflejos fluorescentes del chaleco de un basurero con casco de bici en la cabeza. Sigue leyendo

La tragedia del héroe épico

En Pensamiento por

«A Occidente y sólo a Occidente le ha cabido la gracia de nacer dentro del signo de un universo acabado, donde religión y arte son una misma cosa, el universo de la epopeya de Homero» (Von Balthasar, Gloria IV, 1986).

Se puede argumentar que en occidente los dos grandes géneros literarios originales eran la tragedia y la épica. En torno a estos géneros fueron surgiendo los demás y en ellos encontraban su sentido. Se podría argumentar incluso que ambos nacieron de los grandes esfuerzos epopéyicos de las primeras grandes culturas. Pienso especialmente en la Ilíada, por supuesto. En el poema épico por antonomasia se cantan las hazañas trágicas de los héroes y las consecuencias que tales hazañas supusieron para el destino de sus pueblos.

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Tintín en el Atlas V: Tierra y hambre (2)

En Especial Tintín en el Atlas por

JUEVES 24 – DESIERTO DE ERFOUD

Nuestro último día en Erfoud fue definitivo en el viaje.

Salimos de madrugada del campamento ya que a las 5 de la mañana debíamos estar en el control de salida. Corríamos de noche.

Excitados por la aventura que íbamos a dibujar y por ver que estábamos peligrosamente cerca de los puestos de cabeza, salimos con determinación a hacer nuestro mejor tiempo.

Pinchamos a los pocos kilómetros de empezar a rodar. Sigue leyendo

Ahí tienes tu casa: adórnala (y III)

En Cultura política/España/Pensamiento por

En las dos primeras partes de este artículo, hemos examinado al reformista y al progresista en política bajo el supuesto de que el primero acepta lo que hay y el segundo lo rechaza. Esta intuición tiene consecuencias explicativas muy directas sobre nuestra actualidad: daría cuenta de la imposibilidad conceptual —y, probablemente, fáctica— de un gobierno “reformista y de progreso” así como de la tendencia —esta vez, sí, fáctica— de las formaciones de izquierda a la radicalización y la acción fuera del orden institucional.

Ahora bien, más de uno podría pensar que no hay nada perjudicial en el cambio y la actualización. Al fin y al cabo, ¿no está bien visto el reinventarse a uno mismo? ¿No es sana la flexibilidad? La respuesta a esta cuestión trasciende las categorías de un mero juicio moral, pues incide directamente en quiénes somos y qué estamos llamados a hacer en esta vida. Pero, por no complicar más las cosas, digámoslo de un modo retador, al estilo de John Gray: cuanto más nos empeñamos en cambiar el mundo, más olvidamos que lo importante es contemplarlo hasta llegar a entenderlo. Sea o no eso posible… that is the question (to be adressed in this end part of the article).

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La paciencia de Svetlana Alexiévich

En Democultura/Literatura por

El último premio Nobel de literatura recayó en la escritora y periodista bielorrusa Svetlana Alexiévich, autora de libros tan deslumbrantes como originales, a medio camino entre el testimonio y la literatura. Libros como La guerra no tiene rostro de mujer, Voces de Chernóbil o El fin del “homo sovieticus”. Por las venas de Alexiévich, fluye el sentimiento de la gran literatura rusa en la forma de dos notas fundamentales: la amplitud de su perspectiva, que transmite la sensación de que nada de lo humano le resulta ajeno, y su implicación emocional en el paisaje que describe. Sigue leyendo

Tintín en el Atlas (II): Brochetas, rucios y chilabas

En Diario compartido/Especial Tintín en el Atlas por

DOMINGO 20 DE MARZO. MEKNES  – BOSQUE DE CEDROS – MIDELT

 

Tintín en el Atlas: Parte 1Ya disponible la primera parte de las aventuras de #TintínEnElAtlas siguiendo el recorrido del Rally Clasicos Del Atlas.Visita el episodio completo en https://democresia.es/2016/04/tintin-atlas-i-velos-corderos/

Posted by Democresía.es on Domingo, 10 de abril de 2016

 

Tras retorcer mil pueblos, de los que jamás llegaríamos a aprendernos sus nombres, extrajimos nuestra primera idea en nuestra primera tarde sobre Marruecos. Daba la sensación  que este país en el momento en el que todo estaba a medio hacer, habían decidido darlo por terminado. Era como si siguieran al pie de la letra las escrituras apócrifas de un libro extraño, donde un dios macabro no hubiera llegado al séptimo día, por estar de no sé qué resaca, y se hubiera conformado con una tierra repleta de pedruscos y bestias, sin hombre ordenado que contemplase y diera nombres a lo que miraba.

Los sacos de yeso reventado,  los escombros ardientes en la cuneta, la excesiva ventilación de las casas -con todos los ladrillos despuntando en los tejados con la misma irregularidad que la boca de un párvulo-. El adobe apretando sueños contra el suelo… Todo este caos, propio de quién está a diez cosas a la vez  y ninguna en particular, es una de las antesalas de la locura, que en este caso lleva el matiz de la miseria -que no de la pobreza- lo que le da al relato un toque ocre y crea similitudes arriesgadas entre las ficciones del San Petersburgo de Dostoievski con la realidad de tres españoles de poca barba en algún lugar del Magreb. A propósito de la referencia, recuerdo sentir una aprensión similar por el perpetuo plano secuencia que era Marruecos y cuando me tocaba leer un soliloquio del enfermo Raskólnikov o las siempre febriles y morbosas exhortaciones de Fiódor Pávlovich ; el padrísimo en “Los Hermanos Karamazov”.  Todo, ficciones y periplos; venían a parar al mismo desagüe existencial.

Todo aquel espectáculo distópico lo observábamos desde fuera sin poder ni querer ser partícipes de los asuntos de aquellos miserables, de aquellos deambuladores, que vagaban, como si de extras de “The Walking Dead” se tratase, por las calles de los pueblos. No paseaban. No caminaban. Todo era una cavilación perpetua de las distintas moradas oscuras que ataban las entrañas a la tierra. Y ese discurrir tenía un impacto palpable en el vaivén de las personas por las calles.  Lo vimos. Lo comprobamos. Avanzaban unos pasos y se acomodaban en un sitio sin más, mientras se hurgaban los bolsillos o afilaban los zapatos de cuero con el bordillo. Después miraban el suelo un rato, donde pudiera haber algún dátil espachurrado. Intercambiaban un par de palabras en un corro de cuatro o cinco chilabas y así dibujaban la portada de algún relato nocivo de los padres de la sospecha. Y después de un rato largo, vuelta al deambule.  Había miles de ellos por las calles. Muchísima gente sin ningún propósito claro, ninguna sugerencia para el espectador, más que el rumiar.

Esta observación que sacamos y que animamos al lector a que vaya a las comunidades rurales del desierto y del Atlas a contrastarla, fue el postre con el que nos despedíamos de cada repostaje, después de comer o cuando simplemente nos parábamos para averiguar en qué momento nos habíamos perdido.

Las carreteras de Marruecos están llenas de burros.

Olvidaos de los camellos y dromedarios que os hemos mostrado en nuestro engañoso tráiler. Estos  no fueron más que tres pinceladas entre las dunas. Acompañando nuestra expedición por el Atlas y sus faldas largas, nos vimos en un buen puñado de ocasiones cercados por ovejas, burros y perros del desierto. Pero sobre todo burros.

La mayoría de ellos portando carga humana o viniendo de un negocio provechoso, al ir desnudas las alforjas. Alguno que otro ya de costado, con sonrisas parecidas a las del equino de “La Pasión”, con las moscas celebrando su particular festín después del ayuno impuesto el último viernes de cuaresma.

Un par de frenadas suaves  después, para medir bien la distancia entre el camión de delante y los pollinos, llegamos  ya sin luz a Meknes. Nuestra primera noche en Marruecos. Allí conocimos los principios del Rally Solidario en el primer briefing del viaje.

Intercambiamos impresiones con su siempre alegre y liviana organización. Buscamos comodidades con personas afines en aquel caldo de anhelos que eran los más de 120 participantes venidos de toda España, Portugal y Alemania.

Al día siguiente, al escuchar el rugir de los monstruos y chatarras que nos acompañaban en la salida de la primera etapa,  y después de mil gritos entre los integrantes del equipo Newjamii -nuestro equipo- por ver que el 4 x 4 tenía horrorosas dificultades para subir la primera cuesta y porque a los tres kilómetros ya estaba apagado por sobrecalentamiento del motor,  definimos que nuestro objetivo definitivo para el apartado competitivo del Rally era terminar y llevar el coche, de una pieza a ser posible, de vuelta a Madrid.

Ya harto lejano habían quedado las risas, podios, trofeos e insulas que dibujaban nuestros espíritus la noche anterior.

Mientras se repartían las raciones de culpas, aproveché para tirar unos cuantos planos en aquel singular paraje. Arena roja, cedros, barrancos y  nieve.

David Mesa, uno de los aventureros, iba echándole en pequeñas dosis hielo del suelo al líquido refrigerante mientras negaba con la cabeza. Pablo Martínez, se lamentaba, como fue y seguirá siendo habitual, por el deber ser y la realidad del ser. Por el “deberíamos haber hecho” y “hemos hecho”.

Y en esto, cuando pareciera  por el amargor de las primeras líneas del relato, que el Otro en el otro se escapaba de los primeros vistazos que sacábamos, apareció un pastor con su rebaño.

Un centenar de ovejas peludas con sus perros guardianes se apretujaron, en la inmensidad de la montaña, junto al calor del metal que desprendía el coche.

Mirando inquisitivamente a la cámara que le atrapaba, hizo varios ademanes con la mano a David, por lo que entendimos que filmar aquella experiencia estética tenía un coste ridículo. Desembolsamos nuestro primer donativo, 10 dirhams, y nos deleitamos con aquel silencio interrumpido de vez en vez por el balar, el burbujeo del agua del motor y el viento entre los árboles.

Después de media hora apareció el coche de la organización que nos dijo que aquella primera etapa había sido cancelada debido a la nieve que obstaculizaba el camino.

Creyendo más en la providencia que en las inclemencias del clima, brindamos con zumos tropicales y nos pusimos a tirar fotos mientras hablábamos del pastor y sus ovejas.

Salimos  de la montaña después de un rato  de gambiteo.

Sabíamos que a Midelt, el punto de encuentro de aquella etapa fallida, quedaba un buen saco de horas y no llevábamos más referencias que los carteles marroquíes, al no disponer de conexión ni de mapa físico con el que menearnos por los nudos nacionales.

Paramos a comer unas cuántas brochetas de algo que se debía parecer al cordero en una gasolinera de la mala muerte.  Alguien la noche anterior había sacado una audaz observación.

¿Os habéis fijado que no hay burros viejos?

Asenté con omeprazol mi busaca y me atreví a todo lo que el presupuesto y la cocina iba ofreciendo.

De este modo y con algunos retortijones de más, hicimos nuestra primera parada solidarias.

Esta experiencia, repetida a diario y de forma constante, siempre fue el punto radical cada día. Por encima de la velocidad, los ríos secos y el polvo.

Esta zona de Marruecos tiene una gran afluencia de eventos deportivos con apellido solidario. Y hablamos de bereberes y tuaregs convertidos a la mendicidad. Gente que lleva milenios perfeccionando, porque le va la vida en ello, sus artimañas comerciales. Antaño se intercambiaban las distintas comunidades leche de camello con pieles, mujeres por dinero, ropas por turbantes. Ahora, a excepción de contadas tienditas y puestos, todo lo que tienen para ofrecerte es su tiempo y sus rostros comidos por la piedra.

FOTO: Democresía/Ricardo Morales
FOTO: Democresía/Ricardo Morales

Un montón de uñas partidas iban rebuscando por el maletero. Los niños son los que más presión ejercen, aupados por los padres, que les empujan a la primera línea para  que señalen las necesidades de la despensa, aunque a ellos se les escape entre legumbres y lentejas “¡Stylo! ¡Stylo!”, que significa un rotulador de cualquier color que no sea negro. No hablaron más francés que este durante nuestra parada. Con el hambre les bastaba. Y pusieron mucho empeño en explicarnos cómo hay que entenderlo.

Esta experiencia no fue gratificante de ninguna manera. Y no lo fue en todo el viaje.

Fue torpe, duro y llegué a tener sentimientos de ruindad por mi parte, pues era plenamente consciente de que estaba pagando con comida el grabar sus rostros demacrados. Asumieron que ese era el trueque. Y les parecía un precio justo, aunque no les agradase en absoluto.  No me paré a contemplarlos aquella vez más allá que por la pantalla de la cámara. No hubo Otro en el otro en esta ocasión… O sí. Porque ahora rezo por ellos.

Llegando ya a Midelt, con el cerebro embotado de una jornada tan repleta de contrastes, a las afueras de la ciudad, dos chicos y un burro, uno encima y otro tirando de las riendas, volvían a casa. Los vimos de frente. Llevaban hojas de palma colgando.

¡Anda! Es domingo de Ramos.

 

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Analfabetos del sexo

En Pensamiento por

Voy a empezar citando a un filósofo que me aburre bastante por lo general, pero que me viene de perlas para esta diatriba que os traigo hoy:

Al hablar tanto de sexo, al descubrirlo desmultiplicado, compartimentado y especificado justamente allí donde se ha insertado, no se buscaría en el fondo sino enmascararlo: discurso encubridor, dispersión que equivale a evitación” (Michel Foucault, Historia de la sexualidad, vol. 1).

Lo que viene a plantear el archivista francés con estas palabras es que, así como se ha planteado en la antigua Roma y en otros pueblos de Oriente un ars erotica, nuestra tradición occidental ha desarrollado más bien una scientia sexualis, que, entre tanta palabrería y discurso sobre el sexo ha conseguido sepultar su verdad: esconder la verdad del sexo mediante el exceso de discurso, decir mucho para no decir nada. Sigue leyendo

Dolor: experiencia de muerte o germen de vida

En Pensamiento por

“Las sales de mis lágrimas amargan
el pan que me alimenta;
me cansa el movimiento,
me pesan las faenas,
la casa me entristece
y he perdido el cariño de la hacienda.
¡Qué me importan los bienes
si he perdido mi dulce compañera…!”.

José María Gabriel y Galán, “El ama”.

Cuentan las leyendas que alrededor del siglo V a. C. en la India vivía un joven Sidarta, del linaje de Gótama y familia de reyes, preservado por su padre de los misterios de la vida y de la muerte. Era el mayor afán de Sudodana que su hijo le sucediera algún día en el trono y gobernara su territorio con destreza y perfección, a lo que servía separar al infante de todo posible contacto con doctrinas religiosas y la realidad del sufrimiento y de la muerte. Sigue leyendo

Ahí tienes tu casa: adórnala (I)

En Cultura política/España/Pensamiento por

¿Un Gobierno “reformista y de progreso”?

Las dificultades que afrontan nuestros dirigentes para configurar gobierno o los primeros pasos de los nuevos partidos en la política institucional son asuntos que, de un tiempo a esta parte, acaparan la atención de los medios y de la población en general. Bienvenido sea. Sin embargo, quizá no convenga ilusionarse con que el renovado interés por la política que manifiestan jóvenes y adultos provenga de una ciudadanía ilustrada. Muchas veces, seguimos las noticias sobre partidos y campañas con el mismo espíritu que atendemos el resto de noticias: por ver qué hay de nuevo. Lo cual en absoluto es despreciable. Sigue leyendo

Democracia “directa” en Madrid

En España por

Seguro que alguno de vosotros lo ha visto también. Andaba echándole un ojo a las actualizaciones de Facebook cuando me encuentro un ‘post’ publicitario del Ayuntamiento de Madrid con la siguiente frase: ¿Te imaginas tener una fuente para beber agua y refrescarte en verano?

Lo primero que le pide a uno el cuerpo (seguro que alguien nos encuentra un ancestro en común con los gatos) es soltar un bufido: ¿Me toman por idiota? Sigue leyendo

ESPECIAL: Tintín en el Atlas

por

Nuestra versión alicantina del famoso reportero belga (que incluye pipa y gorra) se ha subido al todoterreno de Newjamii para recorrer el Magreb siguiendo la ruta del #RallyClásicosdelAtlas. Durante los próximos días nos irá contando sus aventuras por el norte de África y sus encuentros con pilotos y con comunidades rurales de Marruecos.

ESPECIAL: Tintín en el Atlas [TRAILER]

¡Ya está aquí!Nuestro reportero Ricardo Morales se enfunda las calzas de Tintín para seguir la ruta del Rally Clásicos del Atlas. Os contamos el proyecto:#TintínEnElAtlas #Democresía #Viajes

Posted by Democresía.es on Sábado, 9 de abril de 2016

La ruta

Las tetas destierran al pan y la tinta los domingos

En Periodismo por

Una noche cualquiera.  La pasada, por ejemplo.  Abres tu periódico online. Ya es algo tarde. Quieres echar un vistazo rápido a las noticias para dar tu doble tick azul a las obligaciones del día y calmar así la voracidad “ruidística”.  No ves ningún titular destacable. Ningún vídeo viral de los propuestos te hace reír ya. Nada te llama la atención.

Haces otra ronda de lo mismo cuando entras en tu panfleto deportivo favorito. Ninguna perrería nueva de Cristiano. Ningún tweet sobresaliente  de Piqué. Todo bien.  Te puedes ir ya a dormir. Aunque te pican un poco los ojos. ¿Qué es esto? ¿Qué pasa? Ya no estoy tan cómodo. Me aprieta el vientre. El picor incrementa. Haces memoria ¿Me he frotado con algo? Sigue leyendo

DiCaprio, no te mereces el Oscar

En Cine/Democultura por

Los medios de comunicación o la prensa oficial, como diría Hilaire Belloc, han conseguido que el lector inconformista dude, por sistema, de todas las afirmaciones rotundas que éstos hagan sobre cualquier tema.

Sucede con política, donde determinadas cabeceras televisivas han trasladado -ante la inoperancia actual del Parlamento- a diputados de todos los colores al plató de televisión y ya les vemos legislando;  a golpe de encuestas a pie de pantalla y de hashtags traviesos.

Sucede con los temas de migración, donde toda verdad qué conocemos sobre los centenares de miles de personas que andan deambulando por Europa ahora, en este momento; con las manos destrozadas de tanta verja, se debe a la cámara  caprichosa de la agencia de comunicación que ande peinando la zona.

Y como no podía ser menos, sucede con la cultura. Sigue leyendo

Tres grandes motivos para desempolvar los clásicos

En Democultura/Literatura por

Cuando se dice: “es un clásico del cine”, lo que se insinúa es: “es una película que debes ver”. Cuando se dice: “todo un clásico de la literatura”, se está refiriendo a un libro que se encuentra en casi todas las librerías, puede descargarse gratis en el proyecto Gutenberg y ninguno de los presentes lo ha leído. Ni lo va a leer. A fin de cuentas, casi todos estos clásicos literarios cuentan con una adaptación cinematográfica que, de estar bien realizada, puede convertirse perfectamente en un clásico.

Parece que con el paso del tiempo la literatura clásica se vuelve más y más remota. Entre el hombre del siglo XXI y el caballero de la Mancha o Lanzarote o Aquiles, se abre una brecha cada vez más amplia y más oscura. O, peor aún, hablamos de Aquiles y viene a nuestra mente el rostro de Brad Pitt con el pelo por los hombros y los músculos al aire. Sigue leyendo

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