El pasado 25 de julio tuvo lugar en el NH de Madrid la presentación y lanzamiento de Fertilitas. Se trata de una entidad que busca poner en contacto a matrimonios con dificultades para poder tener hijos con profesionales que verdaderamente les pueden ayudar. De una forma ética y cuidando los fundamentos de la deontología médica y el amor conyugal, las familias encuentran en esta nueva iniciativa un sistema de diagnóstico y tratamiento científico eficaz.
Ante una variopinta concurrencia, que juntaba a curiosos y periodistas con profesionales del mundo académico, clínico e incluso eclesial -con la participación de Mons. Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares en el evento- sus coordinadores hablaron de un término que, definitivamente, no escucharan ni en las clínicas de reproducción asistida ni en los ambulatorios u hospitales.
Se trata de la Naprotecnología. Una metodología de la ciencia reproductiva desarrollada en EE.UU. por el Dr. Thomas W. Hilgers, director del Instituto Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana y del Centro Nacional de la Salud de la Mujer de Omaha, Nebraska.
Esta especialidad médica está dedicada a resolver los trastornos reproductivos. Se basa en el diagnóstico y tratamiento de las causas de la subfertilidad, tanto del hombre como de la mujer, colaborando siempre y nunca sustituyendo a la fertilidad natural del matrimonio.
Lo revolucionario de la Naprotecnología, cuenta Fertilitas en su página web, es que trabaja naturalmente en cooperación con el sistema reproductor y ginecológico, identificando los problemas para corregir su alternación, manteniendo la ecología humana y sosteniendo el potencial procreador. También trata otras patologías relacionadas con la salud ginecológica como el mantenimiento del embarazo, la prevención de abortos espontáneos o partos prematuros, el síndrome premenstrual, la presencia de ciclos irregulares, ovarios poliquísticos, sangrados anormales, etc.
Esta técnica es empleada de forma simultánea con la aplicación del Método Creighton, método de reconocimiento de la fertilidad basado en la observación estandarizada y el registro gráfico de los biomarcadores de la mujer.
“Acompañar, observar y sanar poniendo siempre a la persona en el centro son nuestros pilares fundamentales”, explicó durante la presentación de Fertilitas Álvaro Ortega, presidente de la Fundación + Vida y uno de los coordinadores de este proyecto.
Frente a la “deshumanización y la falta ética”, Fertilitas
«Hace un par de años vino a mi consulta una paciente que llevaba atendiendo desde que era adolescente. Hacia un tiempo que no la veía, le pregunté que qué tal iba todo, se sentó y se puso a llorar. Me contó lo siguiente: “hace dos años que me casé. Después de doce meses fui al ginecólogo porque veía que no estábamos pudiendo tener hijos y, sin explorarme ni nada, me dio directamente esta tarjeta”. Yo, claro, algo extrañado le dije: “Pero ¿has ido a otros ginecólogos después?” y me dijo: “He ido a cinco. Y los cinco me han dado la misma tarjeta”. Ninguno tuvo el detalle de explorarla. Yo le recomendé a un amigo mío y entre que iba y no iba le hice un estudio básico y resultó que tenía hipotiroidismo. ¡Hipotiroidismo! Pero a nadie se le había ocurrido hacerle una TSH. Resulta que todos los médicos de esa zona trabajaban a comisión para la misma clínica. Y ninguno tuvo el detalle de explorarla. Le dimos un tratamiento sustitutivo y a los dos meses estaba embarazada».
Este fue el testimonio con el que el doctor Ricardo Abengózar, director del Instituto de Bioética de la Universidad Francisco de Vitoria, quiso ejemplificar la “deshumanización y falta de ética médica” que un importante número de colegiados está ejercitando en nuestro país.
“Los embriones son víctimas de estos abusos. Los que no sirven son descartados o congelados. Yo me pregunto ¿Quién hace esta función? ¿un médico puede descartar un ser humano? Eso es impropio de la medicina (…). Creo que estamos asistiendo a una paradoja muy importante. Se están promoviendo tecnologías sanitarias inhumanas por los mismos que están demandando una rehumanización de la medicina. No hay consejería de sanidad que se precie en este país que no haya creado una dirección general de calidad asistencial y humanización de la medicina. Y esos mismos están promoviendo en la cartera de los hospitales estas técnicas. Que son las más ineficientes de la cartera de servicios. Los resultados son penosos. Y son carísimas”, se lamentó el doctor Abengózar durante su intervención.
Al comienzo de la presentación de Fertilitas, Miguel Gabián, economista, padre de familia y uno de los fundadores de este proyecto, aportó algunas cifras apoyadas en la Sociedad Española de Fertilidad, contrastándolas con las cifras que arroja el INE en materia de nacimientos.
“Para la generación de un niño mediante estas técnicas son necesarios 16 embriones. Haciendo matemáticas nos sale que la primera causa de aborto en nuestro país no es la inducida o de carácter quirúrgico sino las vinculadas a la reproducción artificial (…). Entre el 7 y el 10 por ciento de los nacimientos en nuestro país ocurren bajos este tipo de prácticas gracias a una legislación hiperfavorable. España se ha convertido en el dorado de las FIV (Fecundación in Vitro)”, argumentó Gabián durante su intervención.
Tal y como pudimos conocer durante la presentación, miles de familias acuden a estas clínicas de reproducción asistida sin haber escuchado antes alternativas como a Naprotecnología o el Método Creighton. Es el ejemplo que nos contaron Lander y Cris, un matrimonio al que habían desestimado para poder tener hijos y que gracias a este método concibieron a Luis.
Solo en España, con una población de 47 millones de personas, dispone de 492 clínicas de reproducción asistida. Cifra que se ve superada año tras año y que es “poderosamente llamativa” cuando se pone en contraste con Estados Unidos donde para 325 millones hay abiertas 440 clínicas FIV.
La postura de la Iglesia. Una recuperación para la sociedad de hoy de la Humanae Vitae
Mons. Reig Pla festejó durante su turno de palabra la triple coincidencia del miércoles 25. A la festividad de Santiago Apóstol se le sumó el nacimiento de Fertilitas y el cincuenta aniversario de la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI. Valiéndose de este documento trazó un paralelismo entre la propuesta de la Iglesia y la situación actual que adolece la sociedad española buscando la “relevancia de transmitir el sentido pleno de la maternidad y paternidad”.
“La moral no se puede privatizar. Si no se respeta los principios de la Doctrina Social de la Iglesia que es el encuentro del Evangelio con el nosotros, la sociedad decae. Y si el hombre cae, no se edifica una sociedad a la medida de la dignidad de las personas y a la gran vocación específica del ser humano que es el amor. El amor conyugal, la familia. O lo que es lo mismo. La generación de la propia sociedad que nace con los hijos”.

