De VOX, el nuevo partido de la derecha española, se puede decir que es inevitable. Poco más.
Si nos atenemos a los mensajes en redes sociales de VOX, verdadera declaración de intenciones sobre su estilo de hacer política y sobre su ideología, su nacimiento puede estar más cercano a las motivaciones de los americanos que, de manera espontánea, se agruparon en torno a la poliédrica noción del Tea Party estadounidense, ultraliberal en lo económico y ultraconservador en el plano moral.
Este movimiento, por cierto, ha sido superado por las fuerzas que han llevado al propio Trump a la Casa Blanca, de corte “neopopulista”, por la nueva derecha populista occidental (NDPO), llamada Alt-Right, auspiciada por Steve Bannon, antiglobalista, aislacionista y proteccionista, racialmente blanca, con un planteamiento ideológico y excluyente del cristianismo.


La NDPO es la sublimación del Tea Party, más centrado en la organización administrativa y el sistema fiscal del estado, recogiendo aquella, sobre todo, la lucha contra la ideología de género, la lucha contra el feminismo radical, contra la inmigración y las sociedades heterogéneas, el globalismo capitalista, etc. y, en España, la lucha contra la prohibición de la caza, o la lucha contra los animalistas, que cuestionan el arte de la tauromaquia, que describiera con esmero Sánchez Dragó –trovador de VOX-, en su obra “Gargoris y Habidis”, como una fiesta incardinada en lo ritual, lo religioso, del alma de todos los pueblos mediterráneos.
Un partido de esta naturaleza se aleja de la Prudencia, la Templanza, la Fortaleza y la propia Justicia.
Esta asimilación de VOX a la NDPO es más evidente en sus cuadros e ideólogos que en sus bases, y aquellos han sabido influenciarse simbióticamente por una corriente de pensamiento “metaconservadora” y/o “metacatólica” y/o “metaespañolista”, pues sin ser un pensamiento conservador clásico, por el punto de ruptura que existe incluidas las formas, va más allá y absorbe el discurso y los postulados de la NDPO organizada en torno a una especie de “Internacional Populista”, bajo la marca de la asociación “The Movement” (“El Movimiento”), con sede en Bruselas.
Un partido de esta naturaleza se aleja de las cuatro virtudes, que los cristianos llamaron cardinales, por debajo de las teologales. Prudencia, Templanza, Fortaleza y el pegamento de las cuatro, la propia Justicia, pero no le convierte en totalitario.
¿Qué motiva su aparición y la hace inevitable?
Su surgimiento, encuentra una primera causa, y es la reacción visceral y mecanicista (a toda acción le sigue su reacción) a los excesos del pensamiento de izquierda, que desde el presidente Zapatero, viene rompiendo ciertos consensos de la Transición (‘memoria histórica’, monarquía, igualdad de género, aborto, federalismo,…), esenciales para la convivencia. El mismo veneno, de signo opuesto, que el que la izquierda española desprende en los últimos tiempos.
Una segunda causa del nacimiento del partido verde es de tipo transversal, compartida por españoles muy distintos, unidos por la unidad de España. Santiago Abascal, en su libro “En defensa de España”, junto con el filósofo Gustavo Bueno, nos da su tesis fundamental: la no vigencia en la práctica de la “indisoluble unidad de España”, en el marco de la tensión entre la fórmula del estado autonómico y el estado de derecho. Añado, además, entre aquellos y el estado democrático, y la insostenibilidad financiera de nuestro estado social y autonómico.
Llegados a este punto de estas líneas, aparece una tercera causa de la aparición de VOX. No es más que el resultado de la división interna y descomposición del Partido Popular por renunciar al “popularismo”, primero desde el neoliberalismo aznariano, después por el tecnocratismo rajosorayista.
Las relaciones humanas son el antídoto perfecto contra las nuevas formas de hacer política, nuevas tentaciones inhumanas, viscerales, irracionales, separadas de toda racionalidad humana.
La causa de las causas: crisis del estado de derecho, del social, del autonómico y del democrático. El estado de derecho, con su igualdad de todos ante la ley en crisis y una constitución jurídica preeminente sobre la nación misma, choca con el estado autonómico, que regionaliza la soberanía nacional, y también con el estado democrático, que exalta la doctrina roussoniana de la soberanía popular (“democratismo”), que todo lo puede, hasta la autodeterminación de las partes del todo. Además, tiende a chocar con el estado social, que es híper-intervencionista, en esferas clásicamente privadas.


¿Alma conservadora? Extremismo vs Moderación
Un partido como VOX en los límites de la NDPO corre el riesgo de transitar la senda del hipernacionalismo, y perdería su impronta liberal-conservadora, nada dada a situar a la persona bajo la Clase o la Nación, precisamente por la existencia de verdades absolutas como la dignidad del hombre. Por las formas altaneras y faltonas, también.
En este punto, cabe traer a colación la díada que propugnara Norberto Bobbio sobre “extremismo-moderación”, superadora de la díada “izquierda-derecha”. Aquella explicaría mejor a VOX. Esto explicará su incapacidad de construir con los demás europeos un proyecto más amplio, que se les queda demasiado grande y complejo.
Vox no es capaz de respetar los matices de la realidad, y peca, como la izquierda, de tratar de imponer una visión al conjunto.
A su vez, esta distinción explicaría como en momentos de grave crisis histórica, tal vez como la que vivimos actualmente, pero de manera excepcional, la derecha moderada y la derecha con tendencia a situarse en el extremo –como reacción-, primero contra un conjunto de ideologías progresistas, que han destruido la convivencia bajo la bandera del progreso (primera causa) y, segundo, reacción como último camino para la supervivencia de la unidad de España (segunda causa), pueden entenderse, porque se trata de una cuestión de método, y sobre todo, porque es más complejo deshacerse de los valores y pactar con los contrarios.
Como dice Bobbio, el contraste con respecto a los valores (derecha –izquierda) es más fuerte que con respecto al método (moderación – extremismo). Es decir, para el jurista italiano, VOX y su pacto con el PP y Ciudadanos, al igual que Podemos con el PSOE, serían más inteligibles y explicables porque en política suele ser más difícil renunciar a planteamientos ideológicos (valores), que a métodos en la acción (más o menos radicalidad en la defensa y divulgación de aquellos).
Debemos pensar que es en los matices donde suele brotar la hierba de la libertad, por la singularidad, y que esta hierba siempre tiene tonos distintos, alturas diferentes. Es en los matices donde la igualdad total quiebra. Y no se trata de estar contra la igualdad, sino a favor de los matices. Y defender esto debe ser lo más parecido en pensamiento político a ser conservador. Y en esto, VOX, no lo es. No es capaz de respetar los matices de la realidad, y peca, como la izquierda, de tratar de imponer una visión al conjunto, a pesar de todo o como reacción. Pero ciertamente, muchos españoles se sienten en un estado de necesidad, que justifica la legítima defensa política.
Conclusión
La Prudencia, la Templanza, la Fortaleza, la Justicia es la receta de los moderados de todos los partidos e ideologías ante los graves acontecimientos que tenemos ante nosotros. Caridad, también, comenzando por nosotros mismos y nuestras propias posibilidades, y acogiendo a los distintos en nuestras tradiciones y cultura. Esperanza, como dijo el filósofo francés Gabriel Marcel, como “la tela misma de que nuestra alma se constituye”. Y, Fe, puesto que en las ideologías no está toda la respuesta.
La respuesta solo puede estar sobre el terreno, sobre todo, en la relación con el vecino, y se entra en relación con éste porque previamente se tiene una relación personal, dialogada, con lo trascendente, y es así de dialogada, porque Dios se hizo persona en Jesús. Sea o no cierto, que yo lo confieso así, las relaciones humanas y sociales que se generan son de un nivel de humanidad, que la política está llamada a perseguirla, aun cuando sea como solo un ideal.
Las relaciones humanas son el antídoto perfecto contra las nuevas formas de hacer política, de izquierda y derecha, nuevas tentaciones viscerales, separadas de toda racionalidad.
El vecino de barrio, de pueblo, de región, de país y de continente… Acogerle es el reto de los partidos que, como VOX, estén ahora ante esa tentación. Sin la capacidad para tratarse y tolerar al diferente VOX irá desbocado al extremismo político, teniéndolo muy fácil desde su visión del mundo radical, de unos y ceros.
Sin la capacidad para tratarse y tolerar al diferente VOX irá desbocado al extremismo político
En definitiva, la capacidad de comprender en última instancia la riqueza de una sociedad diversa, en el proyecto de vida en común que es España y es Europa. De que es posible un nuevo modelo de cooperación y de concebir las relaciones entre sociedad, estado y administración poniendo a la persona en el centro, y no a la nación, la raza, el estado, el pueblo, la clase, el dinero o un Dios ideologizado.
El filósofo francés Luc Ferry apunta al ecologismo como verdadera ideología del siglo XXI, la única que nace del hombre moderno y actual, que, además, sirve para explicar la pertenencia de un hombre a una comunidad de ascendientes y descendentes. Tal vez se equivoque, tal vez no. Tal vez ese partido que sugiere el filósofo sea más conservador que los actuales ecologistas. Tal vez ese partido verde, pueda ser un partido conservador humanista. Pero, en mi opinión, aplicarlo a VOX, cuyo color es el verde, sería, aún, ciencia ficción, pero podría llegar a serlo.

