Uno de los personajes más irritantes que ha dado el cine, el excesivo Jesús Quintana (John Turturro), se chulea en la bolera ante un exasperado Walter (John Goodman) en “El gran Lebowski”. Muchos fueron Walter anoche, perplejos ante el triunfo de los “otros”. A la perplejidad le siguió agarrar el dispositivo más cercano que les pusiera en contacto con los medios digitales y redes sociales para empezar a descargar indignación. Se habla mucho de la superioridad moral de la izquierda; aquella que se arroga el derecho de reclamar una libertad de expresión que se niega al contrario. Pero si echamos un vistazo al hashtag #26J, especialmente poco después de conocerse los resultados de las elecciones que han dado por vencedor al PP, nos encontramos con algo más burdo: una violencia verbal y un desprecio al que piensa distinto que da pavor. ¡Pasen y vean!
Un ejemplo de “aquí todos somos unos cabrones”:
En España apoyamos el machismo, la homofobia, la privatización y que nos roben. Porque SPAIN IS DIFFERENT
— aldara (@aldarasantomef) 26 de junio de 2016
Hay quien se lanza a dar explicaciones ante el estupor de sus compatriotas. Aquí una reflexión sesuda, hilando fino:
A ver tio,que si sale el pp es por que hay mas personas mayores,las cuales han estado educadas con franco,por lo tanto son fachas. #26J
— fucκιng nιghτmαrε❤️ (@UnaEnanaDel98) 27 de junio de 2016
También hay quien utiliza las figuras retóricas con la precisión de un itamae haciendo sushi:
Ser estudiante y votar al PP es como votar a Pacma e ir a los toros. #L6elecciones
— Alejandro (@AHastingsGH) 26 de junio de 2016
Pero también hay quien intuye algo bastante razonable:
O sigo a mucha gente de izquierdas o no entiendo lo que ha pasado en el #26J#EleccionesGenerales2016
— JamonGeorge (@jorgegalan209) 26 de junio de 2016
Para que alguien se permita una actitud de superioridad moral le debemos exigir, qué menos, una convicción profunda, articulada y argumentada de que las ideas y recetas en las que crees son las mejores para el bien común. Pero los términos “superioridad” y “moral” son demasiado elegantes para las reacciones tan burdas a las que estamos asistiendo. Propongo una explicación a la inquina de los perdedores (y de las perdedoras, por supuesto): una dieta informativa dudosa.
Entendemos por information diet todos los contenidos informativos que nos metemos en vena a diario. Eli Pariser acuñó la idea de la “burbuja” para definirlo como un ecosistema informativo en el que nos aislamos de la realidad. Esa burbuja se compone de toda aquella información que consumimos de acuerdo a unos parámetros (¿ideológicos?, ¿de afinidad?) que hemos definido previamente, o que algoritmos como los de Facebook o Google nos procuran de acuerdo a nuestros gustos. Poco a poco delegamos nuestra visión de la realidad al relato que se va creando en ese pequeño ecosistema. En el mejor de los casos ese relato no estará compuesto por mentiras, sino por verdades a medias. Juan Ramón Rallo publicó hace poco una atinadísimo artículo sobre cómo elevamos a la categoría de universal lo que es un dato particular, y cómo a partir de ese error inicial se derivan conclusiones distorsionadas. Uno sospecha que algunos tenían la dieta informativa tan saturada de grasa que ni se imaginaban que había vida más allá de lo que su entorno informativo les había contado.
Ni la derecha española tiene grandes motivos para sentirse un Jesús Quintana ni la izquierda se puede permitir los arrebatos de Walter Sobchack. Revisemos nuestras dietas informativas y abrámonos a las razones y motivos de nuestros contrarios. Salgamos al encuentro de otras perspectivas y preguntémonos si no son más que otras trayectorias argumentativas que enriquecen y amplían la nuestra. Tratemos de persuadir, a la inteligencia, nunca a los bajos instintos, si creemos que estamos en lo cierto. Pero, por favor, no nos tomemos por imbéciles entre nosotros.
P.D.: Activistas y fanfarrones
Por cierto, la derecha también suele tener lo suyo: una cierta jactancia en algunos que echa para atrás. Aquí vemos al activista (es una persona comprometida socialmente) Lagarder Danciu durante la celebración en Génova siendo increpado (o seducido, ya uno no sabe) por dos señoras bien.
Esta noche ha ganado la corrupción. Somos un pueblo que permite q nos gobiernen los mafiosos del PP. @SiPeroNo1pic.twitter.com/l9oEr0S4Mw
— Lagarder Activista (@lagarder81) 26 de junio de 2016
IMAGEN: Walter aguanta el tipo ante la provocación de Jesús Quintana en “El gran Lebowski”