El verbo intransitivo mitinear no está recogido por el diccionario de la Real Academia Española, pero sí aparece en el Diccionario de español en línea, que lo describe como “dar mítines o participar en ellos”.
Pues bien, ahora que falta poco para que comience lo que oficialmente se denomina campaña electoral (lo anterior, lo que estamos viviendo día a día desde hace tiempo, se llama precampaña) conviene reflexionar un instante: dentro de unos días vamos a vivir rodeados, sobre todo por parte de la televisión, de mítines por todos los costados. Nos van a mitinear de lo lindo.
Y el mundo de la comunicación y del periodismo va a verse envuelto especialmente de las campañas electorales que desarrollarán los partidos políticos de cara a las importantes elecciones generales (para el Congreso y para el Senado) del 20 de diciembre. Son muchos los observadores que critican que las campañas electorales se han convertido en pura propaganda.
Por un lado, se obliga a tener en cuenta la proporcionalidad: a tantos diputados o votos de elecciones anteriores corresponden tantos minutos, a la hora de elaborar en los medios audiovisuales los bloques de información electoral o a la hora de programar entrevistas o de proyectar debates. Por otro lado, los propios partidos políticos proporcionan a esos medios cortes de las intervenciones de los candidatos en los mítines, o les facilitan la señal audiovisual o radiofónica. Estas medidas les han venido muy bien a las emisoras de televisión, porque así no tienen que trasladar a sus equipos, enviar unidades móviles, etcétera, con el consiguiente ahorro económico. Aunque los profesionales del periodismo hayan perdido la oportunidad de obtener información de primera mano.
Algunos periodistas que vivieron la Transición y las etapas políticas inmediatamente posteriores en las cadenas de radio y televisión echan de menos las campañas y las caravanas electorales de aquellos tiempos, cuando los candidatos compartían el autocar con los enviados especiales y los periodistas podían preguntar y obtener información. Aunque esos y otros periodistas opinan que los partidos políticos se equivocan al blindar a sus candidatos y evitar el roce con los profesionales.
Muchos están de acuerdo en creer que los mítines y, en general, las campañas electorales no se hacen pensando en los militantes, que ya están convencidos de antemano de las bondades de su partido, sino que se hacen para los medios de comunicación, aunque paradójicamente no se permita a los medios intervenir en fijar las reglas del juego. Lo que desearían los medios y los periodistas es que los partidos y sus candidatos explicaran claramente sus ideas y sus programas, y que no se limiten en los mítines a producir una frase redonda que se convierta al día siguiente en un titular llamativo.
Pero es de temer que en la próxima campaña electoral de cara al 20 de diciembre, Santo Domingo de Silos, los métodos sigan siendo los mismos que los de los últimos tiempos, porque, al fin y al cabo, pensarán los estrategas de los partidos, hay que seguir mitineando, que algo quedará.