Estamos de resaca de unas elecciones andaluzas donde los ciudadanos han decidido dar un giro de 360º. Abundan los análisis sesudos sobre la victoria del PSOE, la derrota del PP, el ascenso de Podemos y Ciudadanos y las crisis de IU y UPyD.
En lo que va de día ya he leído media docena de veces que en democracia los votantes siempre tienen la razón. Por un lado, es un axioma indudablemente cierto: igual que el cliente siempre tiene la razón porque tiene el dinero que anhelas, el votante siempre tiene la razón pues es dueño del voto que buscas obtener.
Son sus votos los que dan y quitan el poder político, y darles la espalda está condenado con el fracaso. Son los votantes los que deciden qué tiene importancia electoral y qué es irrelevante a la hora de votar.
En esta última categoría, hoy los andaluces no lo podrían haber dejado más claro: la corrupción les importa una puta mierda. Lo siento por el lenguaje, pero la realidad es dura y con dureza ha de ser contada. Los EREs, los cursos de formación, la púnica, el caso Bárcenas, la Gürtel y otros tropecientosmil vergonzantes casos de corrupción les han dado absolutamente igual. Total, qué más da. Sólo nos cuesta 40.000 millones de euros.
Esto nos lleva al verdadero análisis de la frase del momento: no, el votante no siempre tiene la razón, por muy en democracia que estemos. El votante se equivoca, como todo hijo de vecino. Y los votantes, en este caso, han metido la pata hasta el fondo. Si las urnas garantizan la impunidad de la corrupción en un país donde la separación de poderes es de facto inexistente la mayoría de votantes se están convirtiendo en cómplices de todos esos crímenes que ocurren al amparo de sus sufragios. Su irresponsabilidad —o mejor dicho, su co-responsabilidad— es una equivocación. Una equivocación que perjudicará a sus conciudadanos de manera irreparable durante los próximos 4 años. El votante no siempre tiene la razón.
En nuestras manos está influir en las decisiones de nuestros políticos, y la mejor manera de conseguirlo es influyendo en las decisiones de las personas de nuestro entorno. Te animo a que tú también pongas tu granito de arena. Es necesaria mucha pedagogía para que nuestra familia, nuestros amigos, nuestros seguidores en redes sociales y todo aquel dispuesto a escucharnos acaben entendiendo la importancia del voto y su responsabilidad para con los demás. Por delante nos queda un año duro, con unas elecciones municipales, autonómicas y generales que determinarán el futuro de nuestro país. Los votante se pueden equivocar. Es nuestro deber hacer todo lo que esté en nuestra mano para evitar que vuelvan a errar en un momento tan crucial.