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El despiece de las primarias del PSOE. El debate

En España por

Susana Díaz ha actuado como si ya fuese la Secretaria general del PSOE. Ha hecho un Rajoy para entendernos. Pedro Sánchez ha volcado sus esfuerzos en conservar los apoyos que tiene. Una especie de prietas las filas que pocos apoyos va a sumar por falta de visión y de ambición. Patxi López ha hecho el mejor debate dejando en evidencia a sus dos oponentes, cosa poco complicada, la verdad. Sale vivo del debate pero sabe que su batalla de verdad empieza el día 22 de mayo y le ha de llevar hasta el 17 y 18 de junio. El Congreso Federal del PSOE que dibujará los equilibrios de poder tras esta batalla tan fraternal como fratricida.

Nunca un proceso interno del PSOE, en la historia reciente, ha sido tan cainita. Ni en Suresnes, entre la vieja guardia y los jóvenes cachorros del interior. Ni a finales de los ochenta entre guerristas y renovadores. Ni en la pugna entre Almunia y Borrell en el 98 (la victoria más clara, por cierto, en un proceso de este tipo, que se decantó a favor del catalán por 21.394 votos). Ni la de Zapatero y Bono en 2000. Ni la de Rubalcaba y Chacón en 2012. Ni las primarias de 2014 que convirtieron a Pedro Sánchez en Secretario general por 16.352 votos.

De 2014 a 2017

En el Debate de hace tres años, fue Madina el candidato que actuó como si ya fuese Secretario general. Al menos, fue el más institucional de los tres. Pérez Tapias era, claramente, el candidato que le ponía la pimienta más izquierdista a la cosa, casi con un tono marginal o periférico respecto del núcleo central del PSOE. Mientras que Sánchez se presentó como el candidato simpático, diferente, sin nada que perder,… El que quería recuperar un PSOE más fresco.

En 2017 ha faltado esa frescura. La tensión era más evidente. Era una parte central del debate. Si comparamos el posado previo de las dos citas nos encontramos con un detalle interesante:

Sánchez, finalmente triunfador, a la izquierda de la imagen. Madina en el centro y Pérez Tapias, el hombre de una parte de las bases, a la derecha del plano. Miremos ahora el posado de este lunes:

La posición a la izquierda de la imagen la ocupa Susana, Patxi en el centro y a la derecha del plano Pedro. No consta que el ex Secretario general sea supersticioso.

Pedro Sánchez ha usado esencialmente tres mensajes, repetidos por lo demás, a lo largo de estos meses. A saber:

  • La culpa de todo la tiene Susana. Ha enumerado una serie de titulares de prensa para tratar de demostrar que la andaluza le ha movido la silla casi desde el primer momento. Le ha echado la culpa del giro del PSOE hacia la abstención en la investidura de Rajoy. Y la ha identificado con los barones del partido y con el poder orgánico. Como si los dirigentes territoriales no fuesen militantes y parte esencial del partido.
  • La identidad de proyectos con Patxi. “Tu proyecto es nuestro proyecto, Patxi” le ha dicho en un momento dado a su compañero. Y el vasco le ha recordado, entre las carcajadas de los pocos presentes en la sala, que tal vez es así porque Pedro ha hecho suyas las ideas de Patxi. Pero en la hora y media larga de debate, Pedro no ha contemplado la posibilidad de retirarse para apoyar a Patxi. Eran cantos de sirena para apartar a su contrincante.
  • El PSOE es de los militantes. “Y yo soy uno más de ellos”, como si Pedro Sánchez no hubiese sido Secretario general durante dos años y medio. Como si una parte importante de los votantes y los militantes no le hubiesen dado la espalda elección tras elección. Como si el funcionamiento del PSOE no fuese democrático cuando el resultado no le gusta y como si los dirigentes del partido no fuesen parte de la militancia.

Pedro Sánchez se ha hecho fuerte en el relato sobre el que se ha construido su segundo asalto a Ferraz: en los últimos meses “alguienes” han usurpado el control del PSOE en contra de los militantes para ponerlo al servicio del Gobierno del PP y de Rajoy. Un relato tan simple como poderoso para buena parte de los socialistas españoles. Un relato que le ha traído hasta este segundo intento en contra de lo que pensaban buena parte de los notables del PSOE sólo en noviembre pasado.

Susana Díaz no ha dejado pasar la ocasión de colocarle algún rejón a Pedro Sánchez, que se lo ha puesto fácil, la verdad. “Tu problema eres tú, Pedro”, le ha dicho, “la gente no se fía de ti”. También le ha dejado algún recado a Patxi López, sobre todo al hablar de la dedicación a tiempo completo o parcial a la Secretaría general. “Yo no cuestionaré tu entrega Patxi, pero lo que sí es verdad es que los resultados fueron los que fueron”. Hábil y rápida en este aspecto del debate se ha enredado en argumentos alambicados cuando explicaba las relaciones con el PP, la posición-oposición frente al Gobierno, o su modelo de partido. Tal y como le ha recordado varias veces Sánchez, la Presidenta de la Junta no ha presentado su programa para estas primarias (lo hace el martes 16) y se ampara en generalidades sobre las bondades del socialismo, del PSOE y de la izquierda.

Susana Díaz sigue sin construir un relato claro, coherente y atractivo para los socialistas, para los que tienen que votar por ella. Los que votan a su favor lo hacen con las tripas. Los que votan en su contra, también lo hacen con las tripas. Y ella está fiando su éxito o su fracaso a las tripas de unos y de otros. A eso y a la movilización de los mandos intermedios del partido allí dónde puede hacerlo.

Patxi López venía siendo el comparsa en estas primarias, a pesar de ser el primero en lanzarse al ruedo. Pero sale de este debate como una alternativa creíble. Se le ha notado demasiado necesitado de un impulso sobre todo por el exceso de gestualidad de las manos. Más mitinero que sus dos oponentes. Ha repartido mandobles a diestra y siniestra con esa autoridad moral que da ser el mayor de la clase y haber pasado ya por muchas etapas diferentes.

Ha tirado de experiencia para dejar algunas frases breves y directas que recordaban a la Factoría Rubalcaba en la que más de una vez ha bebido. “Ni un militante sin voz y ningún poder orgánico sin control”. “No se trata de buscar culpables sino de encontrar soluciones”. “No es mirar el pactar con quién, sino para qué, como hice yo en Euskadi”. Y ha aprovechado la deriva intelectual de Sánchez para dejarle una lección de teoría política sobre Qué es una nación que no deja en buen lugar a su oponente después de la ocurrencia de la nación de naciones culturales.

Lo dicho, Patxi López no sólo ha reforzado la sensación de que esto no es sólo cosa de dos, sino que ha arrojado luz sobre una realidad mucho más diversa y menos polarizada que se deja ver entre los dos extremos enfrentados a muerte hasta el 21 de mayo. Patxi intenta abrir un camino para las semanas posteriores, que van a ser tremendas. Para esas semanas en las que, como él mismo ha dicho, los socialistas tendrán que “tender puentes en lugar de cavar trincheras”. Probablemente, el ex Lehendakari está pensando particularmente en su futuro inmediato, pero seguro que también en el del PSOE que salga del 39º Congreso Federal.

¿Y ahora qué?

Quedan cinco días de campaña, uno de votación y tres semanas para preparar el Congreso e ir cerrando heridas de cara a la configuración de la nueva ejecutiva a partir de los repartos de poder y equilibrios necesarios. Es posible que a pesar de todo, Susana Díaz se haga con la Secretaría general y que, efectivamente, cuente con Patxi López y su gente para tratar de reconstruir el partido. Pero la cosa es saber si podrá hacerlo sin los apoyos de Pedro Sánchez o contra ellos.

Es posible que Pedro Sánchez vuelva a dar la sorpresa y vuelva al despacho que abandonó el 1 de octubre. Pero será una persona bien distinta y sus apoyos habrán cambiado radicalmente. Por otra parte, echar dos veces a un Secretario general no entra en los cálculos ni siquiera de los más osados, así que si vuelve será para quedarse, al menos, un mandato completo… con todas las elecciones que por en medio se celebren.

Conviene revisar el excelente repaso que Juanma Romero realizó el pasado 3 de mayo sobre la correlación entre avales y resultados en las primarias en El Confidencial. Por mi parte, me parece interesante entresacar estos datos:

 

Hace tres años, como vemos en los datos, Pedro Sánchez logró mejorar, en las urnas, en casi un 55 % el número de avales que había logrado reunir para presentarse. Claro que Eduardo Madina mejoró sus números en más de un 89 % y José Antonio Pérez Tapias en más de un 100 %. Si miramos los números absolutos, los de la tercera columna, Eduardo Madina captó casi el mismo número de votos (22.496) que Pedro Sánchez (22.648). Así que la gran diferencia entre ambos estuvo en los avales. Y en los avales, en la recogida de avales, jugó un papel clave, Susana Díaz y la federación andaluza del PSOE, en ese momento apoyando a Pedro Sánchez.

Hace tres años se presentaron un total de 76.488 avales, entre los 3 candidatos. Este año han sido 123.373, un 61 % más. Lo que supone sólo 8.000 personas menos de todas las que votaron en las primarias de 2014. Aquel 13 de julio votaron 131.663 personas. Habrá que ver cuantas van a votar el domingo 21 de mayo pero me atrevo a aventurar que con una participación por debajo del 65 % ganará Susana Díaz. Si la participación supera ese 65 %, la victoria será para Pedro Sánchez.

Veremos.

 

 

Profesor en Next International Business School. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, en Ciencias Políticas por la UNED, Master en Community Manager y Social Media por la Universidad de Barcelona y Doctorando por la Complutense. Durante mi carrera profesional he desempeñado el cargo de Subdirector de Informativos de Telemadrid. En la actualidad soy miembro de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales, ponente en Congresos Internacionales de Comunicación Política y coautor de varios libros

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