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La perversión del amor

En Amor y sexualidad/Antropología filosófica por

He aprendido sobre el amor en un contexto cristiano. Un poema de Juan Pablo II decía “El amor me lo ha explicado todo”. Y ciertamente, el amor en el cristianismo, es vértice y es fin. El amor en el cristianismo no es abstracto, se vive en la carne y de forma concreta. Tan concreto como lo define San Pablo en una de las Cartas más bonitas de la historia: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece (…)”.

Durante los días de San Valentín, el pasado mes de febrero, me sorprendió que la noción del amor con la que crecí cada vez tiene menos presencia en el discurso público. O, como mínimo, de una parte importante del discurso público. Por un lado, he visto críticas al amor romántico por parte de la izquierda alternativa como una herramienta de dominación a la mujer tanto en el plano sexual, como emocional, como económico. Por otro lado, he visto una reivindicación del amor desligada del otro. Un amor que es adicción a las mariposas, sin nunca pasar de allí. Me pregunto si estas dos expresiones del amor, el amor esclavista por un lado y este amor emancipado del otro, no son dos caras de la misma moneda. Por un lado, las perdedoras y por el otro los vencedores. No pretendo con mi enfoque dar un enfoque de género a esta discusión, pero sí preguntarme si la celebración de esta noción del amor desligada de dependencias ha terminado por provocar que ciertas personas sufran más, y sean menos libres.

El otro día, mientras me preguntaba esto, indignado por la incapacidad de ver la grandeza del amor, me fui a la librería sediento de respuestas de los sabios. Buscaba un enfoque fresco y crítico de esta nueva noción del amor. Hay mucho menos filósofo del amor de lo que uno supondría. Y la verdad, El amor, las mujeres y la muerte de Schopenhauer no me apetecía. De pronto, me di cuenta de que el amor nunca ha ocupado espacio en los estantes de filosofía, sino en los de poesía y literatura. Pues el amor marida con Belleza, Verdad y Bondad. Por eso, y sobre todo, se le ha cantado y bailado a lo largo de la historia. El amor no es tanto un concepto teórico, sino vivido y real.

Blaise Pascal describía al hombre como: dependencia, deseo de independencia, necesidad. Hoy se busca un amor que no ligue y que sea libre. La libertad humana en el amor nos permite abrirnos y establecer relaciones plenas, conocer nuevas personas y crecer con ellas. No obstante, la libertad en el amor no puede ser emancipación porque exige de la existencia de otro del que conscientemente nos hacemos dependientes. La fragilidad humana ya nos anticipa que el amor humano no es fácil, es duro, pero no hay amor pleno sin entrega completa al otro.

Mi abuelo lleva años cuidando y ligando todos los actos de mi vida a mi abuela. No diría que esté emancipado: no puede viajar, ni pintar lo que le gustaría, ya que está entregado a mi ahora limitada abuelita por una decisión que tomó ya hace más de cincuenta años. Pero, mi abuelo es libre y vive completamente enamorado. Sí, mi abuelo es mi héroe. Porque mientras algunos se esfuerzan por pervertir la principal razón de nuestras vidas, él lo reivindica con lo que tiene: su vida, que es lo real y lo vivido.

Nos intentan politizar el amor, pero como decía San Pablo: el amor no pasará jamás.

I. G. Callizo, gerundense en Ginebra. Director de OIDEL (www.oidel.org). Me interesa la teoría política, la educación, el arte y la condición humana. Me encantan las croquetas. Hace tiempo que intento estar más ocupado que ocioso. Llevo gafas desde los cinco años.

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