Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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‘Cero en historia’: brillante máquina de manipulación

En Asuntos sociales/Periodismo por

Aviso para navegantes. El estilo mental de este artículo ha salido un poco decimonónico. Quería titularlo “Análisis fenomenológico y hermenéutica de Cero en historia”. Acto seguido me di cuenta de que ese es el título que debía poner a un texto que, por algún motivo, quisiera que fuera público y que, a la vez, no leyera nadie.

La primera temporada de Cero en historia, programa de #0, ha terminado hace unos meses con gran éxito. El espacio, presentado por el cómico Joaquín Reyes, se estructura en diversas secciones en las que sus colaboradores, J.J. Vaquero, Silvia Abril, Sara Escudero y Raúl Cimas, tendrán que superar una serie de pruebas. Cada semana les visita un invitado que hace las veces de jurado. Desgranemos el formato y la ejecución del programa para descubrir por qué Cero en historia es una brillante máquina de manipulación. Sigue leyendo

Literatura, poesía y cine. La verdad en un juego de mentiras

En Cine/Literatura por

Artículo escrito por Ane Armentia Touza y Laura Martín García.

La verdadera historia del cine es el nombre que recibe el documental realizado en 1995 por los cineastas Peter Jackson y Costa Botes. El director de El señor de los anillos demostró tener una imaginación desbordante antes de adentrarse en la Tierra Media y hacer de un libro casi una religión. La única verdad dentro de este documental se encuentra en el título.

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Ignacio Echeverría: ¿mereció la pena? (Valar dohaeris)

En Asuntos sociales por

Confieso que me conmoví hasta las lágrimas cuando escuché la noticia de Ignacio Echevarría, su monopatín y su muerte en el atentado de Londres. No sé si fue por la belleza de la acción, realizada por un tío normal, un ciudadano cualquiera, que pasaba por ahí con sus amigos… o por la desproporción quijotesca entre su monopatín y los asesinos, entre sus posibilidades de éxito y el valor con que se lanzó al ruedo. Sea por lo que fuera, me llegó al alma.

Después de la emoción, sin embargo, viene la pregunta: ¿por qué? ¿por qué lo hizo? ¿Un calentón sentimental irreflexivo? Supongo que un materialista cientificista me diría que su acción fue causada por la oxitocina, una sustancia que provoca en los humanos (y en otros mamíferos similares) sentimientos de apego, de afecto hacia los semejantes, de empatía. Ese líquido se habría cruzado por su cerebro, produciendo la acción irracional que todos conocemos, que le llevó a perder la vida. Sigue leyendo

Ignacio Echeverría y su tabla, contra el terror

En Asuntos sociales por

Rondaban las nueve de la noche en Londres e Ignacio y sus amigos volvían a casa en bicicleta después de pasar la tarde patinando en un parque. Dicen algunos de los que pasaron por Borough Market a esa misma hora que prácticamente ni se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo. No había griterío ni masas de gente corriendo despavorida, acaso se habrían refugiado en algún local. Únicamente algunas personas tendidas en el suelo y algo de movimiento que podrían haber pasado medianamente desapercibidos a quien pasara rápido y distraído por un lugar tumultuoso como es el centro de la capital británica.

Ignacio sí lo vio y se paró –quizá un instinto protector de esos que adornan determinadas personalidades–; tres individuos iban por la calle cuchillo en mano y en ese momento uno de ellos estaba apuñalando a una mujer. Lo que no se explica es lo que ocurriría después: se bajó de la bicicleta, cogió lo primero que tuvo a mano –su monopatín– y embistió contra los terroristas. Sigue leyendo

La mísera vida de ciudad

En Democultura/Pensamiento por

Lo decía el gran Dámaso Alonso, aquel poeta enhollinado de la era franquista: subía la demografía en la capital española y se situó por primera vez sobre el millón de habitantes. Los residentes de la gran villa aplaudían orgullosos de que su ciudad creciera, y esbozaban sonrisas de altanería y superioridad. Y mientras los titulares de los diarios afamaban el nombre de Madrid, él escribía en Hijos de la ira:

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres, según las últimas estadísticas.

¡Ah! ¡Cadáveres…! Madrid era un sepulcro, y sus habitantes sacos de hueso y ceniza. Sigue leyendo

Las victorias ilusorias del cientificismo

En Ciencia y tecnología/Filosofía por

Pese a la veneración que profesa la postmodernidad por la ciencia, se nota ciertamente el rechazo de la segunda por la primera. Basta evocar el “Escándalo Sokal” para advertir dicho fenómeno.

Recordemos que el propio Lyotard propuso los juegos de lenguaje en detrimento de los grandes relatos; los juegos de lenguaje no eran otra cosa que una certera descripción epistemológica del juego científico, tomando como eje los paradigmas de Kuhn. Sigue leyendo

Las gracias de Chesterton

En Democultura por

A veces pasa que uno lee un libro y le gusta tanto que le parece que empieza a conocer al autor personalmente. Es más, incluso le coge cariño y comienza una especie de relación misteriosa con un desconocido, aún estando ya muerto. Esto suele pasar cuando lo que ese autor escribe, permítanme la cursilada, está escrito también en el corazón del que lo lee. Sucede que, cuando estos dos se encuentran, surge una especie de agradecimiento curioso por haberse encontrado con alguien que pone en palabras una serie de intuiciones que uno tenía por ahí escondidas. Sigue leyendo

Breve semblanza de Charles Péguy

En Democultura/Filosofía/Pensamiento/Religión por

No me considero un experto en Charles Péguy. Dudo mucho de que pueda existir un experto en Charles Péguy. Es un autor al que conocí hace años, casi por la puerta de atrás, por su obra de teatro: Jeanne d’Arc. En mi supina ignorancia, leí la obrita en una traducción casera al inglés y no supe encontrar en ella el interés que sí me produjo la novela homónima por entregas de Mark Twain.

Hace poco, otra vez por la puerta de atrás, me acerqué de nuevo al pensador francés. Esta vez de la mano de la Gloria de Von Balthasar. Sea por la razón que fuere el impacto que me ha producido este segundo encuentro ha sido más profundo y, Dios quiera, más duradero. Sigue leyendo

La Pasión: la película más alegre de la historia

En Religión por

Durante una época, el postureo católico decía que el gran fallo de The Passion of the Christ (Mel Gibson, 2004) era que la abundancia de brutalidad y violencia tapaba por completo la esencia de la historia: el amor de Dios.

Según esta idea, lo realmente importante del relato no se percibía. Así, alguien que no conociera el Evangelio sólo vería la tortura y la agonía de un hombre, pero no captaría el meollo del asunto. Pienso que este modo de pensar es desacertado porque no tiene en cuenta que sólo desde la fe se puede reconocer la divinidad de Jesús. Sigue leyendo

La ecuación de Euler: “misteriosa y sublime”

En Ciencia y tecnología/Columnas/Dialogical Creativity/Pensamiento por

Physics World, una de las revistas más relevantes que versan sobre física y matemáticas, propuso en 2004 a 120 de sus lectores -cualificados investigadores- que votaran por las mejores ecuaciones de todos los tiempos. El 6 de octubre de 2004 publicaron los resultados: The greatest equations ever. Empataron dos, con 25 votos cada una. En realidad, una de las ganadoras implica cuatro ecuaciones relacionadas del escocés Clerk Maxwell que demuestran la vinculación entre electricidad y magnetismo y cuyas aplicaciones en nuestra vida cotidiana son incontables (microondas, rayos x, telefonía móvil…). La otra ganadora fue la ecuación del suizo Leonhard Euler: ésta es considerada la más bella de las fórmulas matemáticas y se caracteriza, entre otras cosas, por su escasa utilidad en la vida cotidiana.
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Amistades II: la necesidad de construir una comunidad

En El astigmatismo de Chesterton por

De pequeño marzo era un mes malo.

Demasiado frío para correr en el patio, demasiado embarrada la tierra como para llevar el vaquero al suelo y hurgar con un palo en los poros de la roca. Siempre, el joven homo sapiens sapiens, en búsqueda activa de arcilla con la que pringarse las manos.

Las peonzas no rodaban, los gogos se manchaban y arañaban, los tazos se perdían en los charcos y las Magic, los cromos de la Liga y los Pokemon de cartón perdían color y la textura propia de sobre nuevo recién abierto. Obviamente, este problema era cosa ajena a los que tenían el mazo plastificado. Benditas madres. Sigue leyendo

Por qué amo la publicidad

En Asuntos sociales por

La gente de la publicidad, salvo excepciones, ya no habla de seducir, enamorar, ni siquiera de convencer. En la literatura profesional, sean artículos, blogs o master class, solo se encuentran referencias al ranking de posicionamiento SEO, la analítica, el smart data o los cpi. Años atrás los parámetros totémicos eran los GRPs, las OTS o los CPM. Ni unos ni otros son cosas que enamoren a quienes viven la publicidad.

Hace un par de noches vi una película de la que, en mi ignorancia, no tenía noticia: Belleza Oculta. Me conmovió la primera secuencia, el discurso de Will Smith a sus empleados de la agencia de publicidad. ¿Cuál es vuestro por qué?

 

Vuestro por qué. El tuyo, el mío, el nuestro… ¿Qué nos mueve a levantarnos cada día? ¿Qué inspira nuestros deseos o se esconde bajo nuestros temores?

Amor. Tiempo. Muerte. Las claves que conectan a todos los seres humanos del planeta, en palabras de Howard Inlet.

Poco ha cambiado en el fondo del corazón y la mente del hombre desde que éste adquirió inteligencia simbólica. Las grandes ansias y los grandes temores. Poco ha cambiado en ti y en mí y en quienes son “el otro” en nuestra comunicación. Tan sólo que usualmente no empleamos palabras tan estremecedoras, sino expresiones más cotidianas como “quiero ser querido”, “quiero ser admirado”, “quiero ser respetado”, “quiero tener a quien querer” … pero puede que me baste tener “algo a lo que querer”.

Las mociones universales del ser humano, las íntimas perplejidades de mi hija adolescente.

La publicidad, como toda comunicación digna de este nombre, es una conexión persona a persona. Amor. Tiempo. Muerte. Conocer lo que nos mueve, acariciar los resortes eternos del alma. Escuchar. Mirar a los ojos y encontrar el eco de nuestra misma mirada.

Esta cercanía, esta comunidad con el Otro, es lo que me ha enseñado la Publicidad. ¿Por qué te extraña que ame la publicidad?

5 razones que hacen de Moonlight una buena película… ¿Pero para un Oscar?

En Cine/Democultura por

Después del jaleo de sobres coprotagonizado por Faye Dunaway y el guaperas de los 60 Warren Beatty , “Moonlight”, la película de Barry Jenkins, fue elegida como el mejor film del año pasado en el bochorno planetario de los Oscar.

Con la distancia prudencial que nos otorga el espacio-tiempo, que nos ayuda a alejar a los haters incondicionales garantes del dogma de la academia hollywoodiense, me encuentro en disposición de comentar cinco puntos que hacen de Moonlight una película importante pero no merecedora del máximo galardón del cine actual por toda la controversia que lleva varios años girando alrededor de la Academia. Sigue leyendo

Manifiesto filosófico a favor de los videojuegos

En Democultura/Videojuegos por

Hemos despertado a un siglo de videojuegos, de la misma manera que hace cien años la humanidad se despertó al mundo del cine. Hace cien años, para ser exactos, nacieron el Technicolor y el género de largometraje de animación (El apóstol, de Quirino Cristiani). Uno de los maestros del séptimo arte, Andrei Tarkovsky descubrió que el cine poseía la característica de poder esculpir, pintar e incluso construir el tiempo. A un espíritu curioso, inquieto, se le puede plantear la analogía: ¿sucede hoy con los videojuegos lo que sucedió hace un siglo con el cine? ¿Estamos dispuestos a concederle un estatuto de mérito cultural? Sigue leyendo

500 años de la Reforma Protestante: la disputa teológica que cambió el mundo

En Pensamiento/Religión por

Martín Lutero clavando en la puerta de una iglesia en Wittenberg las 95 tesis que cambiarían la historia de Occidente. Aunque esta imagen la tenemos todos muy presente, no está claro que haya ocurrido realmente. El simbólico gesto que daría inicio a la Reforma Protestante puede no ser más que una expresiva ficción.

De lo que no hay duda alguna, es que en el 2017 se cumplirán 500 años desde que Lutero escribiera las famosas tesis (aunque él no las llamaría así) y las enviase al arzobispo de su diócesis, iniciando una polémica teológica cuyo desenlace sería imprevisto para todos.

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Cuando el silencio narra la historia

En Cine/Religión por

Hace unos días, al salir del cine —después de ver el último trabajo de Scorsese, Silencio, un amigo me dijo que había oído a alguien murmurar: “como siempre, la culpa de todo la tienen las religiones”. Una prueba clara de que se puede ver sin observar. Son muchas las críticas que se han hecho a esta película que, de por sí, no es polémica ni pretende serlo. Es profunda, y muchos confunden hoy la profundidad con el afán de debate.

Por fortuna, vivimos en una sociedad libre en la que todos podemos compartir opiniones para después aceptarlas o no. En un cierto grado de discusión -esa meritocracia congénita a la cultura-, es menester obviar la opinión de todos aquellos que no han visto la película o que, a pesar de haberla visto, carecen del instrumental necesario para elaborar una crítica adecuada. Sigue leyendo

Oscar Wilde y la decadencia de la mentira

En Democultura/Literatura por

Oscar Wilde es una de las figuras literarias más influyentes del siglo XIX. El autor de origen irlandés (de una Irlanda que en aquella época pertenecía al imperio británico) es principalmente conocido como dramaturgo y cuentista, pero muchos creen que el Wilde más brillante, astuto y complejo se esconde en su faceta ensayística.

‘La Decadencia de la Mentira‘ forma, junto con otros títulos, la biblioteca de ensayos de este importante escritor victoriano. En ella, Wilde se sirve de una fructuosa conversación entre dos amigos, los sagaces Cyril y Vivian, para entonar una apología del esteticismo y del “arte por el arte”.

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La La Land… y que siga el baile

En Democultura por

Se encienden las luces. Parpadeo para acostumbrarme y sigo un rato en silencio. No tengo palabras. Me invade una sensación agridulce… La película me ha conquistado, pero el final me pesa como una losa. Aún resuenan los acordes de jazz al piano, que no consiguen acallar un “¿por qué?” que se eleva desde mi alma hasta el infinito.

Tan solo unas horas después consigo articular una frase con sentido a mi compañero: “nostalgia, esta película es pura nostalgia”.

Y ahondando en el largometraje de La La Land, me he ido afirmando en esta primera intuición que para nada pretende ser una vara de medir, sino más bien una ayuda para los que, como yo, terminaron con un nudo en el corazón y una sonrisa melancólica en los labios. Sigue leyendo

Antropología existencial: la publicidad

En Pensamiento/Publicidad por

Los perros no ven publicidad. Y si por un imposible pudiéramos ofrecérsela, el catálogo de ofertas sería deprimentemente reducido. ¿Qué les podríamos ofrecer? ¿Más comida? Y, ¿de verdad les motivaría tanto si les dijéramos que va a ser más sabrosa, o que viene con Omega 3?

Y es que decía Santo Tomás, con esa biología primitiva pero no carente de sentido común, que los animales actúan motivados siempre y sólo por dos cosas: “cibum et coitum”. (Los poco duchos en latín quizá agradezcan el dato de que “cibum” quiere decir comida). Un manojo de instintos simples y primarios, que, una vez satisfechos, se adormecen hasta que el organismo vuelva a necesitarlos para servir a su supervivencia y al de la especie.

No sucede así con el hombre, y los anuncios de la tele de estos últimos días son la mejor muestra de ello. Porque la publicidad no nos vende comida, vestidos, coches, detergentes. Nunca lo ha hecho. Nuestra necesidad de todas esas cosas, es, en realidad, muy limitada. Las necesidades del cuerpo son muy limitadas. No así las del espíritu.

¿Espíritu?

La publicidad no te vende “cosas”. Ninguna necesidad física de vestido, refugio o comida puede explicar el furor de los hombres por un Rolex o por el último iPhone, y dudamos de que el olor sea tan determinante para decidir a una mujer a comprarse un perfume Chanel nº 5. Cuando compramos, muy a menudo no estamos comprando objetos materiales, sino los valores (“espirituales”, trans-materiales) que el publicista asocia a su producto. Estamos comprando un billete de entrada en el maravilloso mundo Disney que nos promete el anuncio.

Parece que el aburrimiento existencial de los hijos se cura con un huevo kinder

Así es. La publicidad no vende cosas: dibuja un Paraíso. Despliega un glamuroso mundo ficticio, lleno de empresarios triunfadores e individualistas con cochazos lujosos y mujeres despampanantes; repleto de jóvenes rebeldes con ropa cara que distribuyen su tiempo entre fiestas frenéticas rociadas de Heineken, amores apasionados y fugaces bendecidos por Axe y cruceros por el Caribe patrocinados por Malibú. Las mujeres encuentran en L’Oreal la seguridad personal que buscaban, y el aburrimiento existencial de los hijos se cura con un huevo kinder o con algún subproducto de Toys’r’us. Un mundo en el que no podemos (todavía) detener el tiempo o vencer a la muerte, pero en el que, para todo lo demás, puedes contar con Mastercard. El proceso de secularización de la esperanza, iniciado con la Ilustración y continuado con las grandes ideologías del siglo XX, ha concluido en un consumismo frenético que trata de saciar el espíritu a golpe de talonario. Todo lo cual viene a ser una interesante de la confirmación de la teoría de Jean Guitton, para el que el hombre es un ser que materializa, cosifica lo divino (idolatrías, visión de Dios como curandero y tapa-agujeros que arregla mis problemas) y diviniza lo material (así, la “idealización” de lo material que estamos analizando).

Y en ese mecanismo, la publicidad es siempre una mentira piadosa, que nos tragamos sin protestar por un pacto tácito con el “sistema”. La mentira piadosa de pegarle, a un conglomerado de plásticos, nylon, cartón, metal u otros materiales varios, una etiqueta espiritual, un valor.

Porque el publicista lo sabe. Sabe que buscas el coche que refleje tu status social, y la marca de whisky que combine con tu personalidad. Tu calzado y tu cazadora son el uniforme de tu tribu urbana, y las canciones de tu iPod narran tu entera biografía sentimental. Corres a comprar colonias que prometan convertirte en el macho alfa. Adoras el poder, la fuerza, la belleza y el prestigio, y seguirás a cualquier chamán que te asegure poseerlos.

Espíritu sí, por tanto, y espíritu insaciable

Todo eso deseas, y mucho más. No habría suficientes lámparas ni genios en el universo para saciar esa interminable lista de la compra, esa infinita carta a los Reyes Magos que es tu corazón. Ninguno de esos objetos realiza totalmente el valor buscado, y ninguno de esos valores acaba por ser del todo la llave de tu felicidad, ninguno es del todo “what I’m looking for”.  La pregunta es por qué. ¿Podríamos sentir la sed, si no existiera el agua? Decía Feuerbach, que no podríamos desear el agua si no fuera porque somos, por lo menos parcialmente, creaturas acuosas. ¿Podría existir el hambre, si no existiera el pan? ¿Podría existir la soledad, si no existiera el otro? ¿Qué abismo infinito, entonces, despierta esa pregunta enorme que es el hombre? ¿Qué es esa felicidad que nos duele como un miembro que debiéramos haber tenido?

Quizás,  nada, ninguno. Quizás sea el hombre, como dice Sartre, “una pasión inútil”, y el deseo sea, como dice Cernuda, “una pregunta cuya respuesta no existe”…y quizás sólo nos quede tratar de olvidar la pregunta y que la muerte nos pille distraídos.

….o quizás sí.  Quizás sí existe una respuesta. Y por eso, quizás, el verdadero regalo, el único Regalo, con mayúsculas, nació en Belén hace más de dos milenios, y que aseguró, en sus propias palabras ser el Camino, la Verdad y la Vida, el Agua viva que sacia para siempre y el Cordero que quita el pecado del mundo.

Esas son las dos opciones. Ese es el dilema. Sólo queda que hagan sus apuestas…o mejor dicho, que tomen nota de que ya están hechas. Tu vida ya está en la mesa. Sólo queda decidir, con tus acciones, de qué lado del portal de Belén quieres ponerla. Par o impar. Cero o infinito. Todo o Nada. La decisión es tuya. ¡Feliz 2017!

 

Pro Cristina Pedroche

En Asuntos sociales/Mujer y género por

Este escrito responde a todas las opiniones (que no personas; repito: opiniones) que han sido publicadas en diversos lugares, desde el Huffington hasta Tierra de Fuego, y que podrían aunarse bajo el título Contra Cristina Pedroche o, más bien, Contra sistema de ideas tras los cueros de Cristina Pedroche o, mejor aún, Contra conspiración interplanetaria pro sexismo. Al lío.

Todo lo que rodea al ya tradicional semidestape de la belleza de Atresmedia no es que canse, es que es más previsible que el desenlace de la Semana Santa. Ocurre que el Domingo de Resurrección sigue siendo bastante emocionante, pero esto de los comentarios sobre el traje de la Pedroche… Puff. Pereza. Mucha. Sigue leyendo

Nueve películas que deberías haber visto en navidades

En Cine/Religión por

Una lista de películas que deberían haber sido vistas en Navidad. Bien. Empecemos mal. Obviaré el criterio de la temática navideña para elegir los filmes. Me guiaré por el siguiente mantra: películas que pueden acompañarnos en lo que queda de estas fiestas.

Para ello, he escogido algunas ideas que puede suscitar el misterio de la Natividad y he acudido a películas en las que ese aspecto tenga cierta importancia. Desde diversos puntos de vista podemos afirmar que el acontecimiento de la Navidad es: histórico, surrealista, tierno, sobrecogedor, inesperado, alegre, sanador, salvífico y revelador. Seguro que me dejo algo. Ya me perdonaréis. Sigue leyendo

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