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ESPECIAL: El aburguesamiento de la familia cristiana

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Una llamada a integrar en el amor lo público y lo privado

Por Javier Rubio y Ricardo Morales. 15 de noviembre de 2018. Tiempo de lectura: 12 minutos

El 12 de mayo de 2013, sólo dos meses después de ser elegido pastor de la Iglesia católica, el papa Francisco se dirigió al mundo entero en su primera ceremonia de canonizaciones con un mensaje de extraordinaria contundencia.

“¡Cuanto daño hace la vida cómoda!, ¡cuanto daño hace el bienestar! El aburguesamiento del corazón nos paraliza".

El 22  de octubre de 2018, en el contexto de los premios Alter Christus, el profesor de la Universidad Lateranense de Roma y experto en pastoral familiar, Juan José Pérez-Soba, volvió a incidir en este mismo mensaje; agudizado por el avance y vertebración del individualismo en nuestros esquemas sociales y la desvirtuación, desplazamiento y desintegración que la agenda internacional de género propone para el modelo de familia convencional dentro de la sociedad. 

Poniendo en valor las exhortaciones apostólicas publicadas durante estos últimos cinco años por el Papa Francisco, vemos que dicho mensaje -el del aburguesamiento que paraliza el corazón- no solo viene a recoger el eco de la tradición social de la Iglesia, presente en términos similares desde la encíclica Rerum Novarum de León XIII a finales del XIX, sino que además interpela a los católicos y muy en particular a las familias cristianas a vivir de forma coherente la verdad del Evangelio. Esto es: atreverse a responsabilizarse de los dones recibidos,  salir del enclaustramiento individualista que disgrega la unidad familiar y transformar en fuerza creativa el amor que surge en la intimidad del núcleo matrimonial para salir al encuentro del otro.


Si la familia es, según Juan Pablo II, "la esperanza de la iglesia y la esperanza de la sociedad", parece más que pertinente abordar los problemas y soluciones identificados por el actual magisterio de la Iglesia para responder, desde el Vaticano hasta en el corazón de las sacristías, a uno de los grandes anhelos del hombre: vivir en libertad, desde la familia, en donación permanente al otro como cauce para lograr su propia felicidad. 

"El individualismo como principio siempre es infértil, el desarrollo genuino se genera en el encuentro y la apertura hacia el otro".

El individualismo: una herencia lacerante

En el octavo vídeo con las intenciones del Pontífice publicado por la Santa Sede, el papa Francisco pide oraciones “para que las grandes opciones económicas y políticas protejan a la familia como el tesoro de la humanidad”. De hecho, una de las notas características del magisterio del papa Francisco sobre el desarrollo de los pueblos se refiere a la fertilidad de la familia. En este sentido el Sumo Pontífice reafirma la visión de la familia como núcleo del desarrollo de los pueblos y como lugar privilegiado de aprendizaje del bien común que sostenía su predecesor, Benedicto XVI (cf. Caritas in Veritate, n.44). El Papa alemán, a su vez, es heredero de la intuición de Pablo VI y de Juan Pablo II según la cual la “economía” tiene como analogado principal la vida familiar, hasta el punto de que parece imposible entender un proyecto de economía global justo sin considerar antes el conjunto de los pueblos como una “gran familia” (cf. Caritas in Veritate, nn. 7,8 y 50).

El Papa argentino recupera este tema y lo introduce como argumento pivotal, especialmente ante el gran peligro del individualismo o del “aburguesamiento” acomodaticio que promueve la cultura del bienestar en Occidente. El silogismo con que se explica parece claro. 

En primer lugar, que el individualismo como principio siempre es infértil, el desarrollo genuino se genera en el encuentro y la apertura hacia el otro. En segundo lugar, la cultura de la dictadura del bienestar encierra a las familias y a los conjuntos sociales en su propio interés, sumergiéndolos en el individualismo. Esto nos lleva a que la cultura de la dictadura del bienestar impide la fertilidad, el desarrollo que se genera en la cultura del encuentro y de la apertura hacia el otro.

Por supuesto, en este contexto es necesario entender el “desarrollo” no solo en clave económica en sentido estricto, sino en su sentido más amplio. Para ello acaso sea necesario redescubrir el pensamiento de los Santos Padres sobre la “oikonomía” (literalmente, la “ley del hogar”). Igualmente, al hablar de “familia” necesariamente debemos distinguir entre la familia más concreta: la conformada por los padres, los hijos y acaso los abuelos, primos y amigos (Cf. Amoris Laetitia, nn. 194-198); y la que surge de una mirada cristiana sobre el conjunto de pueblos de la Tierra.

Así planteados los presupuestos, el magisterio del papa Francisco ha acentuado la importancia que tiene el desarrollo de la familia y su apertura “al otro” en la doctrina social de la Iglesia.

De forma especial esta enseñanza se ha articulado en tres grandes documentos:

"La familia es el órgano fundamental y primario que impulsa el desarrollo, siempre y cuando descubra su identidad y su misión en el conjunto social más amplio".

1. La Carta Encíclica “Laudato si'”


En esta encíclica del año 2015 el papa Francisco aborda de lleno los principales retos de la Iglesia Católica frente a los principales problemas de las sociedades en la segunda década del siglo XXI. En clara continuidad con el pensamiento de su predecesor, se actualiza el argumentario y se vuelve a enfocar para ajustar la doctrina a los problemas de hoy. En ese documento, el sumo pontífice insiste en presentar el mundo como un hogar y el conjunto de los pueblos como una familia (Cf. Laudato si', n.13). Solo esta mirada familiar sobre el mundo parece poder justificar el reclamo a la equidad de los pueblos (n.52), a la visión de una comunión universal con el mundo (n.89) y la justicia entre generaciones (n.162).


Además la familia es el órgano fundamental y primario que impulsa el desarrollo, siempre y cuando descubra su identidad y su misión en el conjunto social más amplio. En este sentido, la familia es el grupo social primario que debe protagonizar el impulso ecológico ambiental, económico y social (n.142); debe ser la célula básica de todo esfuerzo por alcanzar un bien común integrador, fundamento de toda paz social (n.157); y debe, en fin, ser la escuela principal donde se enseñe y se comprenda la alianza entre los pueblos y entre la humanidad y el ambiente (n.213).


Con este breve repaso parece más que mostrada la importancia de la familia como eje de desarrollo social y económico, según lo explicado en las premisas. Cualquier enfermedad que atente contra la dinámica fértil y creativa de la familia será, por tanto, un cáncer también para el resto de la sociedad.

"El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas".

2. La Exhortación Apostólica “Evangelii gaudium”


Este documento, cuyo tema es el anuncio del Evangelio en el mundo actual, ofrece varios fragmentos muy interesantes de cara al diagnóstico de la enfermedad de la familia actual, especialmente en Occidente. En el capítulo segundo de la exhortación el papa Francisco lleva a cabo una radiografía de la crisis del compromiso comunitario y descubre en la cultura una tendencia alarmante al individualismo y a la protección reductiva del propio interés.


En el número 66 el Papa afirma “En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la fe a sus hijos”. Esta “fragilidad de los vínculos” se relaciona directamente con la enfermedad del individualismo: “El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares” (n.67). El cristianismo es familiar en la medida en que rechaza este individualismo y reafirma su propuesta fundamental de “reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos «mutuamente a llevar las cargas» (Ga 6,2)” (n.67).


Esta apertura al otro en el ámbito familiar y social brilla con especial luz en el esfuerzo por la consecución del bien común y denota una apertura a la trascendencia: “a partir de una apertura a la trascendencia podría formarse una nueva mentalidad política y económica que ayudaría a superar la dicotomía absoluta entre la economía y el bien común social” (n.205).

“Se teme la soledad, se desea un espacio de protección y de fidelidad, pero al mismo tiempo crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales”.

3. En la Exhortación Apostólica “Amoris laetitia”

Especial relevancia debe tener la exhortación apostólica de 2016, en la que el Papa trata el amor en la familia. El análisis de este documento resulta pertinente especialmente en dos sentidos:


a) En la diagnosis de los problemas que aquejan a la familia en la actualidad, expuestos en clave explicativa y canalizados como “retos”.


El problema fundamental, de nuevo, es el individualismo que impide generar en el núcleo familiar los vínculos necesarios como para que se dé un verdadero desarrollo integral (educativo, espiritual, cultural, ecológico, económico, social, etc.). A la par de este individualismo el Papa detecta una depauperación del matrimonio y una disolución del significado de libertad personal (nn.33 y 34). Esta tensión entre deseo de comunidad familiar y de desarrollo personal adquiere un tinte dialéctico: “Se teme la soledad, se desea un espacio de protección y de fidelidad, pero al mismo tiempo crece el temor a ser atrapado por una relación que pueda postergar el logro de las aspiraciones personales” (n.34).


Otro gran problema, cuya culpa recae en una mala pedagogía cristiana, consiste en la idealización del matrimonio y de la familia a un estado casi inalcanzable de vida. La falta de encuentro con la realidad experiencial de las personas, sus problemas reales -personales y sociales- ha podido generar un estigma de imposibilidad moral sobre la propuesta de familia cristiana (n.36). Otras consecuencias de esta mala pedagogía es la incapacidad para mostrar el matrimonio “más como un camino dinámico de desarrollo y realización que como un peso a soportar toda la vida” (n.37). Se provoca con todo ello la sustitución de toda creatividad interior para afrontar y superar los problemas que atraviesa toda familia por una conciencia doctrinaria que impide -por cuanto pueda tener de imposición- el desarrollo de la familia en la sociedad.


El tercer gran problema analizado es el efecto de la “cultura de lo provisorio” en la familia, con su proceso característico de usar y tirar, consumir y agotar, gastar y romper. Se trata de una enfermedad que, generándose en la familia, corrompe todo el modus vivendi occidental: en las relaciones sociales, en las relaciones económicas y contractuales, en la relación con el medio ambiente. El Santo Padre advierte en esta enfermedad una clara relación con el individualismo: “quien utiliza a los demás tarde o temprano termina siendo utilizado, manipulado y abandonado con la misma lógica. Llama la atención que las rupturas se dan muchas veces en adultos mayores que buscan una especie de «autonomía», y rechazan el ideal de envejecer juntos cuidándose y sosteniéndose” (n.39).


Junto a esta falta de sostén y de sostenibilidad se encuentra la falta de provisionalidad que impide a la generación joven contar con las suficientes seguridades como para comenzar un proyecto familiar. Cuando incluso no se llega a incentivar lo contrario. Esto denota en la sociedad una ceguera que imposibilita descubrir el tesoro que supone la “familia tradicional” (n.40). Esta promoción de formas de vida contrarias a la familia -centradas en propuestas ideológicas o en el encumbramiento de la “autonomía”-, unida a políticas de control de la natalidad o de salud reproductiva, “no sólo determina una situación en la que el sucederse de las generaciones ya no está asegurado, sino que se corre el riesgo de que con el tiempo lleve a un empobrecimiento económico y a una pérdida de esperanza en el futuro” (n.42).


Ante estos problemas el Santo Padre evidencia una alevosa falta de atención por parte de las instituciones sociales y políticas: “Con frecuencia, las familias se sienten abandonadas por el desinterés y la poca atención de las instituciones. Las consecuencias negativas desde el punto de vista de la organización social son evidentes: de la crisis demográfica a las dificultades educativas, de la fatiga a la hora de acoger la vida naciente a sentir la presencia de los ancianos como un peso, hasta el difundirse de un malestar afectivo que a veces llega a la violencia” (n.43).


Otros grandes problemas de esta concepción individualista y consumista -protector ante todo del propio interés- que afecta a la sociedad occidental y a tantas familias cristianas, son: la falta de una vivienda digna (n.44), el desarraigo de miles de niños (cuando no la decisión del aborto o problemas como el abuso sexual) (n.45), las migraciones y la precariedad de sus condiciones de vida (n.46), la precaria situación de la atención a personas con discapacidad (n.47), el abandono a los ancianos y la eutanasia (n.48), y la miseria y exclusión social (n.49).


b) En las pautas que ofrece para transformar a la familia en el centro del desarrollo y de la promoción social.


Para superar estos retos, el Papa Francisco propone en primer lugar la transformación de la familia en una genuina “iglesia doméstica” (cf. Lumen Gentium, n.11), que descubra en el amor trinitario un modelo de amor que no se agota en sí mismo sino que tiende a irradiarse: a crear, a redimir y a santificar. En la familia “se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1657)»” (n.86). La alianza establecida en el sacramento del matrimonio -frente a los testigos, que simbolizan la presencia de la comunidad cristiana- garantiza que la familia sea siempre un bien para la Iglesia (gran familia de familias) y, a su vez, que la Iglesia sea siempre un bien para la familia (n.87).


Es precisamente en la familia donde nace el amor matrimonial que nutre a la Iglesia y que sirve de principio cristiano para dar sentido a la procreación y educación de los hijos y, consiguientemente, al desarrollo y la promoción de la sociedad. “La belleza del don recíproco y gratuito, la alegría por la vida que nace y el cuidado amoroso de todos sus miembros, desde los pequeños a los ancianos, son sólo algunos de los frutos que hacen única e insustituible la respuesta a la vocación de la familia, tanto para la Iglesia como para la sociedad entera” (n.88).


En segundo lugar, la familia es germen de fecundidad ampliada: “Conviene también recordar que la procreación o la adopción no son las únicas maneras de vivir la fecundidad del amor. Aun la familia con muchos hijos está llamada a dejar su huella en la sociedad donde está inserta, para desarrollar otras formas de fecundidad que son como la prolongación del amor que la sustenta” (n.181). Así la familia descubre su vocación en el amor no solo de puertas para adentro, sino también hacia afuera, hacia la sociedad: “La familia no se debe pensar a sí misma como un recinto llamado a protegerse de la sociedad. No se queda a la espera, sino que sale de sí en la búsqueda solidaria. Así se convierte en un nexo de integración de la persona con la sociedad y en un punto de unión entre lo público y lo privado. Los matrimonios necesitan adquirir una clara y convencida conciencia sobre sus deberes sociales” (n.181).


Una condición para que se dé esta “fecundidad familiar ampliada” consiste en la cercanía y sencillez, evitando destacar sobre el resto de la sociedad como una familia rara (n.182); y consiste también en responder el llamado a “sanar las heridas de los abandonados, a instaurar la cultura del encuentro, a luchar por la justicia” (n.183).


Este llamado se concreta en una reconstrucción doméstica del mundo, de forma que promueva la apertura y la solidaridad familiar, especialmente con los más desafortunados de la sociedad. Esta apertura no solo consiste en la donación de bienes o en la limosna, sino sobre todo en la aceptación del otro como hermano tejiendo una amistad real con quien lo está pasando peor (n.183).

"La familia no se debe pensar a sí misma como un recinto llamado a protegerse de la sociedad. No se queda a la espera, sino que sale de sí en la búsqueda solidaria".

4. Conclusión

Concluimos esta reflexión con una bella cita de esta exhortación apostólica que responde al problema de la infertilidad de la cultura individualismo en las familias y en la sociedad:

“Con el testimonio, y también con la palabra, las familias hablan de Jesús a los demás, transmiten la fe, despiertan el deseo de Dios, y muestran la belleza del Evangelio y del estilo de vida que nos propone. Así, los matrimonios cristianos pintan el gris del espacio público llenándolo del color de la fraternidad, de la sensibilidad social, de la defensa de los frágiles, de la fe luminosa, de la esperanza activa. Su fecundidad se amplía y se traduce en miles de maneras de hacer presente el amor de Dios en la sociedad” (Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” - n.184).

Este artículo, al igual que los contenidos audiovisuales que figuran en el especial, pertenece a Democresía y sus autores. Cualquier reproducción, total o parcial, deberá ir adecuadamente referenciada y tendrá que ser notificada al medio con la debida antelación a la espera de su total consentimiento.

Jair Bolsonaro y el concepto de lo político

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Decía Carl Schmitt, jurísta político de pasado cuestionado y siempre de radical actualidad, que “el campo de relaciones de lo político se modifica incesantemente, conforme las fuerzas y poderes se unen o separan con el fin de afirmarse”. El siglo XXI, entre globalizaciones que pretenden la uniformización de las formas de vivir y convivir y entre fenómenos identitarios aparentemente reactivos, demuestra, una vez más, esta esencia del concepto de lo político que Schmitt señalaba en la historia: “la distinción política específica, aquella a la que pueden reconducirse todas las acciones y motivos políticos es la distinción de amigo y enemigo” (Der Begriff des politischen, 1932).

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El negocio de los refugiados en Uganda

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Al llegar al campo un refugiado me dijo que “Rwamwanja no eran más que tres casas antes de que vinieran los refugiados”. Ahora se podría considerar un pueblo grande, que la gente de la zona denomina ‘town’ (ciudad en inglés), donde los más de 70.000 desplazados del Congo que viven en sus aledaños han convertido la localidad en un núcleo comercial del distrito de Kamwenge (situado al oeste de Uganda).

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Los caminos de la melancolía

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Oh muerte, yo te amo, pero te adoro, vida…
cuando vaya en mi caja para siempre dormida,
haz que por vez postrera
penetre mis pupilas el sol de primavera.

(Versos de Melancolía, A. Storni)

La definición de melancolía en los diccionarios suele ser algo como “Tendencia a la tristeza permanente” o algo más amplio como “término que deriva del latín y que, a su vez, tiene origen en un vocablo griego que significa ‘bilis negra’. Se trata de la tristeza vaga, permanente y profunda, que puede haber nacido por causa física o moral  y que hace que el sujeto que la padece no se encuentre a gusto ni disfrute de la vida.”  Suele tratarse como una condición psicológica, como una enfermedad que se cura con fármacos y distintas terapias.

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Uganda, el país del millón de refugiados

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El pasado 16 de febrero, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunció que Uganda había alcanzado oficialmente el millón de refugiados procedentes de Sudán del Sur. Si le sumamos el número de refugiados originarios del Congo y otros países limítrofes, la cifra llega hasta 1.400.000 personas.

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Resacas de Mayo del 68: la preponderancia de la acción política

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Este año las veleidades del calendario han hecho que coincidan el centenario y el quincuagésimo aniversario de acontecimientos históricos que implicaron sendos cambios radicales en el paradigma cultural y filosófico del mundo occidental. Nos estamos refiriendo al final de la Primera Mundial y a las protestas de mayo de 68, respectivamente.

La Gran Guerra supuso un trauma tan destructivo como inesperado, tan sorprendente como radical, que dejó la Europa material, pero sobre todo la espiritual, convertida en tierra baldía lista para la siembra nihilista de nuevas y aún más absurdas tragedias. Sigue leyendo

No nos meteremos en trinchera alguna

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Imprevisible, inédito, desconcertante… se acaban los adjetivos para describir el cambio de Gobierno que se ha producido en España en el plazo de diez días. El inesperado giro ha sido descrito hasta la saciedad. Rajoy tenía el terreno despejado para acabar la legislatura con el apoyo del nacionalismo vasco a los presupuestos de 2018. Casi se había olvidado de que había en el Congreso una mayoría suficiente para firmar su despido. Bastaba con un cambio de los vascos, que es lo que se ha producido.
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Defensa de España (identidad, mundialización y desafío soberanista)

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Sobre pesos muelles, motores y clavos (sobre el desarrollo económico mundial)

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Los tres bloques se mueven en campo abierto, pudiendo evolucionar en cualquier dirección. Ahora bien, parece haber una dirección predominante y según esta dirección el D va delante, luego el E y, por último, el P. Diré que esa dirección es la de la prosperidad. Los tres bloques están unidos unos a otros por muelles. Cada bloque tiene, además, un pequeño motor que impulsa al bloque hacia esa dirección predominante con tanta mayor fuerza cuanto mejor funcione. Los clavos, de momento, no aparecen. Sigue leyendo

Tras los pasos de una generación de fuego

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Cuando se escucha hablar de los escritores de la conocida “generación perdida”, en el París de los años 20, lo común es pensar en un grupo de americanos que viajaron a París a vivir una vida bohemia, llena de excesos, de alcohol, de fiesta, de jazz, de mujeres. Nos los imaginamos sentados en los cafés escribiendo sus cosas, fumando cigarrillos y, como la concepción que a veces se tiene del artista, comportándose de forma bohemia. Para algunos, unos personajes dignos de admirar por su talento; para otros, unos parias de la sociedad que se dedicaban a la bebida y a la “buena vida”.

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Un lugar llamado familia (antropología demográfica)

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“El lugar donde nacen los niños y mueren los hombres, donde la libertad y el amor florecen, no es una oficina ni un comercio ni una fábrica. Ahí veo yo la importancia de la familia”. Gilbert Keith Chesterton

Regiones donde mueren más personas de las que nacen, donde miles de pueblos pequeños desaparecen o están en riesgo, donde las personas mayores son el rostro mayoritario de parques y jardines; podría ser el escenario tras una guerra, tras una catástrofe natural. Sociedades donde la palabra hermano es cada vez menos conocida y usada, donde ser padre o madre se excluye crecientemente del itinerario vital, y donde ser abuelo es, estadísticamente, una posibilidad cada vez más remota; podría ser el escenario de una novela distópica, de una película de ciencia ficción. Lugares donde la mutación antropológica de la demografía contemporánea tiene lugar, como realidad, positiva o negativa según su valoración ideológica, de numerosos países de Occidente u occidentalizados.

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[RÉPLICA] Contra aporofobia: una matización

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Este artículo responde a otro de Marcos Nogales publicado en esta página sobre la palabra del año 2017, aporofobia, con algunas reflexiones sobre el mal uso de las palabras y sus riesgos.

Las palabras fundan mundos. Como si se tratase de fórmulas matemáticas (piensen en lo que encierran los signos E=mc2), nos permiten no solamente nombrar lo que está frente a nosotros de la manera más patente sino incluso desvelar su posición, su lugar en el orden abstracto de la realidad. Solo cuando hay un orden, una interpretación, las cosas que nos rodean se tornan en un mundo, se hacen habitables porque pueden ser comprendidas, podemos relacionarnos más plenamente con ellas. Sigue leyendo

El regreso de la economía a la senda de las ciencias morales

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El economista David Anisi aprovechó la que sería una de sus últimas intervenciones públicas para denunciar la extendida -y errónea- tendencia de sus compañeros a creer que la Economía es ya una ciencia. Una posición tan apabullante que incluso se atreven ya a denominar a sus escuelas como facultades de Ciencias Económicas.

Como recoge Alvey (PDF, páginas 53-54), esta es una tendencia mayoritaria en la economía que ve la sociedad como si estuviera regida por leyes naturales(asimilables a las que rigen la química o la física), y que aspira a un desarrollo académico en ausencia de consideraciones éticas o juicios de valor. Sigue leyendo

La Revolución de Octubre: El suceso que marcó un siglo

En Historia/Mundo por

A un siglo de distancia, y a poco más de un cuarto de siglo del colapso de la Unión Soviética, la Revolución Rusa se ha convertido en un hito del siglo XX, que marcó un punto de quiebre para el sistema capitalista y contribuyó a definir la realidad en la que hoy vivimos.

Este año, centenario de la Revolución, nos convoca a una reflexión sobre la vigencia de los postulados que defendió el proceso social más importante del siglo, más allá de una mera interpretación de las causas de la desintegración del bloque socialista tras la caída del Muro.

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Jorge Bustos: “Lo que está haciendo Puigdemont es una españolada”

En Entrevistas/Periodismo por

Llevo un par de días enfangándome de artículos, recortes y exabruptos varios en Twitter; donde mi próximo entrevistado se desfoga mejor al estilo clásico, con los 140 caracteres que le dieron hechuras de polemista relamido de pluma ligera.

Me he masticado su última publicación, “Crónicas biliares”. Una suerte de apéndice literario de la RAE impregnado de excreciones de vesícula. Un placer de lectura para los que tienen cuatrocientas cosas por delante que leer. Sigue leyendo

¿Es el Islam una opción más para nuestro ecosistema?

En Economía/Mundo por

En los últimos 20 años la sociedad occidental ha tratado de enfrentar la problemática medioambiental a través de la política y la economía con escaso éxito hasta ahora. Este marco abre la puerta a nuevos interrogantes, con respuestas que a muchos de nosotros, a priori, pudiera sorprendernos.

¿Y si existiera una posibilidad de que la religión tuviera una respuesta  más eficaz? El Islam está en ello y considerando su ritmo de crecimiento demográfico, parece ofrecer una alternativa sólida. El 22% de la población mundial profesa el Islam y tiene una tasa de crecimiento del 2.9%, superior a la del resto de la población mundial. Si el cuidado del medio ambiente se continúa institucionalizando y universaliza en el Islam como requisito de la industria Halal, esta puede ser una vía más para fomentar medidas verdaderamente efectivas en el cuidado de nuestro planeta. Sigue leyendo

Mahoma sí va a la montaña: expansión y conflicto de la identidad islámica

En Asuntos sociales/Mundo/Religión por

El último estudio del Pew Center lo dejaba meridianamente claro: en 2050, la religión islámica (contando todas sus ramas) podría superar por primera vez, en número de fieles, a la religión cristiana (sumando a todas sus confesiones). Una proyección histórica (en el estudio The Changing Global Religious Landscape, 2017) que situaría a dicha religión con más de 3.000 millones de seguidores (reales o teóricos) y el 31% de la población mundial (desde el 24% de 2015 y un 2% más de la proyección realizada ese mismo año); todo ello consecuencia de sus altas tasas de natalidad (casi 2,9 por mil habitantes), el aumento de conversiones (superior ampliamente al resto) y la creciente islamización de países de cultura mayoritariamente musulmana pero de historia secular o con importantes minorías cristianas (de Turquía al Líbano).

Pero estos datos son un simple acercamiento. Las hipótesis más aventuradas señalan que ya es la más numerosa y sobre todo, la más practicada total (ante la amplia confesionalidad de sus países de referencia, y la ausencia de prácticas institucionalizadas al estilo católico o protestante en beneficio de liderazgos diversos y rezos personales) o relativamente, en especial ante la aparente apostasía generalizada en el mundo occidental, en la vida pública y en la práctica privada (quizás atemperada por el renacer de las Iglesias ortodoxas en numerosos países excomunistas o la aparición de las Iglesia evangélicas neopentecostales en América y Asia). Sigue leyendo

Juan Pablo Colmenarejo: “El periodismo le sobra a todos los populistas”

En Entrevistas/Periodismo por

Las terrazas ya están puestas. El calor empieza a apretar. El aire acondicionado en el interior de los estudios de COPE atiende poco a las gargantas de locutores y visitantes, claramente marcados con la pegatina oportuna.

Cristina Platero, la productora de La Linterna, nos viene a buscar y nos lleva por esos pasillos de  un blanco un tanto mortecino; que tan pronto pueden hacer las veces de medio de comunicación como clínica de un dentista venido a más.

Vamos al estudio de “por si las cosas fallan en el principal”. Lugar repleto de micrófonos, logos y sillas para muchos tertulianos.

“Ahora baja Juan Pablo”, nos marca con una sonrisa Cristina. Sigue leyendo

Stefan Zweig y la reconstrucción de Babel (II)

En Cultura política/Pensamiento por

Si llevamos todo lo dicho sobre el ámbito individual (en la primera parte de este ensayo) al ámbito de lo social, podemos entender el sueño europeo de Zweig. Los Estados Unidos de Europa son el fruto de esta tensión constructiva entre la identidad nacional (reflejo de la ciudadela interior del yo) y la fraternidad social (reflejo de la humanidad común desvelada en la cultura).

Para el viejo continente, que comparte una misma tierra y una misma base cultural, Zweig no auspiciaba ni las luchas modernas y fratricidas nacidas en la edad moderna con la insurgencia de los Estados nacionales ni un modelo comunista totalitario que fundiese las identidades en una construcción política sin historia ni memoria.

Al contrario, en lo que soñaba era exactamente aquello que se firmó hace 60 años en Roma entre Francia, Alemania e Italia y que, de hecho, representaba la idea de Wilson de la Sociedad de Naciones mejorándola a nivel europeo. La Europa unida es, para Zweig, el modelo político más consonante con la verdad del hombre europeo. En este último, de hecho, como en el resto de los hombres, conviven dos fuerzas: la egoísta y la altruista. Sigue leyendo

500 años de la Reforma Protestante: la disputa teológica que cambió el mundo

En Pensamiento/Religión por

Martín Lutero clavando en la puerta de una iglesia en Wittenberg las 95 tesis que cambiarían la historia de Occidente. Aunque esta imagen la tenemos todos muy presente, no está claro que haya ocurrido realmente. El simbólico gesto que daría inicio a la Reforma Protestante puede no ser más que una expresiva ficción.

De lo que no hay duda alguna, es que en el 2017 se cumplirán 500 años desde que Lutero escribiera las famosas tesis (aunque él no las llamaría así) y las enviase al arzobispo de su diócesis, iniciando una polémica teológica cuyo desenlace sería imprevisto para todos.

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