Fotógrafa, retratista, artista… Lupe de la Vallina inmortaliza con su cámara. Plasma a un persona que, generalmente, está a otra cosa, respondiendo a cuestiones sobre su vida, sobre lo que le ha convertido en alguien socialmente interesante, o simplemente contándose.
“Hay un reto casi inconsciente en mis retratos que es buscar la humanidad del personaje, buscar lo que nadie ve. Hay una belleza innegable en las personas que son capaces de mostrar su herida y de mostrarse vulnerables”. Para Lupe “no hay nada más sexy que la verdad”.
Basta con darse una vuelta al trabajo de esta madrileña para cerciorarse de la cantidad de rostros que han pasado por su mirada. Famosos, desconocidos, empezando a vivir, sopesando lo vivido. “Todo el mundo trata de mostrar que está bien, pero poder ver la vulnerabilidad es un tesoro, algo que me hace pararme para mirarlo. Es lo que me hace ver una fotografía mil veces”.


Su fotografía nace del asombro de las cosas que “están siendo creadas ante ella”, que “existen y podrían no existir”. Sus retratos persiguen un reto casi inconsciente “que es buscar la humanidad del personaje, buscar lo que nadie ve“.
Lo curioso es que muchos de los retratados se gustan en la mirada de Lupe. “Sabes que has hecho un buen retrato cuando el fotografiado te lo pide para ponerlo en su perfil. Es como si dijera: quiero que el mundo me mire a través de tus ojos“.
Reconoce que en sus comienzos le ruborizaba que viesen sus fotografías: “Me parecía que volcaba en ellas un montón de cosas que ni mis amigos saben de mí. Luego me di cuenta de que la gente no se entera de nada”.
Ser fotógrafa no es fácil. Vivir del arte es el ideal para la gran mayoría soñadora. Principalmente porque aúna la realización laboral y personal: “Esto es lo que sé hacer. Después de probar muchas cosas acabé descubriendo que es lo único en lo que puedo estar 100% y donde sé lo que tengo que hacer“.
Si quieres hacer algo distinto, si quieres definir tú las condiciones, tienes que saber venderte”.
Lupe ha conseguido subirse al escalón del reconocimiento del gremio, lo que le otorga mayor capacidad para ser observada y, al mismo tiempo, observar desde cierta altura la realidad del sector: “Cuando más artística quiero ser, más me doy cuenta de que tengo que ser empresarial. Si quieres hacer algo distinto, si quieres definir tú las condiciones, tienes que saber venderte“.
Las redes sociales son los canales de comunicación de esta generación, y por lo tanto, los nuevos escaparates comerciales. Entonces, ¿cómo es posible que la instantánea aguante el pulso al vídeo?: “La fotografía sigue teniendo la capacidad de generar iconos poderosísimos. Mucho más que el vídeo. Recordamos muchísimas más fotografías como iconos que vídeos”.
Rosalía, Serrat, Fernando Trueba, Pedro Sánchez, Viggo Mortensen, Lilian Tintori… Cuántas personas con vidas tan dispares. El único truco es “no hacer fotos a quien no quiero sacar bien. No soy capaz de sacar a mala leche a alguien que se deja fotografiar por mí. Sería como traicionar su confianza”.

