No todos los días se ve por Madrid a un enorme sacerdote canadiense vestido con americana negra y clergyman, acompañado por un alegre profesor irlandés de traje y corbata. Les acompaña Gloria, traductora imprescindible y organizadora del grupo.
No se trata de un grupo extraño de turistas unidos por la casualidad, aunque experimenten la decepción de todo turista al encontrase cerradas las puertas del Museo del Prado por ser lunes. Son los embajadores de la Chesterton Review a España. Y el pasado lunes, 10 de octubre, la Universidad San Pablo CEU les abrió sus puertas para reunir a los chestertonianos que residimos en la capital.
El P. Ian Boyd y el profesor Dermot Quinn, junto con su inseparable Gloria Garafulich-Grabois –directora de la Chesterton Review en castellano y traductora del evento– nos dieron la bienvenida en el Chalet Vasco de la universidad San Pablo CEU.
La velada prometía y no decepcionó. Dos de los mayores especialistas en la materia iban a hablar de Chesterton como a él le gustaba presentarse: en su faceta de periodista. Ante una sala de amigos –unidos en amistad por el coloso inglés–, en un ambiente de agradable tono académico, el enorme P. Ian Boyd presentó un breve “paper” sobre la misión periodística de G. K. Chesterton como un catalizador eficaz para la transformación de la sociedad inglesa de su época y para muchas personas que hemos accedido a ella a través de su posterior publicación en Obras Completas.
El rey de Fleet Street, una de las mejores plumas periodísticas que han existido, veía su oficio como un arte. El periodismo para él no se encontraba subordinado en ningún caso a intereses políticos o económicos, ni siquiera religiosos. Chesterton había bebido de la tradición decimonónica de los diarios y semanarios ingleses de la clase media: verdaderas obras de arte literario. Y tras haber asumido su destino en el fecundísimo campo cultural de la Inglaterra del siglo XX, se dedicó –con el humor que le caracterizó toda su vida– a retratar a su amado país en columnas de arte.
El P. Boyd insistió en el caráter sacramental que esta misión tuvo para Chesterton. Sin ser del todo explícitamente católico –como sí lo fue en muchos de sus libros o ensayos–, fue capaz de tocar el corazón de sus compatriotas y de muchos hombres más allá de las costas inglesas, con una evangelización eficaz. Simplemente acercándose al mundo y a la vida con una mirada de asombro y de gratitud.
Por su parte, el profesor Dermot Quinn evidenció la impresionante cultura de Gilbert Keith, que lo hizo capaz de tratar una grandísima variedad de temas desde todos los estilos literarios: poesía, teatro, novelas, ensayos, periodismo… Especialmente desde éste último. Hizo ver –con muchos ejemplos muy divertidos– el amor y el respeto que Chesterton profesaba por su oficio (que él titulaba “craft”: arte, manualidad, mester) y los peligros y de la gran corrupción en que el periodismo podía llegar a derrumbarse.
Se habló también de su experiencia como director del semanario G.K.’s Weekly, y de cómo Chesterton fue capaz de comprender siempre el sentido de misión existencial detrás de una iniciativa en ocasiones tan descabellada, desde el punto de vista meramente humano.
Al final de la velada nos presentaron los volúmenes de la edición en castellano de la Chesterton Review, iniciativa dirigida por Gloria y llevada adelante por las ediciones Encuentro. La Chesterton Review es una revista del Center for Catholic Studies de la Seton Hall University de New Jersey. Esta valiosa publicación, fundada por el mismo P. Ian Boyd, reúne las aportaciones más selectas a nivel internacional de los grandes expertos en continuar la labor empezada por Chesterton, incluyendo –por supuesto– artículos y ensayos del maestro que da nombre y sentido a la revista.
Una publicación indispensable para admiradores, seguidores y personas interesadas en cualquier aspecto de la vida y obra de Chesterton, el distributismo, doctrina social de la Iglesia católica, etc. Según Joseph Pearce: “The Chesterton Review is a bastion of truth . . . the great Chesterton would not only approve but would raise a glass in its honour” (“La Chesterton Review es un bastión de la verdad… el gran Chesterton hubiera no sólo dado su aprobación, sino que hubiera brindado en su honor”).