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Recordarse en los otros para no olvidarse de uno mismo

En Democultura/Música por

Andrés Suárez es un cantautor gallego que se atrevió a coger su guitarra y bajar a Madrid para intentar vivir de unas letras y unos cuantos acordes. Pocas garantías y una ciudad ajena y grande, lo que la hace dos veces ajena para todo lo que tenía como meta. Así las cosas, esto no es una biografía: Andrés tocó mucho y en muchos sitios: en locales, bares, en la calle y el Metro. Pasaron muchos meses, varios discos y ahora llena auditorios, teatros, estadios y todo lo que se ha propuesto hasta la fecha. Todos nos hemos sentido alguna vez Toto, instigados por algún Alfredo a dejar Giancaldo y nuestro Cinema Paradiso para vivir un sueño lejos de casa, pero no todos lo hemos vivido o sabremos lo que es hacerlo; Andrés sí lo sabe.

Aquí y ahora no me interesan sus canciones, cifras, letras, ni siquiera sus éxitos. De Andrés Suárez me interesa su humanidad. Siempre he pensado que sentir cosas como una fuerte soledad, el desamparo o el abismo facilita sentir empatía hacia quien lo experimenta después de uno mismo. Es decir, me parece muy complicado no intentar ayudar a quien pasa por un momento por el que ya pasaste pero, si atendemos a la realidad, esta empatía no se exterioriza en multitud de ocasiones a nuestro alrededor.

Suárez publicaba en sus redes sociales el 10 de diciembre un vídeo de una persona cantando ‘Piedras y charcos’, canción de que da nombre a su tercer disco, en una calle de Segovia. El vídeo estaba acompañado de un pie de texto a modo de carta al artista callejero en la que recordaba que cuando la compuso “ya no tocaba en la calle ni en el Metro” pero cómo anteriormente había pasado por calles similares. El cantautor que presentó ese EP “para ciento cincuenta personas” ahora, unos años después, toca para miles de personas.

“Bravo por los valientes que desafían al silente frío con solo una guitarra y una vida, por los que creen en sí mismos, los que sueñan tan fuerte como tú lo haces.” Siguió escribiendo el cantautor antes de invitar al protagonista del vídeo  a cantar ‘Piedras y Charcos’ en algún concierto de su gira actual. Suárez pidió a sus seguidores y amigos que intentaran hacer llegar el mensaje y terminó agradecido “por elegir una canción mía como canté la de otros en el mar de piedra húmedo de Santiago hace tiempo, igual que ‘yo’ ahora.”

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El 24 de enero tuve la suerte de ver por primera vez al gallego en concierto en un Teatro Circo Price abarrotado, disfrutando de sus temas nuevos y antiguos. Hubo invitados de lujo, de la talla de María Rozalén y Javier Ruibal, y la banda estuvo espectacular. Muchos momentos provocaron que el público se aupase y deshiciese en aplausos.

Pero, sin duda, la mayor ovación de todas tuvo lugar al pisar el escenario Raúl Fragua. Tras anunciar quién iba a ser el siguiente invitado y, obviamente, no haber prácticamente reacción al no ser conocido por el público, Andrés Suárez contó toda la historia relatada anteriormente. Fragua y él se llegaron a conocer y allí estaba el artista callejero compartiendo micrófono e hito, aceptando la invitación. Me atrevería a decir que fue el aplauso más sincero del concierto y lo fue porque no iba dirigido a una canción en particular, a un solo de violín o a un acústico: iba para las dos personas y sus historias.

El cantautor gallego cuenta en directos, reportajes y entrevistas lo importante que fue para él la experiencia de la calle antes de hacer la vida de carretera. Honra a las personas acordarse de su pasado, pero todavía más que este recuerdo no sea una anécdota. No sólo será Raúl el que se suba a un escenario grande a cantar con el compositor de las canciones a las que ponen voz en las calles. ‘Abriendo ventanas’ es una iniciativa surgida de esta historia por la que el autor de siete discos anima a los artistas callejeros a compartir sus actuaciones para invitarlos a cantar en los directos.

Cuánta falta nos hacen personas como Andrés Suárez, que no conciban la solidaridad, la generosidad, la empatía y, sobre todo, la memoria como un hecho aislado sino como una actitud, un late motiv. Individuos que para sostener sus recuerdos vivan su pasado en el presente de los demás, que no se olviden. Personas que valoren la vida, los momentos, a sí mismos y su historia, que valoren más a todos los demás con ese cariño. Y, si puede ser, que canten tan bien.

Periodista en CESAL. Estoy aprendiendo siempre. Me apasionan la política, las causas sociales y la literatura. Soy un poco laísta cuando puedo y acentúo los 'sólo' cuando significan solamente. Formo parte del equipo de Democresía.

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