Todavía tengo muy presente el sketch de Padre de Familia donde Stewie, emulando a Jiminy Glick, se pone a vacilar a Colin Farrell:
Por todos es sabido que los actores pasados de rosca por sobredosis de azúcar de culebrón y tiros californianos, recurren a algún tipo de agente secreto, gurú artístico, brebaje mágico o suerte de códice oscuro que los vuelve a poner en órbita. Estos actores son los responsables de que nos desdigamos de nuestras sentencias y repitamos en círculos selectos donde compartimos una latita de anchoas en almíbar, la funesta frase: “Puf. Ha mejorado mucho este actor”.
A todos nos pasó con Matthew McConaughey, que con Cómo perder a un chico en diez días y otras maravillas a sus espaldas, se arrojó a esta terapia sin vuelta atrás (o quién sabe) con MUD y confirmó su profesión con todas las letras en True Detective, Dallas Buyers Club y la archipirateada Interestellar.
Parece que al mismo puchero se arrimó Colin Farrell cuando empezaba a salir demasiado en series satíricas y prensa rosa. Este 2015 le pudimos ver resucitando en la segunda temporada de True Detective y repitiendo bigote como protagonista en la última low cost de Yorgos Lanthimos.
“Langosta”. Ese es el animal que escoge David (Colin Farrell) para transformarse si después de 45 días no consiguiera encontrar pareja en un hotel creado para que solteros como él dejen de serlo y de esa forma vuelvan al mundo pragmático como una nueva familia de traje y corbata. En su primera entrevista, después de haber sido conducido al hotel, opta por la forma de langosta debido a su longevidad, su natación y por su sociabilidad. Como principal desventaja le hacen ver que puede terminar en cualquier cazuela.
Al poco tiempo de su estancia en el hotel del amor, donde su hermano, ahora un perro, no logró superar la prueba, se da cuenta que la única forma de conservar su apariencia humana más allá del plazo dispuesto es cazando otros solteros en el bosque.
La propuesta, con todo el atrevimiento que derrocha de principio a fin, es entretenida y sumamente arriesgada. Rachel Weisz, Léa Seydoux o John C. Reilly se ocupan de poner los rostros conocidos para colarnos con fuerza un disparate importante. Es una original y velada reflexión sobre las parejas y los convencionalismos de éstas. Dibuja bien los falsos procesos que muchas veces se establecen para crear una relación y cuando parece que la película va encarrilada a arrojar una conclusión sobre amar y sus consecuencias, llega y lo chafa todo (o no. Según el animal con el que vayas ese día al cine a verla).
Esta comedia negra, que se llevó el reconocimiento del jurado en Cannes, se suma a la basta lista de pelis raras que tratan de contarte, con simpatía y desagrado, una historia nueva sobre lo mismo de siempre. El amor, lo que entendemos por amor y el desamor. Es mejor que “Como perder a un chico en 10 días”, eso seguro.
Lo mejor: los gags y sus actores.
Lo peor: el final.
¿Valoración?: Un interesante vistazo a una distopía por empeño de guionista y director, diferente.
Año: 2015
Duración: 118 min
Producción: Grecia
Director: Yorgos Lanthimos
Género: Comedia Negra/Drama/Distopía
Reparto: Colin Farrell, Rachel Weisz, Jessica Barden, Olivia Colman, Ashley Jensen, Ariane Labed, Angeliki Papoulia, John C. Reilly, Léa Seydoux