La ilusión del Lejano Oeste

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La impresión que podemos haber recibido del Salvaje Oeste a través de la literatura, el cine o la cultura popular puede que no se corresponda demasiado con la realidad histórica, lo que no hubiera dado tantas películas interesantes. De hecho, hasta el propio nombre no tiene mucho de cierto, porque la frontera salvaje no era un sitio tan poco civilizado como uno podría pensar, donde el caos reinaba y no había respeto por la propiedad o la vida.

Tampoco era así el mito del indio salvaje que vivía en extensas praderas rodeadas de montañas por las que ellos galopaban sobre magníficos caballos y que nos ha llegado a través de incontables películas, novelas o tebeos. Esos indios parecían obsesionados con atacar al pobre hombre blanco que intentaba asentarse con sus familias sobre unos terrenos que estaban a su disposición.

La realidad que nos ha llegado hasta nuestros días, es una “ilusión” del Lejano Oeste, y eso es lo que nos propone descubrir el Museo Thyssen-Bornemisza. Por primera vez en España y hasta el 7 de febrero podemos seguir los pasos de los artistas que en el siglo XIX abrieron el camino al Oeste estadounidense. Ellos nos enseñan los paisajes y las formas de vida de sus pobladores para enamorarnos con la belleza de la historia de aquel lugar, haciendo visible el mito de un territorio salvaje, paradisíaco y peligroso, de una grandiosidad natural y asombrosa.

 

cuadro Lejano oeste
Albert Bierstadt. Puesta de sol en Yosemite. c. 1863. Óleo sobre lienzo

 

La exposición nos propone seguir los pasos de los artistas que abrieron el camino al Oeste, contribuyendo a crear el mito. La colonización modificó irreversiblemente las culturas indias, que los artistas reflejaron casi siempre con admiración y respeto. Con admiración y respeto, aunque no siempre abstrayéndose de la “ilusión” –entendida como espejismo pero también como entusiasmo– generada por ellos mismos y por la literatura que la perpetúa en una poderosa cultura popular, el western.

Del resultado de aquellas expediciones artísticas se conoce muy poco en Europa. Sin embargo, un hombre aficionado a las narraciones literarias, cinematográficas y artísticas sobre el Oeste, Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, logró reunir varias obras del periodo que, sumadas a las que poseen el Museo Thyssen-Bornemisza y la colección Carmen Thyssen, componen un importante número de piezas.

Estas son las obras que se exponen en ‘La ilusión del Lejano Oeste’ en el museo madrileño hasta el próximo 7 de febrero, junto con algunas que han sido prestadas por colecciones públicas y privadas tanto españolas como estadounidenses

La exposición empieza descubriendo el nuevo mundo, mostrando paisajes inéditos. La primera sala se centra en los exploradores españoles que tuvieron los primeros contactos con las tierras y las tribus al oeste del Mississippi. Un territorio mítico donde la leyenda ha precedido a la realidad. Las expediciones españolas iban en busca de la fuente de la eterna juventud o de quiméricas riquezas. Mientras que la expansión hacia el Oeste de las colonias británicas, antes y después de su independencia, tuvieron como fin la transformación cultural, acabando con las tribus indias que sobrevivieron durante un tiempo en las reservas construidas por los colonos.

 

cuadro cataratas
Albert Bierstadt. Las cataratas de San Antonio. c. 1880-1887. Óleo sobre lienzo

 

Tras esta introducción, nos sumergimos en las apasionantes aventuras artísticas de Karl Bodmer, George Catlin y Edward Curtis. Sus obras sirvieron como documentos precisos y etnográficos de las costumbres, rituales y fisionomías del Nuevo Mundo. Junto con ellas, figuran también cuadros paisajistas de Albert Bierstadt o Thomas Hill, que pintaron con ambición escénica la tierra prometida.

En el ocaso del recorrido nos topamos con una de las partes más curiosas, la dedicada a los jefes indios (sala 3), donde se exponen tocados, objetos, pinturas y fotografías.

Gracias a todo este material podemos adentrarnos en las diferentes tribus indias y observar el efecto permisivo de los sueños. Pues a lo largo de cinco siglos se produjo una profunda y dramática transformación cultural que acabó con muchas de las tribus indias y del paisaje que fue sometido a mutaciones radicales, a través de las actividades agrícolas, ganaderas y la creación de pueblos y ciudades, acabando con el entorno y la fauna.

 

http://hdl.loc.gov/loc.pnp/ppmsca.39872
Edward S. Curtis. Jefe Joseph, de la tribu Nez Percé. Fotografía

Después de conocer la vida en las Grandes Llanuras, la visita concluye con el  mito cultural de los indios y vaqueros, mostrándonos como la importancia del Lejano Oeste nos viene desde 1826, cuando James Fenimore Cooper publicó ‘El último mohicano’. Desde entonces, llevan impregnándonos a través de la literatura, el cine e incluso los juegos infantiles, pues no hemos dejado de interesarnos nunca por estos temas que los sentimos como propios.

Junto con la “ilusión” creada a través de la cultura popular, el comisario y artista Miguel Ángel Blanco, despide la exposición con un homenaje a las tierras y a los pueblos del Oeste a través de su obra personal ‘La Biblioteca del Bosque’. Se trata de un conjunto de libros-caja, donde cada una posee un proyecto escultórico que recrea experiencias y visiones expresadas en dibujos, imágenes compuestas con materiales de la naturaleza, procedentes de los territorios del Oeste americano y un pequeño texto. En esta sala solo se exponen 13 libros-caja a través de unas vitrinas, lo que impide la manipulación para admirar el conjunto de las obra de La Biblioteca del Bosque que está compuesta por 1.148 ejemplares.

El éxito de este proyecto es el de acercar las Grandes Llanuras estadounidenses a Madrid. Con él nos dan a conocer el papel crucial que jugó este capítulo de la historia del arte en la creación de la apasionante “ilusión” que fue fundamental en la popularización de la literatura y el cine, que hoy da nombre a esta exposición.

Así pues, se trata de una exposición novedosa en España. Es la primera vez que se muestran en el país, los famosos retratos realizados por Bodmer y Catlin, las fotografías de jefes legendarios salidas de las cámaras de Adolph Muhr o Edward S. Curtis. Gracias al conjunto de la exposición podemos reencontrarnos con la cultura western donde resuena en ella la ilusión del Lejano Oeste.

 

(FOTO de portada: Fotografía de Edward S. Curtis, ‘Un oasis en los Badlands’ de 1905)

(@IreneSolisCobo) Humanista y Gestora Cultural por la Universidad Carlos III de Madrid. En la actualidad aprendiendo a gestionar el arte en el museo Thyssen de Madrid. Apasionada por el Patrimonio Cultural que cuenta la historia de cada lugar. Como Harry Potter, soy 'buscadora de la snich dorada', de la bondad del hombre en las humanidades.