Hasta el 25 de noviembre, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo (CGAC) acoge la obra de Javier Riera (Avilés, Asturias, 1964), artista visual de la luz, la geometría y el paisaje en una muestra comisariada por Santiago Olmo y con intervenciones directas en el Parque Bonaval, de donde toma el nombre.
Nos adentramos en la sala de exposiciones de Javier en el museo, donde encontramos diversas pantallas de televisión distribuidas por las paredes. Estas pantallas muestran videos de registro timelapse de las proyecciones realizadas. Recuerdos presenciados de sucesos extraordinarios.
Las acciones principales de las que luego queda registro suceden los días 13 y 20 de octubre. Javier proyecta geometrías fractales de luz en la vegetación frondosa del Parque Bonaval, en Santiago, detrás del CGAC. Para quien conozca este parque, sabe que es especialmente coqueto, romántico, escondido. Una delicia de entre tantos tesoros de Santiago.


Presenciar una proyección de Javier Riera en directo es una experiencia sublime: enfrentarse a la naturaleza que cobra vida delante del espectador.
Según avanza la oscuridad de la noche y la luz proyectada se hace más potente, se pierden las formas de los árboles, quedando tan solo las formas geométricas que recortan y crean nuevas figuras en su lugar. La contemplación de este espectáculo de luz que transforma la naturaleza tiene un carácter meditativo. El espectador que se enfrenta al poder de sugerencia de la modificación lumínica del paisaje se siente interpelado por la majestuosidad y mágica calidez que desprenden estas nuevas figuras naturales, existentes tan solo en la retina de quien las observa.
Riera explica que la geometría y la naturaleza comparten un lenguaje natural anterior a la materia, capaz de establecer con ella un tipo de resonancia sutil y reveladora. A través de esta relación, uno llega a entender que ambas están ligadas de manera orgánica desde el principio de los tiempos; la una conforma la otra.


Las figuras geométricas generadas nos recuerdan a elementos primitivos, motivos celtas, reminiscencias y señales de lo mitológico. Este mundo de luz geométrica crea una naturaleza onírica cuya contemplación embarga los sentidos y lleva la imaginación al origen de la creación.
Javier Riera ha realizado intervenciones lumínicas en los Jardines del Turia de Valencia, en el Karlovo Namesti Park de Praga, El Retiro o en el Real Jardín Botánico de Madrid. Otras intervenciones han sido realizadas para el MUSAC o Photoespaña. Su obra se ha expuesto en lugares como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Cab de Burgos, MUSAC en León, Museo Barjola de Gijón, el DA2 en Salamanca o el Centro Niemeyer en Avilés.

