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Spider-Man Homecoming accidente

Spider-Man: Homecoming. El Buitre tiene razón

En Cine/Democracia y Superhéroes por

A partir del siguiente párrafo revelaré datos del argumento de Spider-Man: Homecoming (Jon Watts, 2017). Si no quiere conocerlos le recomiendo que abandone esta lectura.

Los acentos de Spider-Man: Homecoming están puestos en dos aspectos. Uno de ellos es el falso dilema en el que vive gran parte del cine de superhéroes: ¿por qué una persona, por el hecho de tener superpoderes, pasa a ser responsable de los destinos de tantos? Al igual que Rousseau en El contrato social me pregunto, ¿por qué de la superfuerza se desprende una moralidad? O, mejor, ¿por qué el superpoderoso, por su condición de “súper”, está sujeto a una ley moral diferente a la del resto de personas? Qué a gusto transita este falso dilema en el cine de superhéroes.

Spider-Man Homecoming ascensor
El joven superhéroe en pleno rescate de sus amigos y su profesor (Spider-Man: Homecoming).

Lo que Peter Parker/Spider-Man busca no es ayudar a sus vecinos, sino fliparse, gustarse. Está abandonando su formación académica y a sus amistades por una suerte de imposición muy extraña. Más que estar entregado a un servicio público el joven manifiesta los síntomas de un adicto a un juego MMORPG.

El superhéroe, en ocasiones, es como un adolescente que no tiene muy claras sus prioridades. ¿No somos nosotros a veces un poco así? ¿No sentimos compasión de Peter Parker/Spider-Man porque nos compadecemos de nosotros?

En último término, esta dinámica intervencionista conduce a nuestro protagonista a estropearlo todo precisamente por meterse donde no le llaman: impide que un hombre entre en su propio coche, destruye la tienda de comestibles de un conocido, causa daños de diversa magnitud en un vecindario durante una persecución; la lista sigue. Tal y como se nos presenta al comienzo de la cinta, este justiciero es tan patético como peligroso.

Spier-Man Homecoming Iron-Man
Tony Stark/Iron  Man desfaciendo entuertos provocados por Peter Parker/Spider-Man (Spider-Man: Homecoming).

Tony Stark/Iron Man no vio aquel anuncio del FROM conocido como “Pezqueñines no, gracias”. ¿A quién se le ocurre poner en manos de un adolescente semejante tecnología? ¿Y a quién se le ocurre, a la postre, aumentar la apuesta y ofrecer al joven Peter Parker ingresar en los Vengadores para, así, anular por completo la práctica totalidad de aspectos relevantes de su vida? Pues a éste sujeto, cómo no, a Don Anthony Stark. Cada vez estoy más convencido que no es buen síntoma que tamaño personaje sea un símbolo tan ampliamente aclamado.

Spider-Man Homecoming traje tecnológico
Pequeña muestra de la tecnología que Tony Stark/Iron Man pone en manos del joven e irresponsable Peter Parker/Spider-Man. ¿Qué puede salir mal? (Spider-Man: Homecoming).

El segundo acento es la idea del superhéroe como continuador del ideal civilizador/democratizador del western y la crisis de ciertos símbolos y concepciones actuales de lo democrático.

La primera secuencia de la película revela la conciencia de continuidad entre el mito de la conquista del Oeste y el mito del superhéroe, el mito de la conquista de la verdadera libertad y la verdadera justicia democráticas. Ese es el ideal pero, a la vez, la cinta aporta material nuevo que pone en crisis los mecanismos que quieren procurar la consecución de tan nobles objetivos.

Sus panorámicas verticales nos invitan a trasladar nuestra mirada de lo general (el gran plano general de las alturas) a lo concreto (los planos medios de los trabajadores a pie de obra recogiendo chatarra alienígena). Este cambio de escenario aporta otra perspectiva. ¿Quién no está de acuerdo con el diagnóstico del problema tal y como lo formula Adrian Toomes/Buitre?: “[Los Vengadores] montan el lío y ahora cobran por limpiarlo”. Esa es la idea detrás de la imagen de los ladrones del banco ataviados con caretas de los Vengadores.

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Peter Parker/Spider-Man a pocos segundos de arruinar el negocio del tendero del barrio (Spider-Man: Homecoming).

Spider-Man: Homecoming no sólo cuestiona el modus operandi actual del supergrupo de moda. También pone en cuestión la vigencia de ciertos símbolos de la democracia: el monumento a Washington, ¿puede ser un referente moral y democrático si fue construido por esclavos?

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A la derecha, Liz. Peter Parker/Spider-Man prefiere meterse donde no le llaman antes que hacer planes con ella. El muchacho necesita reordenar sus prioridades (Spider-Man: Homecoming).

Consuela comprobar al final de la película que Peter Parker/Spider-Man renuncia a convertirse en un adicto al trabajo estilo Vengadores (cowboy justiciero) para dedicarse a ser quien debe ser.

¿Cómo es posible que su labor superheroica sea tan importante pero, a la vez, no pueda estar armónicamente integrada en su vida? Es absurdo desde todos los puntos de vista. Lo que hace Spider-Man no puede estar peleado con la realización personal de Peter Parker.

Por lo menos, en esta ocasión, lo que le salvará (orientará) la vida no será un cálculo o una destreza técnica sino una decisión virtuosa, es decir, un acto cargado de contenido moral. Al final, Peter no quiere ser como Tony Stark/Iron Man, sino mejor que él.

Responsable del Área Audiovisual y ejecutivo de cuentas en Apóstrofe Comunicación desde 2011. Profesor en los grados de Comunicación Audiovisual y Creación y Narración de videojuegos. Cursó estudios de Humanidades, Comunicación, Cine y Matrimonio y Familia. Coautor de "El antifaz transparente. Antropología en el cine de superhéroes" (Ediciones Encuentro, 2016).

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