Marta Modino
David Robert Jones. El resto de los mortales nos dirigiremos a él por su nombre artístico: David Bowie, una de las figuras musicales británicas más importantes de todos los tiempos.
Músico londinense nacido en Brixton en el año 1947, es conocido también bajo el pseudónimo de Ziggy Stardust. Ha sido la cabeza de éxitos musicales como Space Oddity en 1969 ;The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars en 1972 ; Young Americans en 1975, o su álbum más reciente The Next Day en el 2013 tras una década de silencio.
Hace tan solo unos meses declaraba que no volvería a subirse a un escenario para actuar, pero que en calidad de ser supremo sacaría disco a principios de año bajo el nombre de Blackstar. Lanzado el single cuyo homónimo es el mismo, cuenta con la influencia de Kendrick Lamar, según aseguraba el propio Bowie.
Lo que nadie se esperaba era que después de lanzar este álbum, Bowie nos dejase a la edad de 69 años a causa de un cáncer que llevaba combatiendo algo más de un año. Su pérdida ha inundado todas las redes sociales marcando así un lunes trágico en la historia de la música, y un sentimiento de desolación entre todos aquellos fans del glam pop y de la cultura suburbana que él mismo habría creado.
Bowie no es un personaje bíblico, pero podría serlo dada la notoriedad que ha adquirido su personaje musical y alter ego. Tanto es así que biógrafos y fotógrafos mundialmente reconocidos han utilizado su imagen para hacer de él un icono cultural perenne en el tiempo.
La composición vocal de éste ha sido estudiada y analizada por musicólogos de todo el mundo dando lugar a infinitas conclusiones con el mismo patrón: Bowie modulaba su voz deliberadamente llegando a vibratos imposibles para el ser humano común.
Todo está escrito sobre Bowie: su trayectoria musical, orientación sexual, influencia y legado, etc. Por esta razón la divinidad le ha sido otorgada. Si bien existen centenares de religiones, Bowie es divinidad de una de ellas.
No importa las creencias que tengas, ya seas judío, católico o musulmán. La fe es un instrumento de esperanza y patrón de fieles que buscan el sentido de la vida en una figura mayoritariamente celestial y extraordinario.
Tanto es así que sentimos la necesidad de nombrar a ese ser etéreo y maravilloso con la finalidad de hacerlo más cercano y menos sobrehumano. ‘Yahvé, Jesús, Mahoma’; Bowie.
Si Bowie y Nietzsche se hubiesen conocido esta irreligión burlesca y nihilista ya estaría formada. David habría sido el pastor y predicador de ésta, mientras su compañero sería el autor de las escrituras y normas de la misma. Lamentamos ese fallo en el espacio temporal, pero dada la beatificación popular otorgada, a mi entender David ya ha sido un famoso telepredicador.
Creador del glam rock e influyente del punk más sofisticado, le debemos más de una oración. Ya sea en forma de canción o a modo homenaje con pintura sobre nuestro rostro.