La tragedia, una vez más, golpeó al fútbol de manera trágica y cruel. El Chapecoense pasó en unas horas de rozar las mieles del éxito a quedarse sin nada. Un fatídico accidente de avión acabó con todo: con la ilusión de toda una hinchada, la posibilidad de obtener su primer título internacional y, lo que es más grave, con prácticamente toda su plantilla.
Pero, aunque parezca todo perdido, otros equipos en su misma situación supieron renacer de sus propias cenizas y volver con más fuerza. El claro ejemplo en el que debe reflejarse el Chapecoense es el Torino. El conjunto italiano vivió una situación muy parecida en 1949.
En una época de luces y sombras para Italia como fue la segunda Guerra Mundial, surgió un equipo de fútbol capaz de transformar las tristezas y lamentos en alegrías y esperanza. Ese equipo fue el Torino F.C., un conjunto diferente a los demás. Una escuadra alegre y ofensiva que consiguió ganarlo todo en los años 40. Pese a esto, no pasó a la historia por sus títulos sino por el trágico accidente aéreo en el que se vio envuelto el 4 de mayo de 1949.
Antes de que sucediera este trágico suceso, al igual que le pasara al Chapecoense, su fama creció a pasos agigantados, lo que le valió ganarse el respeto no sólo de toda Italia sino también de Europa. Debido a esto cada vez eran más los equipos que le pedían disputar amistosos en otros países. Uno de esos conjuntos fue el Benfica, que el 3 de mayo de 1949 con motivo de la retirada de su capitán, Francisco Ferrira, les retó a un amistoso. El partido fue vibrante, lleno de emoción y de goles, con el resultado final de 4-3 a favor del equipo portugués.
Si miras a lo alto, algo consuela saber que el mejor Toro vuela
Al día siguiente durante el viaje de vuelta a Turín, el equipo italiano se enfrentó al peor de los rivales: la climatología. Las fuertes ráfagas de viento y las nubes bajas dieron lugar a una de las peores tormentas que se recuerdan en Italia. Esto provocó que desde la torre de control del aeropuerto se vivieran momentos de pánico, ya que no conseguían contactar con ellos; hasta que por fin recibieron noticias del piloto del avión diciendo
“Estamos encima de Savona. Volamos bajo las nubes, 2000 metros, en 20 minutos estaremos en Turín”.
Este mensaje fue recibido con gran alivio, pero desgraciadamente no recibirían más noticia de ellos.
Minutos después y a escasos 10 kilómetros de su destino, el avión se estrelló contra “La Basílica de Superga”. Nadie pudo sobrevivir a semejante impacto. Da la casualidad que Ferrucio Novo, presidente del equipo y quien organizó el amistoso, en el último momento no pudo coger el vuelo por un problema de salud.
Toda Italia estaba estupefacta. No podían creer lo que había sucedido. Pese a que faltaban cuatro jornadas para que terminase el campeonato, con el Torino líder con cuatro puntos de diferencia sobre el segundo, se decidió otorgarle el título de campeón.
El conjunto italiano quiso jugar esos cuatro encuentros que le quedaban con el equipo juvenil. Estos, con coraje y corazón quisieron honrar de esta manera la imagen de los que hasta entonces habían sido sus ídolos. Los equipos rivales no se opusieron pero también jugaron con sus filiales. El “Toro” volvió a ganar y acrecentó aun más su leyenda dando lugar a una mítica frase de su hinchada: “Si miras a lo alto, algo consuela saber que el mejor Toro, vuela”. En la actualidad, el Torino sigue vigente y jugando en la máxima categoría del fútbol italiano: la Serie A.
El Chapecoense, que si por algo destacó en los últimos años fue por su espíritu de superación, tiene un claro ejemplo en el que mirarse para saber que pese a las adversidades lo último que cabe perder es la esperanza.
Felicidades al Chapecoense por convertirse en el actual campeón de la Comenbol 2016 y enhorabuena al fútbol, por su gran ejemplo de sensibilidad y humanidad en el deporte.