Para la gran mayoría el 14 de diciembre del 2000 es un día más en la hoja del calendario, una fecha sin importancia ni transcendencia alguna. Sin embargo, para el Barcelona sería clave para cambiar su destino y el de un jovencísimo jugador argentino: Lionel Messi.
Era la temporada 2000/2001, a diferencia de la actualidad, el conjunto blaugrana deambulaba en la competición liguera y en lugar de disputar la Champions League jugaba la Copa de la UEFA. En aquel inicio de campaña pocas cosas salieron bien: Luis Figo firmó por el eterno rival, se gastó una millonada en fichajes que no tuvieron el rendimiento esperado, Joan Gaspar accedió a la presidencia del club y no tuvo suerte en la decisiones que tomó… a excepción de una cosa que sí que salió bien, ofrecer a un jovencísimo jugador argentino que probara en las categorías inferiores del Club: Messi.
El argentino desde el primer minuto encandiló a todos, tanto es así que la primera vez que lo vio en directo Charly Rexach, por aquel entonces Secretario Técnico del conjunto blaugrana, gritó “¡Collons, hay que ficharlo ya!”. Sin embargo esas buenas actuaciones no se tradujeron en acciones del Barcelona por firmarlo.
Jorge Messi, padre de Leo, cansado de que nadie desde el equipo blaugrana les ofreciera nada, fue a las oficinas del Club y amenazó con llevarse a su hijo a otro conjunto donde se le valorará más. Rexach, que días anteriores había quedado deslumbrado con la manera de jugar del argentino, preocupado por la situación montó una reunión de urgencia para ficharlo en el Club de Tennis Pompeia el 14 de diciembre del 2000. La misma terminaría con un acuerdo para que Messi formara parte de la cantera del Barcelona durante las próximas temporadas. Lo curioso del caso es que todo se dejó por escrito en una servilleta que rezaba lo siguiente:
“Yo, Charly Rexach, en presencia de Horacio Gaggioli [representante por aquella época de la familia Messi] y Josep Maria Minguella, me comprometo a la contratación de Lionel Messi en las condiciones pactadas y a pesar de la contra interna que existe en el club“.
Esa “contra interna que existe en el club” a la que se refería la nota, eran directivos y técnicos del fútbol base que no veían claro el fichaje del astro argentino por el Barcelona. Pese a que nadie negaba que Messi tenía una calidad fuera de lo común, pensaban que eran demasiados los esfuerzos que había que hacer por un joven de doce años y que tenía problemas de crecimiento. A lo que hay que añadir que la situación del Barcelona era paupérrima, por lo que varías eran las voces que preferían que el equipo se centrara en reforzar la primera plantilla y ya más adelante fijarse en fichar a jugadores para la cantera. Tanto es así que a Rexach le pidieron un exhaustivo informe en el que justificará porqué tenían que firmarlo ya, a lo que el Secretario Técnico afirmó en una entrevista que puso “¡Que era un niño acojonante!”.
Pero estos no fueron los únicos problemas, ya que aquella servilleta había que dotarla de validez legal en forma de contrato. Para ello se necesitaba la firma de dos vicepresidentes del club, algo que nunca sucedió ya que sólo lo llegó a rubricar uno.
Pese a ello se dio por bueno, algo que no sentó muy bien en la junta directiva. Juan Lacueva, ejecutivo por aquella época del Barcelona, gracias a su insistencia consiguió que no se diera marcha atrás en el acuerdo. El resto de la historia ya es conocida por todos. Messi creció y se convirtió en uno de los mejores jugadores de la historia del Barcelona y del fútbol mundial.