El pasado miércoles, 22 de febrero, Cristiano Ronaldo marcó el único tanto del Real Madrid en la derrota de los merengues frente al Valencia en Mestalla por dos a uno. Lo curioso de ese tanto no fue el gol, sino que pudo haberse convertido en algo habitual para la afición ché de haberse concretado su fichaje por el Valencia en el 2003.
Por aquel entonces el conjunto de Mestalla no se parecía en nada a lo que es en la actualidad. Ganaba títulos de Liga, llegaba a finales de Champions, luchaba de tú a tú con Real Madrid y Barcelona… y lo más importante, y la gran diferencia con la época de ahora, había un proyecto para el cual querían incorporar a un joven talento portugués: Cristiano Ronaldo.
El crack madridista en 2003 sólo tenía 17 años y apenas había jugado 25 partidos en Primera división, en los que marcó tres goles, pero ya había dejado grandes pinceladas de su calidad. Paco Roig, que quería volver al Valencia como Presidente, contrató a Javier Subirats para que le cerrara fichajes con los cuales volver por la puerta grande al conjunto ché.
Dicho y hecho, Subirats se puso manos a la obra para confeccionar una plantilla que no sólo fuera competitiva a corto plazo sino también a largo. Antes de que grandes clubs echaran sus redes sobre el joven astro portugués llegó a un acuerdo con su agente, Jorge Mendes, para que fichara por el Valencia. Cinco millones de euros tendrían la culpa de que aterrizara en Mestalla, y nueve si además de Cristiano Ronaldo también venía con él otro talento luso como era Quaresma. La única condición que puso el agente de CR7 para que el acuerdo se hiciera efectivo es que se pagara como tarde el 30 de mayo de 2003, si no se hacía antes de esa fecha Cristiano era libre de elegir otro destino.
El problema es que Paco Roig no se convirtió en Presidente del Valencia, ya que Bautista Soler igualó su oferta por la compra de acciones y se las cedió a la candidatura de Jaime Ortí. Pese a todo, desde el equipo ché eran conocedores de este acuerdo e intentaron cumplirlo desde la dirección deportiva valencianista, ya que el precontrato nunca estipulaba que sólo podía hacerse efectivo si Paco Roig llegaba a la presidencia; lo único que se hablaba es que el Valencia tenía que depositar la cantidad pactada como tarde el 30 de mayo.
Por este motivo, varios ojeadores, entrenadores y hasta el propio director deportivo realizaron varios informes bastante detallados en los que se avalaba la inversión por CR7 para que la directiva diera su visto bueno. Sin embargo, siempre se toparon con la negativa de estos ya que lo veían como un gasto muy alto por un joven de 17 años que ni tan si quiera había completado una temporada completa en la liga portuguesa.
Se intentó convencer a Rafa Benítez, entrenador por aquella época del Valencia, para que presionara a la directiva pero este tampoco lo tuvo claro. No dudaba de su calidad, pero prefería que si había que hacer un esfuerzo económico por un joven que fuera por Mascherano. Finalmente llegó el 30 de mayo y los chés no movieron ficha y el acuerdo expiró.
Aún así el Valencia intentó durante el verano firmarle presentando una oferta de seis millones de euros más el pase del ariete uruguayo Diego Alonso, pero sucedió algo no estaba dentro de los planes. Aquel verano el Sporting de Lisboa, equipo de Cristiano Ronaldo, jugó un amistoso contra el Manchester United. El entrenador del equipo inglés quedó tan prendado de la actuación del portugués que días después no dudó en pagar 18 millones de euros por su pase.
De esta manera se puso punto y final a las esperanzas de ver con la camiseta del equipo de Mestalla a CR7. Años más tarde el propio Cristiano Ronaldo confirmaría la historia al asegurar que “cuando había jugado unos pocos partidos con el Sporting, desperté la atención de varios clubes europeos como el Valencia”.
Pese a todo, el conjunto Che intentó su fichaje de nuevo tres años más tarde. Tras una Eurocopa de 2006 en la que la selección de Portugal eliminó a Inglaterra, en gran parte porque al provocar CR7 la expulsión de un jugador de la selección british, en Reino Unido ya no era tan bien recibido. En esto vio un hilo de esperanza la directiva del Valencia de poder enmendar su error de 2003, pero todo quedó en nada. Las altas cantidades que exigía el Manchester para desprenderse de él y la poca voluntad de la directiva en llegar a un acuerdo, volvieron a dar al traste con el fichaje del portugués. Algunos llegaron a considerar este interés como mera bomba de humo, de los dirigentes valencianistas, para tapar las críticas hacia su gestión.