Hablar de obras en el Santiago Bernabéu cada vez que el Barcelona llega a la final de la Copa del Rey se ha convertido en todo un clásico. El motivo, muy claro: el Real Madrid no quiere que vuelva a repetirse lo que sucedió hace casi 20 años cuando el conjunto blaugrana se proclamó campeón en el santuario merengue.
Era un caluroso 28 de junio y la temporada 96/97 echaba el telón de despedida con la disputa de la final de la Copa del Rey entre el Barcelona y el Betis. El partido, además de ser especial por ver quien se proclamaba campeón, tenía el morbo de ver si el equipo culé sería capaz de ganar y celebrar un título en la casa del eterno rival. A pesar del Betis, el Barcelona acabó imponiéndose a los andaluces en un sufrido tres a dos con prorroga incluida. Una vez el árbitro pitó el final del encuentro, llegó el delirio culé para celebrar por todo lo alto algo histórico: Convertir el Bernabéu en una fiesta blaugrana.
El himno del Barcelona empezó a sonar sin parar por la megafonía del estadio y los jugadores dirigidos, por aquel entonces, por Boby Robson a celebrar como nunca antes se había visto a un jugador culé festejar un título. Todos ellos empezaron hacer la “piscina” o el “gusano”, y jugadores como Oscar y Vitor Baía se subieron encima de las porterías a alentar a una afición que no paraba de repetir con orgullo “Barça, Barça, Barça”. Otros como Stoichkov cogieron una ‘senyera’ para ponérsela a la Copa del Rey mientras el speaker animaba la fiesta hablando en catalán.
Pero los jugadores no fueron los únicos que disfrutaron como enanos en esa celebración, también los directivos desataron toda su euforia una vez que su Majestad el Rey les entregó el trofeo de campeones. El caso más claro fue el de Joan Gaspar, que llegó a bajar al césped bufanda en mano para no parar de saltar, cantar y correr como un rayo de punta a punta, a pesar de que no es habitual que los directivos bajen al terreno de juego a festejar los títulos. Gaspar, años después llegó afirmar que fue de los momentos más felices de su vida y aseguró que fue “la final más emotiva”. “Siempre se disfruta mucho más en este estadio que es especial”, reconoció.
Nicolau Casaus, otro directivo de la época, tampoco pudo resistirse a bajar al campo a festejar el triunfo. Después del partido afirmó que “es muy agradable escuchar el himno azulgrana en el Santiago Bernabéu” y que sentía que había “rejuvenecido” con la consecución y la forma de este título.
En aquella temporada el Barcelona estaba presidido por Josep Lluís Núñez, el cual tuvo en esa victoria la mejor campaña electoral para volver a ser elegido Presidente blaugrana ese verano del 97. Como dato curioso cabe destacar que el gol que decantó la victoria del Barcelona fue anotado por Luís Figo, que años más tarde acabaría convirtiéndose en una de las figuras más representativas del madridismo.
Por todo ello el Real Madrid prefiere evitar otra noche como la vivida aquel 28 de junio en la que por primera vez y última, de momento, el Santiago Bernabéu se tiñó de blaugrana.