Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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Pablo Ortiz Soto

Graduado en Humanidades por la Universidad CEU San Pablo y máster en Profesorado por la Universidad de Granada. Es crítico literario en la revista digital de humanidades Hombre en camino. Ha sido galardonado con tres premios literarios, ha colaborado en la revista de poesía Ibi Oculus (n.º 8), en el libro J. R. R. Tolkien. El árbol de las historias y en la revista de filosofía y humanidades Relectiones (n.º 3). Colabora con las editoriales Encuentro, Nuevo Inicio, Rialp y CEU Ediciones. No comprende la vida sin la admiración: la transcendencia de lo cotidiano.

Pablo Ortiz Soto tiene 5 artículos publicados

Hombres embarazados y personas-gato: la revolución biopolítica ha llegado

En Distopía por

Hace unos meses, los medios de comunicación se hicieron eco del caso de Nano, una joven noruega que afirma ser un gato y que solicitó a su gobierno “ser reconocida como género” alegando que su cuerpo de mujer es “un error genético”. Este hecho sería tomado a broma si no fuera porque en los últimos años se han producido acontecimientos similares. Recuerden el supuesto caso del primer hombre embarazado, de la prometeo Thomas Beatie o el del británico Neil Harbisson, reconocido oficialmente como la primera persona cíborg del planeta. Pues bien, si quieren conocer las raíces ideológicas y filosóficas de los ejemplos anteriores o si buscan responder a por qué la Generalitat valenciana ha propuesto que en sus centros sanitarios se refieran a los niños como “criaturas” y a los hijos como “descendencia”, por qué la Asociación Médica Británica recomienda denominar a las embarazadas como “personas preñadas”, o, entre otras preguntas que se haya formulado, por qué una minoría estudiantil de la Universidad de Granada quiere imponer a la mayoría los baños multigénero, les recomiendo este libro: La revolución biopolítica.

Nano, la mujer gato (fuente El Ideal).

Escrito por el filósofo y académico italiano Vittorio Possenti, en esta obra el autor advierte del peligro de la moderna alianza entre el materialismo y la técnica que está poniendo en jaque a los seres humanos y a los principios éticos. En esta revolución donde se empieza a hablar del “posthumano”, el filósofo, sin demonizar la tecnología –sería una necedad obviar los extraordinarios avances, reitera en varias ocasiones–, y tampoco la disciplina biopolítica –que “siempre ha existido porque en todas las épocas ha habido una política sobre la vida, el bios, la higiene, la salud, la población”–,  reflexiona sobre la inquietante deriva actual que está dando sus primeros pasos para convertirse en una biocracia estatal: “una variante del humanismo secular es el humanismo tecnófilo, que se orienta hacia lo posthumano y los transhumano, escoltado por las nuevas tecnologías (bio, nano, info, neutro)”.

De este modo, entendiendo a las personas como individuos solamente físicos y por tanto relativizándolos, se busca gestionar los cuerpos como si fueran un producto, con la negativa consecuencia de vaciar de contenido al ser humano.

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El académico italiano profundiza en el origen, desarrollo, actualidad y perspectivas de futuro de esta revolución, proponiendo evaluar sus límites, las consecuencias perniciosas que pueden provocar en los seres humanos y redescubre el verdadero humanismo de raíz cristiana-personalista con el fin de aplicar modelos éticos que desbaraten las contradicciones y los experimentos de este individualismo deshumanizado que propugna el replanteamiento del hombre. El concepto de biopolítica, sus características y las aportaciones de la religión a esta disciplina y a la ética; el pluralismo moral de las sociedades actuales y lo que conlleva no tener una base común; los dilemas bioéticos en el diseño genético, la aplicación legislativa del biopoder y el debate público sobre la eugenesia, la eutanasia, la fecundación heteróloga, la clonación o las ventajas y desventajas de la manipulación de embriones.

Una variante del humanismo secular es el humanismo tecnófilo, que se orienta hacia lo posthumano y los transhumano. Entendiendo a las personas como individuos solamente físicos y por tanto relativizándolos, se busca gestionar los cuerpos como si fueran un producto, con la negativa consecuencia de vaciar de contenido al ser humano”.

En definitiva, aunque en ocasiones algunos argumentos filosóficos son muy conceptuales y por tanto pueden dificultar la compresión, en líneas generales se entiende perfectamente la explicación, lo que favorece que el libro esté abierto a un gran abanico de lectores. Por todo esto, si quieren conocer aún más la realidad en la que viven, si tienen curiosidad en saber el origen ideológico de los casos comentados al principio, si buscan comprender la deriva de la tecnología entendida como un fin y no como un medio, si quieren entender aún más algunos capítulos de la serie de televisión Black Mirror o la serie Westworld; si ya no recuerdan el significado de conceptos como persona, sexo, género, ser humano…; si quieren conocer las raíces, su actualidad y las consecuencias de estas ideas filosóficas-ideológicas, fusionadas con la técnica, en el hombre; si buscan entender el significado de conceptos como transhumanismo, biopoder, somatocracia o, entre otros, posthumano –que tan de moda se han puesto en la actualidad, aunque A. Huxley ya hablara de alguno de ellos –; si no tienen clara su opinión sobre la clonación, los vientres de alquiler o, entre otras cuestiones, la eutanasia, esta obra es una buena oportunidad para orientar sus inquietudes.

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Microrrelatos para la sociedad que no lee

En Literatura por

— El microrrelato surge como el último reducto para una sociedad que no lee, llena de urgencias, obsesiones, prisas y reducciones
— Con “Por favor, sea breve” revivirá en cuatro líneas un golpe de Estado, leerá la peculiar esquela de un ave Fénix y reflexionará sobre el miedo, la libertad, la muerte, el viaje, la felicidad o la soledad

A principios del siglo pasado, uno de nuestros escritores más queridos,  Juan Ramón Jiménez, predijo en su obra Cuentos largos la deriva de la literatura hacia la minificción en las siguientes décadas: «¡Cuentos largos! ¡Tan largos! ¡Ay, el día en que los hombres sepamos todos agrandar una chispa hasta el sol! (…), el día en que nos demos cuenta de que nada tiene tamaño, y que, por lo tanto, basta lo suficiente; el día que comprendamos que nada vale por sus dimensiones (…) y que un libro puede reducirse a la mano de una hormiga porque puede amplificarlo la idea y hacerlo universo».

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Geopolítica: claves para dominar el mundo

En Mundo por

«Piensa mal y te quedarás corto», dice un reciente refrán. A estas alturas de siglo, ya nadie duda ni tiene miedo de afirmar públicamente –sin ser tachado de lunático– que la intervención militar estadounidense en Afganistán (2001) e Irak (2003) fue por intereses económicos; es decir, una petroguerra que se justificó con muchísimas mentiras y falsedades para ganarse la opinión pública (como las no encontradas armas de destrucción masiva), y para dinamitar «legalmente» los principios de integridad territorial e independencia política de los Estados estipulados por la ONU en la carta de San Francisco; que en otras ocasiones han defendido a capa y espada como parte de su juego geopolítico: «Las guerras modernas se han convertido en la forma en que las naciones realizan sus negocios», afirmaba el militar alemán Colmar von der Goltz en el siglo XIX. Sin embargo… ¿qué son la geopolítica y la geoestrategia?

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Pedro Baños (Fuente: geoestratego.com).

¿Por qué Japón no vería con buenos ojos la unificación coreana? ¿Por qué EE. UU. mira con recelos a China tras la creación de un sistema de transacción monetaria que no utiliza el dólar? ¿Qué intereses económicos hay en Libia? ¿Y en Siria? ¿Por qué los africanos ven con simpatía la expansión de China en su tierra y, en cambio, desconfían de los países occidentales? ¿Por qué este país asiático protege al gobernante sudanés Omar al Bashir, acusado de crímenes contra la humanidad? ¿Por qué, entre otras muchísimas preguntas que nos hayamos podido hacer analizando la actualidad o la historia, «con frecuencia, los Estados que muestran mayor interés por la conservación de la paz son los que acumulan más armamentos»? Pues bien, si quieren responder a estas y otras cuestiones, es muy recomendable el libro Así se domina el mundo: desvelando las claves del poder mundial (Ariel, 2017): «Los fuertes hacen lo que desean y los débiles sufren sus abusos», expresó no hace mucho tiempo el historiador griego Tucídides.

Firmado por el coronel del ejército español Pedro Baños, uno de los mayores expertos en geopolítica, relaciones internacionales, terrorismo, estrategia, defensa y seguridad del mundo, en este libro desvela las pretensiones, los objetivos y las tácticas que emplean los países más poderosos para influir, dominar y controlar el panorama internacional. Dividido en seis capítulos escritos de manera muy pedagógica, con numerosos ejemplos, alegorías, mapas e ilustraciones para comprender mejor las lecciones (y con subtítulos tan sugerentes como «El mundo visto como patio de un colegio» o «El que parte y reparte se queda con la mejor parte»), el autor comienza la obra explicando los conceptos clave del juego geopolítico para entender cómo es el mundo actual (la ambición, la hipocresía, la rivalidad, el ambiguo concepto de «rebelde», el uso de la violencia o, entre otros temas, las dificultades que tiene el diálogo para solucionar conflictos cuando la irracionalidad se apropia de alguna de las partes).

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Geopolítica. Ilustración de Robert Maguire.

De esta forma, Baños se adentra en los principios constantes que han regido la geopolítica a lo largo de la historia (la situación de los recursos naturales en el planeta –coltán, oro, caucho…–, la energía –gas, electricidad, petróleo…– y el desarrollo tecnológico), con el propósito de entender por qué han sido y son fuente de conflictividad entre los países. A este respecto, además de analizar el papel que tendrán los recursos extraterrestres (de la Luna, de Marte, de satélites, etc.) como generadores de nuevos problemas entre las naciones, el estratega se apoya en numerosos hechos históricos universales para demostrar sus argumentos (desde las guerras Púnicas –s. III-II a. C.– hasta la actual situación en Ucrania y Rusia, pasando por los conflictos en Oriente Medio, las raíces de la I y II GM, la guerra de Cuba, los intereses que hubo para atacar Libia, los que hay actualmente en Siria, etc.).

Baños se adentra en los principios constantes que han regido la geopolítica a lo largo de la historia con el propósito de entender por qué han sido y son fuente de conflictividad entre los países.

Asimismo, entre otros interesantes temas que descubrirán sumergiéndose en la lectura, el autor nos revelará las extrañas, interesadas y efímeras alianzas entre países (Japón y Alemania, la URSS y los nazis, EE. UU e Irak, Rusia y EE. UU. etc.) y por qué «en las guerras futuras se multiplicarán las hostilidades financieras, en las que un país será subyugado sin que se derrame una gota de sangre». También, a lo largo de las páginas, podrán comprender a través de innumerables ejemplos históricos, las infalibles artimañas y estrategias que han llevado a cabo los Estados más fuertes –de toda índole política e ideológica–, y algunas organizaciones terroristas (como Daesh, Hamás, etc.), para conseguir sus objetivos (intimidaciones, controles, manipulaciones, disuasiones, engaños, operaciones de falsa bandera, cercos, espionajes, desinformaciones, presiones, abusos, divisiones, debilitamientos, dominaciones, interferencias, fraudes, trampas, mentiras y un largo etcétera): «El enemigo con problemas internos está maduro para ser conquistado», señaló hace poco el teórico de la política italiano Nicolás Maquiavelo.

Finalmente, Baños profundiza en los errores geopolíticos que han provocado que los países se tropiecen una y otra vez contra la misma piedra, imposibilitando el alcance de sus objetivos: como la ignorancia sobre la idiosincrasia de los pueblos (por ejemplo, Afganistán, Vietnam, Somalia, Rusia, etc.), la subestimación del enemigo, la exposición de las debilidades, el exceso de información y de confianza o la carencia de flexibilidad, entre otros. Por último, nos expone «los pecados capitales de la geopolítica» (el egoísmo, la soberbia, la avaricia, la gula, la pereza, la ira, la envidia e incluso la lujuria) como desencadenantes de los conflictos internacionales: «Las pasiones y las motivaciones humanas han cambiado poco en el transcurso de los milenios», dijo el periodista y analista político Robert D. Kaplan.

En definitiva, como afirma el autor, si quieren estar «alerta y no acabar manejados como meros títeres en manos de los grandes artífices del mundo»; si buscan conocer aún más la condición humana y saber cómo funciona el mundo desde el punto de vista geopolítico; por qué hay tantas desigualdades, injusticias e hipocresía, cuáles son las causas de los enfrentamientos actuales, de las guerras pretéritas y futuras, cómo nos afectan las decisiones de nuestros gobernantes, o las que emiten los que gobiernan a nuestros políticos y economistas… esta obra –que muy pronto se convertirá en un clásico de las relaciones internacionales– es una magnífica oportunidad para responder a sus inquietudes.

Este artículo ha sido reproducido aquí con el permiso expreso de Homo Viator

25 años sin la URSS: El comunismo “mata, mata”

En Historia/Mundo por

El 8 de diciembre de 1991, los presidentes de la repúblicas soviéticas que conformaban la URSS estamparon su firma sobre Tratado de Belavezha, con el que certificaban lo que, después de la caída del Muro de Berlín, era ya una evidencia: el fracaso del proyecto comunista en el siglo XX. Aunque los coletazos de la utopía proletaria llegan hasta nuestros días.

La disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la apertura al mundo de los pueblos que la conformaban permitió al mundo recordar muchos horrores que se creían enterrados desde el fin del Nacionalsocialismo, y descubrir otros aún mayores. Con motivo de esta efeméride reproducimos la siguiente reseña:

En una ocasión, el tan olvidado pero afamado miembro del círculo La desesperación del té –que reunió en la Residencia de Estudiantes de Madrid a ilustres artistas y literatos españoles contemporáneos– Pepín Bello, tras conocer la influencia ideológica que ejerció María Teresa León en su querido amigo Rafael Alberti, se preguntó: “¿Cómo alguien capaz de reflexionar se puede hacer comunista? Es la mayor negación de la libertad, algo repulsivo”.

Esta iluminadora inquietud de Pepín también nos la podríamos hacer nosotros, incluso la propia historia, cuando advertimos banderas comunistas en cualquier manifestación contra los recortes del Estado democrático. Pero la mayoría, paradójicamente, no lo cuestiona. Pues bien, hagamos un experimento: ¿qué pensarían ustedes si vieran en una manifestación democrática a personas con banderas o indumentaria nazi? Probablemente la crítica o la repulsa más vomitiva serían unánimes en la sociedad contra aquella expresión de la barbarie y crímenes del nazismo. Sigue leyendo

Razón de la Universidad: In Itinere Veritas

En Educación/Pensamiento por

Vivimos tiempos de profunda zozobra, esto ya nadie lo duda. La evidencia del desastre económico que padecemos es una muestra, pero no la única; la inestabilidad política al igual que la crisis artística, o la deshumanización del arte –que diría Ortega y Gasset–, la crisis educativa, el preocupante desequilibrio ecológico, “la insuficiencia de las doctrinas modernas –afirmaría Charles Péguy–, el vacío demasiado evidente, demasiado aparente, del intelectualismo moderno”, o la tristeza y el desencanto del hombre occidental –que tan genialmente refleja el poeta y novelista francés Michel Houellebecq en sus obras (Las partículas elementales, El mapa y el territorio y La posibilidad de una isla)–, son otras secuelas. Sigue leyendo

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