El banco, el sheriff y los mendigos
Al lado de mi casa, hay un local abandonado que desprende el aroma de las cosas proscritas por el tiempo en que vivimos. No hace mucho, perteneció a uno de esos bancos que la crisis obligó a reinventarse con el apoyo tácito de todos. En la entrada del local, por donde antes pasaban clientes y empleados, alguien ha colgado la fotografía en blanco y negro de una vieja película americana. En ella, aparece un sheriff clásico, con chaleco, estrella y pistola, que te mira directamente a los ojos amenazándote si eres un cuatrero en busca y captura y transmitiéndote la confianza de quien vela tus sueños si eres un honrado miembro de la comunidad.
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