Revista de actualidad, cultura y pensamiento

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José Ignacio Wert Moreno

(Madrid, casi 1984). Licenciado en Periodismo por la Universidad San Pablo CEU. He trabajado en Intermedios de la Comunicación, Onda Cero Radio, Popular TV, esRadio y Trece. Actualmente dirijo el programa XTRA! en Non Stop People (dial 23 de MoviStar+).

José Ignacio Wert Moreno tiene 16 artículos publicados

Juan Carlos I y la mala flecha

En España por

¿Cuándo terminó la Transición? En eso no hay consenso. Las primeras elecciones generales (15 de junio de 1977), la aprobación en referéndum de la Constitución (6 de diciembre de 1978), el fracaso de un intento de golpe de Estado (23 de febrero de 1981) o los primeros comicios que trajeron una alternancia en el Gobierno (28 de octubre de 1982) suelen ser los momentos más señalados. Sí existe cierta coincidencia en cuándo el reinado de Juan Carlos I alcanzó el cénit de su prestigio. (Así lo dice, por ejemplo, el podcast de Spotify XRay). Fue en los Juegos Olímpicos de Barcelona, inaugurados el 25 de julio de 1992. Si usted ronda mi edad, recordará el momento con cierta emoción. El arquero Antonio Rebollo tenía que conseguir que su flecha cayera exactamente encima del pebetero para encender la llama olímpica. “Pero, ¿y si falla?”. A los ocho años el ridículo del fracaso hipotético centra toda la atención del instante, convenientemente cebado por los comentaristas, Olga Viza y Matías Prats. Pero Rebollo no falló y el lanzamiento culminó con el fuego y los aplausos.

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Catalanicidad fecundante

En España por

Una de las peores cosas de esta década de procés es cómo ha contaminado la ética y la estética de la protesta política. Hagan la prueba de sustituir mentalmente por esteladas las banderas españolas de las manifestaciones de algunos barrios madrileños. El paralelismo viene de lejos. (O de todo lo lejos que cabe en este paréntesis que ha detenido el tiempo).

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Para qué sirve un Gobierno

En Cuarentena/España por

Un Gobierno no es un “think tank”. Es un Gobierno. Para hacer las funciones de un “think tank” ya están los “think tank”. El razonamiento, digno de Groucho Marx, resulta pertinente cuando se piensa en el ejecutivo de Pedro Sánchez. La presente crisis pone en cuestión las prioridades que han marcado el debate público en los últimos tiempos. Se acuerda ahora uno del “pin parental” y se le dibuja en el rostro la sonrisa condescendiente de quién evoca alguna gansada juvenil. ¡Éramos tan tontos! Abundan las bolas de cristal con prolijas predicciones del futuro. Aquí no vamos a llegar tan lejos. Pero sí dejaremos constancia de un pálpito: los grises gestores, pendientes de antemano de aquello que su ciudadano todavía no puede saber que le preocupa, cotizarán al alza frente a líderes carismáticos construidos a base de markéting político e ideas-fuerza paradójicamente débiles. Los acuerdos prácticos para el conjunto de la sociedad deberían imponerse al enfrentamiento prefabricado que busca del votante la adhesión propia de un hincha futbolístico.

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Rivera ‘classic’

En España por

Esta vez sí. Albert Rivera ha muerto políticamente después de trece años de esquelas que tuvieron que ser tiradas a la basura justo antes de ser publicadas. A unos pocos días de cumplir cuarenta años. La “nueva política” se ha cobrado su primera pieza. Es un ejemplo ilustrativo de su principal característica: la velocidad. Los ciclos se abren y se cierran en meses. Las situaciones no se asientan. El relato político consiste en una sucesión de giros que vuelcan por completo el panorama. La lógica de las series de televisión aplicada a la realidad. Convendría levantar el pie del acelerador. España merece una temporada serena dominada por la rutina

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El regreso de la arruga del activismo

En Asuntos sociales por

Conviene no subestimar a Greta Thunberg. Por lo pronto, ha resucitado a “Hanoi” Jane. “La vejez es un tirano que prohíbe, bajo pena de muerte, todos los placeres de la juventud”, me dice el buscador de citas que dijo François de La Rochefoucauld. En cualquier caso, no si eres Jane Fonda.

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El nuevo ‘nasty party’

En España por

Hay un aspecto en el que Ciudadanos sí ha conseguido ocupar la posición del PP. Los de Rivera son, a día de hoy, el “nasty party”. La expresión fue acuñada en 2002 por la (todavía) actual primera ministro del Reino Unido, Theresa May. Aquí nos llegó en versión traducida por Esperanza Aguirre. En pleno apogeo pre-Irak del laborista Tony Blair, May quiso hacer ver a sus conmilitones (¡qué grandes palabras tiene nuestra lengua!) que los conservadores británicos no volverían a Downing Street mientras un número tan elevado de votantes les percibiera como un partido “desagradable”. (“Nasty” tiene varias acepciones, que van desde lo antipático a lo sucio y repugnante). La falta de atención a las minorías y la escasa empatía hacia los desfavorecidos estaban entre los motivos que expuso la dirigente.

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Un camino de Dolor y Gloria, por Pedro Almodóvar

En Cine por

Dolor y gloria no es una obra maestra. Pero es la película más cuajada y más notable que firma su autor desde la última que mereció tal calificación, Volver, hace ya trece años. Desde entonces, Pedro Almodóvar ha dirigido títulos fallidos – ‘Los abrazos rotos‘ -, interesantes – ‘La piel que habito‘ y ‘Julieta‘ – y directamente horribles – ‘Los amantes pasajeros‘ -. Cada uno era diferente del anterior, pero todos tenían algo en común: un aire postizo en diálogos y situaciones. ‘Dolor y gloria‘ confirma lo que antes era sólo una sospecha fundada: su director vive aislado de la realidad. Si ‘Volver‘ transmitía tanta autenticidad“mi Borja, que me lo han vuelto a apercibir de expulsión”– era por la influencia, reconocida por el propio Almodóvar, que en ella habían tenido sus hermanas.

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Vente a Alemania, PP

En España por

Hace casi cinco años, la irrupción de Podemos -cinco escaños en el Parlamento Europeo- pilló a la “clase política” con el pie cambiado. Muchos ojos se posaron entonces en el PSOE. Que el entendimiento sería la tónica con Izquierda Unida (IU) se daba más o menos por descontado, pero ¿qué haría el partido mayoritario del centroizquierda con la nueva formación, de tinte tan rupturista respecto al orden (constitucional) establecido? Sigue leyendo

El “sapo” que no quieren tragarse los futbolistas

En Cuero por

Lo hemos consentido, y ya se ha convertido en una costumbre. Ahora, los jugadores de fútbol “dejan” la Selección. En las últimas semanas, Gerard Piqué y David Silva se han apuntado a la moda. ¿Cómo es posible que se haya generalizado un gesto tan absurdo? Me temo que todo comenzó con Fernando Hierro. Su anuncio durante el Mundial de Corea y Japón de 2002 abrió la veda. No era por la edad (los mismos 34 que ahora mismo contemplan al que suscribe), dijo, sino por centrarse en el Real Madrid. Con la selección había “cumplido un ciclo”. Las especiales circunstancias del jugador –trece años de internacionalidades, 89 partidos y 29 goles que entonces le convertían en el mayor anotador histórico- vistieron de cierta “normalidad” el anuncio. En buena hora.

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Pablo Casado: el triunfo del apparátchik

En España por

Se detecta entusiasmo ante la elección de Pablo Casado (Palencia, 1981) como nuevo presidente del Partido Popular. No deja de resultar sorprendente: el joven líder representa muchos de los males que se han señalado hasta la náusea durante la última década de desafección política. Es casi un perfecto apparátchik, ese término coloquial de la etapa soviética con el que se designaba a aquellos funcionarios de responsabilidades difusas cuyo único mérito tangible era el correspondiente carnet del Partido Comunista. Los ocho años (1999-2007) que tardó en aprobar la carrera de Derecho dan idea de su ambición académica. El dato ha pasado casi desapercibido, gracias al mayor ruido generado por sus algo dudosas titulaciones de postgrado. Se ha publicado que sólo terminó –en un llamativo sprint final- porque fue la condición que le puso su mentora, Esperanza Aguirre, para incluirlo en las listas de las elecciones autonómicas de 2007. Sigue leyendo

Los graciosos de la clase

En España por

Era uno de nuestros pasatiempos favoritos en primero de carrera. La hoja de asistencia, un folio en blanco que teníamos que ir completando con nuestros nombres, ofrecía un sinfín de posibilidades para el gamberrismo ingenuo. Junto a las identidades reales –no era cosa de ir a clase para nada- se iban añadiendo otras, que podían ir del juego de palabras de patio de guardería –Paco Mer- a cualquier celebridad evocada entre risas por el más absurdo motivo en el último descanso.

No me acuerdo de casi nada de sus lecciones, pero sí del momento en que, pasando lista con la citada hoja como toda fuente, un prestigioso profesor de Economía pronunció el nombre de Michelle McCainn (aquella oronda cantante de la Orquesta Mondragón, entonces en efímero revival por su condición de jurado en un “talent” de medio pelo) esperando obtener una respuesta. Sigue leyendo

El cometa Màxim Huerta

En España por

Lo malo de subir tanto el listón es que luego hay que saltarlo. Es una de las varias conclusiones que hemos sacado en claro del fulgurante paso de Màxim Huerta por el ministerio de Cultura. (“Como el cometa Halley a la Tierra, aquel gran hombre se acercó unos meses al Consejo de Ministros”, decía Leopoldo Calvo-Sotelo de otro ex titular de la cartera, Ricardo de la Cierva, en su muy recomendable Memoria viva de la transición).

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Pues sí había huevos

En España por

Pedro Sánchez Castejón ya es el séptimo presidente del Gobierno de España en el presente período democrático. La sucesión de carambolas que le ha llevado al cargo será digna de estudio de aquí a no mucho. Por lo pronto, podemos hacer un pequeño repaso, desprovisto todavía de la perspectiva que sólo da el tiempo. En el fondo, no ha podido resultar más español. Ha sido un “a que no hay huevos” llevado hasta sus últimas consecuencias.

La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el conocido como “caso Gürtel” causó un seísmo que sólo se explica desde que el devenir político ha pasado a ser retransmitido en directo por televisión. ¿Es grave? Gravísima. La condena civil al Partido Popular (PP) como partícipe a título lucrativo es de una extrema importancia. Sigue leyendo

Un presidente en mi sopa

En España por

Los programas de debate/espectáculo son los ríos que van a dar a la mar, que es Miguel Ángel Revilla. El presidente de Cantabria se ha convertido en el contenido estrella de cualquier tertulia. En conexión dúplex o, preferiblemente, en plató. El carismático líder regionalista se planta en el salón de casa con la misma familiaridad que se presentaba en La Moncloa subido en un taxi.

Revilla siempre ha cuidado mucho el gesto y ha tenido olfato para detectar el gusto del público. No el del electorado, que jamás le ha distinguido con la primera posición en unas elecciones, sino el de la audiencia televisiva. De ahí que cultivara ese tipo de imagen – el taxi, las anchoas, yo soy uno de vosotros y no uno de ellos… esa astucia de José Bono tornada ya en caricatura- en los tiempos en los que el rechazo hacía el político se podía intuir pero todavía no constatar. Sigue leyendo

Lo que opine el personal

En Periodismo por

 

Al “yo he venido aquí a hablar de mi libro”, de Francisco Umbral, le pasa lo mismo que al “siempre nos quedará París”, de Casablanca. Lo más interesante se dice justo después de la frase que ha pasado a la historia. “Lo habíamos perdido hasta que viniste a Casablanca, pero lo recuperamos anoche”, se viene a decir en la película de Michael Curtiz. “(…) y no a hablar de lo que opine el personal, que me da lo mismo. Porque para eso tengo mi columna y mi opinión diaria”, prosigue el escritor tras una sentencia de cuyo triunfo da fe de la manera en que ha pasado a formar parte del habla popular. Es irresistible como chascarrillo para cualquier autor en promoción. Y aún más, se usa no pocas veces para reorientar una conversación cuando uno de los participantes percibe que ésta se ha desviado de su cuestión fundamental.

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PP y Ciudadanos: la derecha bicéfala

En Cultura política/España por

El pasado 15 de enero, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dijo que su partido tenía que “aglutinar todo ese voto de izquierdas en torno a la única fuerza que puede ganar a la derecha bicéfala”. Como toda expresión surgida del argumentario de una formación política, tiende a la simplificación. Pero da una idea muy gráfica –esa era, nos tememos, la intención- del nuevo escenario que la irrupción de Ciudadanos ha traído consigo. La frenética sucesión de elecciones del período 2014-2016 ha hecho difícil encontrar el reposo necesario para hacer la digestión de tanta novedad. Ya con cierta perspectiva, unos y otros van asimilando la realidad: el centro-derecha ha dejado de ser propiedad exclusiva del Partido Popular (PP). Sigue leyendo

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