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Bárbara Barón

(@Barbara_Baron) Periodista y licenciada en Derecho. Madrileña. Lectora y viajera incansable, aprendiz perenne y discutidora apasionada. Corresponsal en España de L'Observateur du Maroc y de Pouvoirs d'Afrique y redactora de La Información.

Bárbara Barón tiene 2 artículos publicados

Curar el cáncer con Coca-Cola

En España por

Un hombre va al médico aquejado con un fuerte dolor de estómago. El doctor, llamémosle PSOE, le estudia detenidamente y concluye, erróneamente, que el paciente tiene una úlcera gravísima. Rápidamente, le receta un medicamento buenísimo con una eficacia asegurada en el 100% de los casos. El individuo vuelve a casa y sigue el tratamiento al pie de la letra, pero el dolor de estómago no desaparece.

Decide pedir una segunda opinión y se dirige a un especialista llamado PP que anuncia tener la solución para los males de estómago. Confiado, se deja realizar muchísimas pruebas y espera impaciente el diagnóstico del doctor. “Usted padece una gastroenteritis aguda”, le dice equivocadamente. Le promete que si hace una dieta estricta y toma unas pastillas de última generación, su problema desaparecerá en poco tiempo. El hombre entusiasmado cumple a rajatabla las indicaciones del médico, pero su dolor se incrementa cada día. Sigue leyendo

La democracia, más viva que nunca

En España por

Al principio todo va bien, los trabajadores se unen en función de sus intereses y los dos grupos mayoritarios se van alternando el poder. Los hijos de los trabajadores se educan en las escuelas y todos reciben asistencia sanitaria gratuita.

Pronto, las dos agrupaciones se van acomodando en el poder. Aceptan sobornos, roban el dinero de la empresa, despilfarran los recursos y recortan las partidas destinadas a sanidad y educación.

Los empleados empiezan a enfadarse. Cada vez viven peor, sus sueldos son más bajos, los precios más altos y la corrupción es escandalosa. Un buen día, uno de ellos alza la voz y denuncia los desmanes de los gobernantes. Pero no para ahí. Dice también que la culpa es de las normas que la dueña de la empresa estableció en su día. Por ellas, dice, se ha llegado a esa situación. Ergo la culpa es de ella. De la democracia. Sigue leyendo

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